El desierto de Atacama es el más árido del mundo. Este título se lo debe a su situación geográfica, a unos 3.000 metros de altitud de media, pero llegando hasta los 5.000: el Altiplano al norte, que para las precipitaciones procedentes de la selva Amazónica, la costa del Pacífico al este, con anticiclones permanentes, y los Andes al oeste, que concentran las lluvias en la vertiente contraria a Atacama de modo que llegan sin agua tras cruzar la cordillera. Es decir: ley de Murphy en estado puro. Varias carambolas meteorológicas juntas hacen que este desierto sea el más seco del planeta. A cambio, es el mejor lugar para mirar al cielo y leer sus estrellas y galaxias: por la altura a que se sitúa, la ausencia de nubes y la escasa humedad en el aire, principal causante de la distorsión en la observación con telescopios. Y es un gran foco turístico, con montones de viajeros que cada año acuden a descubrir los misterios ocultos de Atacama.

¿Y cuáles son? A parte de lo obvio (el desierto) puedes ver géiseres, lagunas de mil formas y colores (por la gran variedad de minerales presente en la zona), volcanes, un salar, la fauna y flora tan particular del altiplano y las estrellas más brillantes que hayas avistado nunca. Casi nada. Desde que llegas, te sientes como en otro planeta y si has visto películas que recrean Marte, te vendrán a la cabeza sus imágenes sin parar.

Como ya te avanzamos, tomando San Pedro como nuestro punto de partida, éstas son las excursiones con las que descubrimos Atacama:

El observatorio astronómico ALMA. Es el mayor del mundo, fruto de la asociación internacional de un elevado número de países (EEUU, Europa, Japón…). Su labor se centra en el estudio de las ondas submilimétricas de la luz, no perceptibles al ojo humano, a través de 66 antenas que funcionan las 24 horas del día, puesto que no se ven afectadas por el sol o la noche. Su objetivo es descubrir montones de cuestiones super complejas e incomprensibles para la mayoría, pero en última instancia, se trata de averiguar el origen del cosmos (casi nada).

En las instalaciones de ALMA pudimos ver de cerca una de sus 66 antenas de observación radio astronómica, que estaba en mantenimiento

En las instalaciones de ALMA pudimos ver de cerca una de sus 66 antenas de observación radio astronómica, que estaba en mantenimiento

Realizan visitas guiadas gratuitas de unas 4 horas de duración, donde muestran las instalaciones del área administrativa y explican su funcionamiento y actividad, además de dar una pequeña clase didáctica de astronomía. El tour nos encantó y en este post te explicamos qué es ALMA y cómo visitarlo con mayor detalle: pese a que sabemos que es un lugar menos típico y conocido que el resto de los que nombraremos en este post, fue posiblemente el que más nos aportó y recordaremos.

Laguna Cejar, Ojos del Salar y laguna Tebinquinche. Esta excursión requiere que lleves bañador y protector solar y sólo es posible hacerla por las tardes: partimos a las 4 y terminamos casi a las 9 de la noche. Fuimos en furgoneta, en un grupo de 10 personas y nos adentramos en el salar de Atacama para descubrir algunas de sus lagunas más significativas:

  • Laguna Cejar comprende en realidad 3 lagunas cuya característica más destacada es que tienen una altísima concentración de sal. En la laguna Piedra es posible bañarse y comprobar cómo puedes flotar debido a su elevado contenido en sal (7 veces el nivel del mar). En otra laguna se avistan flamencos y demás aves y por ello no está permitido el baño, para no molestarlas. Y en la laguna Cejar, la que da nombre al conjunto, es imposible siquiera acceder a su orilla: contiene tanta sal que incluso se forman placas sólidas afiladas y cortantes.
  • Los ojos del salar son 2 profundísimos pozos de agua salada (ni siquiera están seguros de hasta qué altura descienden): sólo puedes bañarte en uno de ellos pero la competición de saltos que se forma entre los visitantes es ya de por sí un espectáculo.
  • La laguna Tebinquinche es la que más nos impresionó y donde además disfrutamos de un maravilloso atardecer. Está formada por las pocas precipitaciones que caen en el desierto de Atacama y por el deshielo de los picos que la rodean. Su profundidad es muy escasa (apenas centímetros) pero forma un espectáculo de colores que te hace dudar de en qué planeta estás: las montañas doradas por la luz del sol de fondo, el agua que pasa del azul oscurísimo al celeste e incluso al blanco y las orillas de tierra oscura casi negra. 
Atardecer en la multicolor laguna Tebinquinche

