Si eres habitual del blog, ya conocerás una de nuestras secciones preferidas, #viajarparaver, en la que descubrimos todas esas curiosidades, frikadas o simplemente tontadas que llaman nuestra atención mientras viajamos. No todos los países nos dan el mismo juego en este sentido. Hasta ahora la estrella había sido Madagascar, pero, contra todo pronóstico, Perú también ha sido una fuente de grandes descubrimientos… 

Si fuiste un estudiante medianamente aplicado en el colegio y el instituto, recordarás que en Perú estaban los incas, que eran muy guerreros y tenían un gran Imperio, hasta que llegó Pizarro allá por el 1.530 y lo conquistó para España. ¿Y qué había antes de los Incas? Simplificando mucho, montones de pueblos anteriores, con diferentes culturas y tradiciones, que se fueron alternando en el tiempo. Pero lo más importante es que Perú es una de las cunas de la civilización humana y no precisamente por los Incas, pues estos “tan sólo” reinaron desde el siglo XII. Entre 3.000 y 1.800 A.C. se desarrolló en la costa norte y central de Perú la civilización Caral, la más antigua de todo América y contemporánea de Mesopotamia, Egipto o la India. Si te interesa averiguar más sobre la historia de Perú, el museo Inkariy, en pleno Valle Sagrado, es una visita muy interesante: han recreado las principales civilizaciones peruanas, con reconstrucciones de cómo vivían, se vestían, etc.

Esquematización de las principales civilizaciones de Perú en el Museo Inkaryi

Esquematización de las principales civilizaciones de Perú en el Museo Inkaryi

Precisamente en este museo pudimos ver uno de los aspectos de estas civilizaciones peruanas antiguas que más nos alucinó: las deformaciones craneales de los Paracas. Esta cultura se desarrolló en la zona del mismo nombre (en la costa peruana, al sur de Lima) entre los años 700 A.C. y 200 D.C. Fueron unos maestros de la cerámica y los tejidos pero lo que más llama la atención es que practicaban las deformaciones de cráneo. Con palos y ataduras que aplicaban desde bebés, las clases de la élite buscaban diferenciarse físicamente del resto del pueblo llano. El resultado eran cabezas de alien totalmente: cráneos alargados en forma de cono o bien achatados (¡igualito que los extraterrestres de Mars Attacks!). No queremos imaginar los dolores de cabeza que tuvieron que sufrir…

Representación de los Paracas en el museo Inkariy donde se aprecian las deformaciones craneales

Representación de los Paracas en el museo Inkariy donde se aprecian las deformaciones craneales

Volviendo a los incas, esos a los que sí conocemos, porque, recuerda, los estudiamos en el cole, ¿no? Pero, ¿cuánto les conocemos? Pues más bien poco. La historia nos la han enseñado desde el lado de Pizarro, claro… Recorriendo Perú descubrimos muchísima información fascinante sobre el Imperio Inca gracias a los fantásticos guías de Viajes Pacífico: la rapidez de su expansión (en solo 100 años conquistaron media Sudamérica), su organización política y económica (básicamente, eran comunistas), sus grandes conocimientos en astronomía, construcción antisísmica, ingeniería hidráulica…, sus grandes desconocimientos (¡no descubrieron la rueda!) y un largo etcétera. Entre toda, ¡he aquí el típico dato insulso que nos sorprendió sobre manera! Una de sus costumbres sociales principales era el matrimonio de prueba, denominado sirvinacuy. La pareja se comprometía y convivía durante meses o años antes de unirse oficialmente en matrimonio, con el fin de comprobar que efectivamente su relación sería fructífera. Esta tradición sigue vigente hoy en día en muchos lugares de Perú y como tal se mantiene. ¡Y nosotros creyéndonos modernos con las parejas de hecho!

La isla de Taquile, en el lago Titiicaca, es uno de los lugares donde se conserva la costumbre del matrimonio de prueba

La isla de Taquile, en el lago Titiicaca, es uno de los lugares donde se conserva la costumbre del matrimonio de prueba

Y es que las creencias y costumbres precolombinas siguen muy presentes en la sociedad actual peruana, entremezcladas con las heredadas de la conquista española. La religión es el mejor ejemplo. La gran mayoría de peruanos son fervientes católicos y acuden regularmente a sus iglesias. Sin embargo, tienen una fé igual de fuerte en las deidades de la montaña, la tierra, el cielo… Las creencias andinas, pre católicas, al fin y al cabo. Como nos explicaban, el peruano va a misa el domingo y al salir, en su casa, hace una ofrenda a la Pacha Mama (la Madre Tierra). Para ellos es cien por cien compatible. Y esto también se traslada a la iconografía y arquitectura de sus iglesias: símbolos andinos en las fachadas, estatuas de vírgenes y santos vestidos con los trajes típicos andinos, pinturas de ángeles con alas de aves exóticas o niños Jesús mirando al Sol… La amalgama de símbolos no deja indiferente.

