Cuzco. Cusco. Qosqo. Literalmente, en quechua, el ombligo del mundo. La capital del imperio inca. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La “Roma” de América. La puerta de acceso a Machu Picchu. ¡Cuántos nombres para una sola ciudad! ¿Hace honor a todos sus títulos? Sorprendentemente sí. Te reconfirmamos que es una visita obligada en cualquier viaje por Perú.
La que fuera epicentro del vasto imperio de los incas se convirtió después en una de las principales ciudades del virreinato español. Como resultado, edificios barrocos y neoclásicos se mezclan (o incluso superponen) con restos de la arquitectura inca. Las piedras de las construcciones quechuas fueron desmontadas en muchos casos y usadas por los conquistadores españoles para edificar palacios e iglesias. La colonización también fue esto.
Hoy en día hay en consecuencia un buen número de lugares merecedores de una visita. Y sus calles y plazas son un gusto para pasear: hay vida y alegría y banderas multicolores (no confundir con la del Orgullo Gay, es la bandera local de Cuzco). Por todo ello hay que dedicarle a esta ciudad al menos dos o tres días y se te harán cortos.
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Sacsayhuamán. Ubicado a 2 kilómetros de Cuzco y con unas vistas increíbles de la ciudad, este enorme centro ceremonial construido en los siglos XV y XVI es una de las principales obras arquitectónicas incas junto a Machu Picchu. Por desgracia solo se conservan los cimientos prácticamente puesto que su piedra fue reutilizada para las construcciones de los conquistadores. Hay que imaginarse por tanto lo imponente y grandioso que debió de ser (y para ello recorrerlo con un guía y sus sabias explicaciones es muy buena idea). Aquí se aprecia perfectamente la técnica de construcción de los incas: en la cantera cortaban grandes piezas de piedra que arrastraban mediante cuerdas y fuerza humana de muchos hombres hasta el lugar de edificación. Al colocar los enormes bloques, los pulían y suavizaban su forma, de modo que encajaban perfectamente unos con otros, sin utilizar ningún tipo de cemento: simplemente como piezas de un puzzle. Piezas que podían medir 9 metros y pesar hasta 350 toneladas, eso sí. Para acceder, hay que comprar un boleto turístico que incluye también las visitas a otros enclaves incas.
Coricancha y Convento de Santo Domingo. El Templo del Sol era un lugar sagrado para los incas, una construcción sobria de piedra cubierta por una fina capa de oro. Los conquistadores lo cedieron a la orden religiosa de Santo Domingo, que construyó un convento sobre él. En 1650 un terremoto destruyó parte del convento, dejando a la vista las paredes de Coricancha que salieron ilesas. Así se recuperaron y hoy en día se pueden visitar y ver la curiosa superposición de las estructuras de Santo Domingo sobre los restos incas.
Plaza de Armas. En Arequipa aprendimos que el centro de todas las ciudades sudamericanas se ubica en su Plaza de Armas. La de Cuzco está rodeada por bellos edificios coloniales, la Catedral, la Iglesia de la Compañía de Jesús y un buen puñado de tiendas y restaurantes. Y está presidida por el Monumento al Inca: una estatua que da forma a Pachacutec, el regente que convirtió la nación inca en el gran imperio que hizo historia. Pisamos esta plaza por primera vez de noche y aún no sabemos si nos gusta más a la luz del día o con la iluminación nocturna.
Catedral. Construida con piedras de edificaciones incas preexistentes, la Catedral es realmente impresionante y merece la pena un paseo por su interior (previo pago de 25 soles). Mezcla de estilos barroco, gótico y plateresco, llaman muchísimo la atención sus pinturas, en las que apreciar esa mezcla de lo católico y lo andino que tanto nos sorprendió, y la orfebrería con recargadas piezas de plata, oro y demás metales preciosos.
La calle Hatun Rumiyoq lleva de la Plaza de Armas al barrio de San Blas y en ella se encuentra la famosa piedra de 12 ángulos
Barrio de San Blas. Sobre calles empinadas y a dos pasos de la Plaza de Armas, he aquí el barrio artístico de Cuzco: tiendas artesanales, bares modernos, casas bajas, fachadas coloridas… ¿Solo a nosotros nos recordó al Albaicín de Granada?
Mercado de San Pedro. Visitar los mercados locales es una de nuestras actividades favoritas siempre que viajamos y en Cuzco no iba a ser menos. Panes gigantes, mil tipos de maíz, otros tantos de patatas, cabezas de cerdo, hierbas y plantas varias… Una mezcla asombrosa.
Miradores. Desde la Iglesia de San Cristobal y desde la Iglesia de San Blas, ambas elevadas por encima de la altura de la Plaza de Armas, puedes conseguir buenas vistas de Cuzco.
En la estación seca, de abril a octubre. Siempre es peor hacer turismo bajo la lluvia. Durante el día hará una temperatura calurosa, con sol, mientras que por la noche necesitarás abrigo porque el frío de la altitud se nota (Cuzco está 3.400 metros sobre el nivel de mar). Y si te lo puedes permitir, haz que tu visita coincida con el Inti Rayimi, el 24 de junio. Es la fiesta del sol inca y la ciudad la vive muy en serio, empezando las celebraciones hasta un mes antes con bailes, fuegos artificiales, música en la calle, representaciones de ceremonias incas…
Como ya te contamos en nuestra guía de Perú, nos quedamos en el hotel Los Portales. Está situado frente al Coricancha y a un corto paseo de la Plaza de Armas. Puedes moverte a pie por el centro sin problemas, de día y de noche.
Disfrutando como enanos en el Fallen angel de Cuzco pic.twitter.com/volJlhhA6t
— Vagamundos Viajeros (@VagamundosViaje) June 16, 2016
Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0
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Excelente blog acerca de Cusco la capital arqueológica de las Américas. Felicitaciones.
Muchas gracias por tu comentario