Atardecer en la multicolor laguna Tebinquinche

Géiseres del Tatio. Para ver este campo de 80 géiseres, el tercero más grande del mundo, necesitarás darte un buen madrugón, ponerte toda la ropa de abrigo encima posible y soportar los 4.000 metros de altitud a que se encuentra. El amanecer es el momento más frío del día y por tanto, las fumarolas, por el contraste de temperatura mayor, son más espectaculares. En este post te contamos más sobre los géiseres del Tatio y cómo visitarlos.

Caminando entre los géiseres del Tatio al amanecer

Caminando entre los géiseres del Tatio al amanecer

En el regreso a San Pedro además se atraviesa el altiplano y se realizan varias paradas para admirar el paisaje, la fauna local (llamas, vicuñas, viscachas, guatas…) y algún pueblo típico como Machuca, donde poder comer algo también.

Valle de la Luna. Otra excursión que se realiza por la tarde de cara a poder ver atardecer en el desierto (de 4 a 9). El Valle de la Luna es un paisaje único, no hemos visto nada parecido (bueno sí, en las películas sobre Marte): una extensión de tierra rojiza y blanca por estar cubierta de sal, con formas de todo tipo y rodeada de espectaculares acantilados. Se puede acceder en bicicletas que se alquilan en San Pedro (los más valientes) o en coche (como fue nuestro caso). En el tour, observas primero el valle desde fuera, desde las alturas, en el mirador del Coyote, para después recorrerlo por dentro, en coche y caminando. La guinda final es subir a una duna de unos 100 metros de altura, desde donde ver el atardecer sobre el valle y los acantilados.

Vista del Valle de la Luna desde el mirador del Coyote

Vista del Valle de la Luna desde el mirador del Coyote

Tour de las estrellas. Y finalizamos como empezamos: con astronomía. Porque si estás en el mejor lugar del mundo para observar el cielo, ¿cómo no hacerlo? Aunque muchísimas agencias ofertan el tour astronómico, en este caso sí hay diferencia y te recomendamos que confíes en Space (San Pedro de Atacama Celestial Explorations), porque poseen un centro astronómico propio situado a 10 kilómetros de San Pedro y cuentan con científicos y con muchos telescopios que incluso alquilan a nivel profesional. La actividad consiste en una primera parte de observación del cielo con los ojos, en que explican qué estrellas y constelaciones identificar y cómo hacerlo; una segunda parte de observación con 10 telescopios, cada uno apuntando a un objeto diferente (una estrella, un planeta, una nebulosa…), y si la Luna está visible puedes tomar fotografías a través de uno de ellos; y por último, te sirven una bebida caliente y puedes hacer preguntas y consultas.

En Space aprendimos a mirar el cielo y pudimos observarlo a través de 10 de sus telescopios

En Space aprendimos a mirar el cielo y pudimos observarlo a través de 10 de sus telescopios

Nos quedaron pendientes otras excursiones que es posible realizar desde San Pedro (el salar, las Piedras Rojas, las termas de Puritama…) pero no teníamos tiempo suficiente y nos aguardaba Bolivia. Desde luego lo que vimos, nos encantó y emocionó y esperamos haber logrado que el desierto de Atacama entre en tu lista de lugares imprescindibles que visitar.

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

13 Comment on “Desierto, géiseres, llamas y estrellas en Atacama

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