Estatua de la Virgen, ataviada con un traje típico del folklore andino

Estatua de la Virgen, ataviada con un traje típico del folklore andino

Que la gastronomía peruana está de moda a nivel internacional no es ningún secreto. Y que nos encanta comer en nuestros viajes, tampoco. Así que, como era de prever, la cocina ha sido uno de los puntos fuertes de Perú para conquistarnos. En las zonas de costa, el plato estrella es el ceviche: trozos de pescado blanco macerado con cebolla y jugo de limón y lima. En el interior, se estila más la carne, sobre todo de alpaca. Pero también es muy típico, y menos conocido fuera de Perú, el cuy. Se trata de un pequeño roedor que también conocemos como “conejillo de indias” y que preparan a la parrilla. Hemos de reconocer que tuvimos nuestros reparos para probarlo… Pero los peruanos son grandes entusiastas de esta especialidad. En varias iglesias incluso vimos cuadros de la Última Cena de Cristo en que pintaban a Jesús y los Apóstoles degustando un plato de cuy.

Pintura de la Última Cena en la Iglesia de la Compañía, Arequipa, donde puede verse el cuy como plato principal

Pintura de la Última Cena en la Iglesia de la Compañía, Arequipa, donde puede verse el cuy como plato principal

Con todo, el plato de carne por excelencia en Perú es la alpaca. Se trata de una especie de camélido, prima hermana de la llama. Se cría únicamente en el altiplano y fue domesticada hace siglos. Tanto es así que en Perú se encuentra el 89% de su población mundial. En realidad la alpaca es para los peruanos lo que la vaca para nosotros: se aprovecha su leche, su pelo, su carne… De hecho, mucho más apreciado aún que la carne, es el tejido elaborado a partir de su lana y que venden en todas las tiendas del país. La “baby alpaca”, obtenida del primer esquilaje del animal, es la más cara: un jersey sencillo cuesta alrededor de 100 euros. ¿Dónde reside su valor? En que es una lana ligera y fina pero adaptable tanto a ambientes frías como más cálidos. No en vano los animales altiplánicos, para sobrevivir al clima extremo de estas regiones donde se pasa de los 20 grados a temperaturas bajo cero en el mismo día, han desarrollado mecanismos como éste de las alpacas y su fino (y eficiente) pelaje.

Alpaca

Alpaca “suri” (uno de los 2 tipos que existen) con sus características lanas tipo rastas

¿Y qué habría sido del mundo tal y como lo conocemos sin la patata? O sin la papa, como se la conoce en Perú (palabra quechua en realidad). Este alimento que se cultivaba inicialmente en el altiplano de Sudamérica se ha convertido en uno de los más consumidos a nivel mundial. En Perú crecen miles de especies distintas y, como solían decirnos, “aquí es raro que en el mismo cocido coincida un solo tipo de papa”. Las hay blancas, moradas, amarillas, coloradas, dulces… ¡En la variedad está el gusto! Y por si no tuviesen suficientes papas para varias vidas, también las deshidratan para conservarlas. El chuño es el resultado de la liofilación de la patata, un procedimiento que se usa desde hace siglos y que permite almacenar las papas y consumirlas incluso años después. En los mercados peruanos es común encontrarlo en dos formatos: blanco y negro.

En Perú hay miles de especies de papa, de diversas formas, colores y sabores

En Perú hay miles de especies de papa, de diversas formas, colores y sabores

El otro nutriente básico es el maíz. Aunque es originario de México, se extendió rápidamente por el resto de América y Perú es la región del mundo donde se ha generado mayor número de variedades. Se han registrado más de 50 y es habitual ver en mercados y tiendas mazorcas de distintos tamaños y colores. En el Valle Sagrado, por ejemplo, se cultiva la especie con el grano de mayor tamaño. También es muy habitual (y curioso de ver) el maíz morado, del que se extrae una bebida extremadamente dulce, llamada chicha morada, muy común en los restaurantes.

Perú es la región del mundo con mayor diversidad de tipos de maíz

Perú es la región del mundo con mayor diversidad de tipos de maíz

Aunque para bebida típica, por supuesto, ¡el pisco! Hay una pequeña guerra abierta entre Chile y Perú por la autoría de este licor y en ambos países es igual de célebre. El pisco es aguardiante de uva y tomado así directamente a palo seco es fuertecito (como beberse un chupito de orujo) pero mezclado con frutas y en cocktail, es una maravilla. El formato más frecuente es el pisco sour: pisco, zumo de limón, clara de huevo y hielo, mezclado y agitado coctelera mediante. En Sudamérica no existía la vid hasta que llegaron los europeos y en la región costera de Perú fue uno de los lugares donde mejor pudo cultivarse, hasta tal punto que el virreinato peruano exportó su vino a Europa. Así que el siguiente paso al vino fue el aguardiente. ¿Y por qué se llamó “pisco”? Porque así denominaban en quechua a las vasijas donde se almacenaba el líquido. Y de ahí también el nombre de la ciudad homónima en la zona de Ica, de dónde salía la mayoría de producción de esta bebida y donde aún a día de hoy se encuentran muchas bodegas que se pueden visitar.

