Vagamundos Viajeros

Nada puede ser más frecuente que un vaso de vino ocasional. Dicho popular.

Y nosotros lo seguimos a rajatabla. Nos gusta el vino. No somos grandes entendidos ni de lejos pero nos encanta probar distintos caldos, visitar bodegas y aprender, siempre aprender. Así que nos hemos apuntado al enoturismo: cada lugar al que viajamos, si tiene viñedos y hay bodegas que ofrecen visitas, ¡allí que vamos tan felices!

Preparando el viaje a Ronda descubrimos que era su caso, contactamos con algunas empresas y finalmente acordamos un tour guiado con cata de 5 vinos a 25 euros por persona con la Bodega Federico Schatz: ¡un alemán haciendo vino en Málaga, olé!

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No es la primera visita que hacemos de este tipo (en Burdeos y Lanzarote por ejemplo también probamos) pero sí es de las que más nos ha gustado. Por lo bien que nos lo explicaron todo, por la cercanía con que nos trataron y por lo que nos sorprendieron sus vinos.

Nos recibió Antonio, que lleva muchos años trabajando en la bodega, y realizamos el tour con otra pareja joven muy simpática. La primera parte de la visita fue un repaso histórico, de toda la zona vinícola de Ronda en general, y de la bodega de Federico Schatz en particular.

Nos explicó que la serranía rondeña fue zona de cultivo de la vid desde la época de los fenicios, siendo especialmente floreciente durante el Imperio Romano, y llegó a contar con 13.500 hectáreas de cultivo. Hasta que la plaga de la filoxera en el siglo XIX acabó prácticamente con toda la producción. En la actualidad existen 23 bodegas en Ronda con 250 hectáreas en total, que conforman la sub zona Serranía de Ronda, dentro de la Denominación de Origen Sierra de Málaga.

Mientras paseábamos por el viñedo, Antonio nos contaba que Federico fue de los primeros en retomar la actividad vinícola en Ronda alrededor de 1980. Perteneciente a una familia poseedora de bodegas en Alemania desde el siglo XVII, compró la finca y dedicó 3 hectáreas al cultivo de la vid. Concretamente plantan 9 variedades de uva con las que crean 6 vinos diferentes. Con sus 15.000 vides producen 15.000 litros que se transforman en 15.000 botellas cada año.

Sus cifras no son tan apabullantes como las de otras grandes marcas, son una empresa pequeña, pero su producción es 100% ecológica. Y precisamente la descripción de los recursos que utilizan para cultivar de este modo es lo que más llama la atención: plantan hierbas aromáticas alrededor de los viñedos para que éstas atraigan a los insectos, usan unas pocas parras de uva más dulce y jugosa para “engañar” a los pájaros con éstas y que ignoren las plantas destinadas al vino, aplican principios de biomecánica… Por todo ello son la primera bodega certificada ecológica de Málaga y una de las primeras en Andalucía.

Nos describieron también todo el proceso de recogida de la uva y su procesamiento hasta convertirlo en el vino que Federico busca. Porque es una bodega personal y familiar y su producción no es fija ni obtienen el mismo vino todos los años: en función de la cosecha, el clima y el gusto de Federico, crean los caldos que pondrán a la venta.

Después de estas explicaciones en las salas de barricas y procesado, pudimos catar 5 de sus vinos, junto con otros productos locales, como el queso curado de cabra “payoya” y varias chacinas (embutidos) típicas. En total la visita fueron algo más de 2 horas que alargamos conversando agradablemente con Antonio y nos trajimos dos botellas para casa, así que no hace falta decir que su vino nos convenció.

Si te gusta realizar actividades enoturísticas y pasas por la serranía rondeña en esta web tienes mucha más información y opciones, con distintas rutas del vino en Ronda