Después de la accidentada llegada a Antananarivo, la dura etapa en el Oeste y el descubrimiento de Ranomafana, llegamos a la parte más placentera del viaje: las playas de Ifaty, al Sur de Madagascar. 4 días de relax, mar, paseos y buena comida para terminar nuestro viaje malgache con el mejor sabor de boca. ¡Y prácticamente solos! Porque aquí no saben lo que es la aglomeración turística… ¡Si buscas destino para tu Luna de Miel, ésta es una gran opción!
Lo primero, ¿cómo se llega a este oasis de mar y paz? Puedes coger un avión desde la capital, Antananarivo, hasta Tulear, pero solo Air Madagascar (actualmente Madagascar Airlines) realiza vuelos internos en la isla y, al menos cuando nosotros estuvimos allí, solía cancelarlos. Consulta si las condiciones de esta aerolínea han mejorado y ya hay reviews más positivas. En caso contrario, descartaríamos esta opción. La otra vía es por carretera, por la RN-7, de nuevo hasta Tulear. Esta parte de la autovía malgache, desde el centro hasta el sur, está bastante bien mantenida y por el camino te hartas de ver baobabs. Desde Tulear la única alternativa hacia Ifaty es una pista de tierra que va en paralelo a la costa y desde la que se accede a los pueblecitos pesqueros y hoteles.
¿Dónde alojarse? Aunque lejos de lo que entendemos en Europa por explotación turística, esta zona de Madagascar cuenta con bastantes hoteles de calidad, con buenos servicios e instalaciones. Nosotros estuvimos en Le Paradisier y como su propio nombre indica, era como estar en el paraíso: cabañas de piedra y madera frente al mar (lo de primera línea de playa se queda corto), una cama enorme donde te despertaba el sonido de las olas y una piscina infinita con vistas al Índico. De lujo. Advertencia: las cabañas no disponen de enchufes, para cargar los aparatos electrónicos hay que ir a recepción.
¿Dónde comer? Las opciones son más limitadas al estar en hoteles aislados y a gran distancia entre sí. Nos dimos largas caminatas por la orilla en un sentido y otro y apenas llegamos a vislumbrar a lo lejos algún pueblecito y a pasar por delante de otros hoteles homólogos al nuestro. Por tanto, la primera y principal alternativa para comer es el restaurante de Le Paradisier. Teníamos el desayuno incluido en el precio de la cabaña y fue el mejor y más abundante de todo el viaje, así que por ese lado ninguna queja. La cocina era buena, aunque los precios fueron los más altos de los que pagamos en todo el itinerario y sólo había 3 platos a elegir en cada comida. Afortunadamente, a 10 minutos de paseo por la orilla había un restaurante a pie de playa, Le Jardin du Beravy, con una carta extensísima con todos los ingredientes malgaches típicos, desde zebú hasta pescados y mariscos, a precios más que razonables.
¿Qué hacer? Lo primero, descansar y relajarse: olvidarse del coche, de las carreteras, de los desplazamientos constantes… Después de 2 semanas de pueblo en pueblo, créenos, es muy de agradecer. Pero si 4 días de estar tirado en la hamaca son mucho para ti (para nosotros lo es), hay diferentes alternativas:
Y por último, como en todas las paradas de nuestro viaje, disfrutar del atardecer diario, con ese cielo rojizo tan especial, esta vez encima en combinación con el océano.
Te agradezco este escrito, ya que no tenía mucho tiempo para estar en Madagascar, decidí no ir, pues tenía pensado hacer algunos lugares en avión. Lo dejaré para más adelante. No tengo tiempo de sobra por si existen cancelaciones. Gracias
Felicidades por tu blog!! Que fotazas! La verdad que llevo tiempo queriendo ir a Madagascar y con esto me dan mas ganas todavía. Un saludo desde http://www.paradaenruta.com
Muchísimas gracias por tu comentario!!! La verdad es que hay lugares donde es fácil hacer fotazas. Si te animas a ir a Madagascar y necesitas algo, ya sabes dónde estamos
Muchísimas gracias por tu comentario!!! La verdad es que hay lugares donde es fácil hacer fotazas. Si te animas a ir a Madagascar y necesitas algo, ya sabes dónde estamos 😉