Vasijas (piskos) en las bodegas peruanas de Tacama, en Ica

Vasijas (piskos) en las bodegas peruanas de Tacama, en Ica

Quizá el pisco sea más popular a nivel internacional, pero la inka cola es mucho más común en el día a día peruano. Esta bebida gaseosa, sin alcohol, de sabor sumamente dulce y color casi fosforito, está compuesta por hierba luisa y otros componentes mágicos que forman parte de su fórmula secreta y fue creada en Perú. Es tan consumida allí que supera incluso en ventas a la Coca-cola. Por ello en 1999 la empresa de la chispa de la vida adquirió la de Inka Cola, así que ahora el dinero va al mismo bolsillo.

Donde fueres, haz lo que vieres: una inka cola y un aperitivo de maíces

Donde fueres, haz lo que vieres: una inka cola y un aperitivo de maíces

Si hablamos de dinero, la anécdota que más llamó nuestra atención es la siguiente. La época de mayor prosperidad económica en Perú vino de la mano de las exportaciones de guano. ¿Y qué es el guano? Es un fertilizante natural resultante de los excrementos de aves marinas en climas secos, con alto contenido en nitrógeno, fósforo y potasio y por tanto, de gran valor para la actividad agrícola. En el siglo XIX Perú vendió 11 millones de toneladas de guano a Europa y Estados Unidos, extrayéndolo de sus islas, donde llevaba años acumulándose. Los beneficios económicos fueron tales que esta época se conoce como la Era del Guano. Aún hoy es un fertilizante muy valorado y demandado, sin llegar a esas asombrosas cifras, sobre todo por el alza de los cultivos ecológicos.

Miles de aves habitan las islas Ballestas, donde se obtienen grandes cantidades de

Miles de aves habitan las islas Ballestas, donde se obtienen grandes cantidades de “guano”, uno de los mejores fertilizantes

Y de la costa nos vamos a la selva. ¡Si es que Perú tiene de todo! Nosotros, urbanitas de a pie de acera, nos imaginábamos que la selva peruana sería un compendio de reservas y parques naturales donde ya no quedarían pueblos que viviesen alejados de la civilización y la tecnología. ¡Error! En Puerto Maldonado nos explicaron que aún quedan grupos de indígenas, nómadas, que conservan sus costumbres y viven aislados en la selva evitando el contacto con el resto de la población. Estos “no contactados” se estiman en unos 3.500 individuos y se niegan a abandonar su forma de vida pese a conocer la existencia de una sociedad “moderna”. La teoría más plausible para su aislamiento voluntario es que en el pasado probablemente sufrieron a causa del contacto con los extranjeros (sobre todo por el contagio de virus y enfermedades) y los supervivientes se refugiaron en la selva.

Reserva Tambopata en la selva amazónica de Perú

Reserva Tambopata en la selva amazónica de Perú (no, no vimos indígenas “no contactados”…)

Mira que vimos animales en la selva: loros, guacamayos, monos aulladores, nutrias, caimanes… Pero como todo eso ya lo contamos en otro post, en este de curiosidades vamos a destacar otro, menos exótico y mucho más frecuente en las calles de cualquier ciudad: el perro peruano sin pelo. Este can es originario de Perú y, obvio, no tiene pelo. Su temperatura corporal es de hecho más alta para suplir esta ausencia y la pérdida de calor derivada de ello. Está considerado Patrimonio Nacional de Perú y es una raza pura, es decir, que no ha derivado de la mezcla de otras anteriores. De hecho, aparece en las representaciones artísticas de culturas peruanas ya en el 300 A.C.

No hicimos ninguna foto de un perro peruano sin pelo, así que tomamos prestada ésta de Wikipedia

No hicimos ninguna foto de un perro peruano sin pelo, así que tomamos prestada ésta de Wikipedia

¿Es Perú un país seguro para el viajero? Sí, en general sí. Pero he aquí un peligro a tener en cuenta, mayor que el ataque de cualquier animal en medio de la selva. Los pasos de peatones. Y cómo los ignoran los conductores peruanos. Son líneas pintadas en el suelo sin otro uso que adornar. Da igual que estés en Lima o en un pueblecito. Cuando te dispongas a cruzar la calle, como peatón, ¡corre!

Paso de peatones en el centro de Cuzco: ¡corred, insensatos!

Paso de peatones en el centro de Cuzco: ¡corred, insensatos!

Terminamos con algo que sólo pudimos ver desde lejos, pero no experimentar. Cuando recorríamos el Valle Sagrado, de repente en una pared de roca vimos una especie de vasijas enormes ahí encaramadas. No sabíamos lo que era… ¿Nidos gigantes? ¿Depósitos agrícolas? ¿Almacenes incas? Se trataba de unas cápsulas que hacen las veces de habitaciones de hotel colgadas en la montaña: un skylodge de toda la vida. Su precio es bastante alto y las fotos que hemos visto de cómo tienes que acceder dan un poco de vértigo, pero desde luego que si nos invitan, ¡volveríamos a Perú encantados a probarlo! ¿Tú te atreverías?

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Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

6 Comment on “#viajarparaver en Perú

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