La caliza es nuestra roca favorita. Tampoco es que seamos expertos geólogos como para conocer muchas más… Pero la caliza es un atrapa viajeros. Ha dado lugar a muchísimas formaciones y paisajes fascinantes que nos atraen a muchos y justifican desplazamientos (mayores y menores). Ahí están los pináculos que trepamos en los Tsingy en Madagascar. Los Picos de Europa que coronan el norte peninsular. Los impresionantes Dolomitas italianos. O los Lagos de Plivitce en Croacia.

Aunque nuestro reciente descubrimiento en Cantabria no tiene nada que envidiar a los ya mencionados. En la sierra de roca caliza de Arnero, a pocos kilómetros del mar, existe una de las cuevas más especiales del mundo, el Soplao. ¿Y por qué es tan especial? Por la gran variedad de formaciones geológicas que guarda en su interior: aquí las estalactitas y estalagmitas (las típicas que todos estudiamos en el colegio) se quedan en anécdota en comparación con otras figuras alucinantes que puedes ver. Banderas, coladas, columnas, excéntricas… Nombres que quizá no te digan nada (o sí, a poco que hayas visitado otras cuevas) pero que se traducen en un espectáculo visual único en el mundo a tan gran escala.

El Soplao tiene una longitud total de 20 kilómetros pero solo 4 son visitables. Se formó hace cientos de miles de años por la acción erosiva del agua, filtrándose a través de la roca caliza. Fue descubierta por casualidad a principios del siglo XX a raíz de la explotación minera de la zona y la propia cavidad de la cueva y el túnel de construcción humana se cruzan en varios puntos. De hecho, el nombre le viene precisamente de los golpes de aire, o soplaos, que los mineros encontraban al picar en la roca y dar con la cueva. Incluso la utilizaron como escombrera o atajo entre la mina y el exterior (aspecto aún observable hoy pues la entrada turística a la cueva se hace en realidad a través de uno de los túneles mineros).

Sin embargo, en esta época apenas se descubrió una mínima parte de la extensión total del Soplao y quedó olvidado tras el abandono de la mina. Hasta que en 1975 un grupo de jóvenes espeleólogos la fueron explorando poco a poco, por su cuenta y riesgo, hasta darse cuenta de su gran valor geológico y dar a conocer la cueva al mundo.

La entrada a la cueva El Soplao se hace aprovechando el antiguo túnel de la mina (reacondicionado y mejorado)

La entrada a la cueva El Soplao se hace aprovechando el antiguo túnel de la mina (reacondicionado y mejorado)

Desde 2005 el extremo occidental de la cueva está abierto al público y se puede visitar. Existen dos opciones: la visita turística, apta para todo el público, de 1 hora de duración en que se conocen las salas iniciales, perfectamente acondicionadas, con iluminación y ambientación sonora, y visualmente espectaculares.

Y la visita de aventura, de 2 horas y media de duración, solo para mayores de 12 años, que comprende las salas anteriores pero además te adentra por túneles y galerías menos transitadas (algunos tramos necesitarás agarrarte a cuerdas o agacharte con cuidado). Te proporcionan iluminación, casco, ropa y calzado adecuados, las explicaciones son mucho más exhaustivas y descubres el mundo subterráneo de la cueva. No requiere estar en gran forma física, aunque lógicamente es una visita más exigente que la turística. Pero nos parece muchísimo más enriquecedora y que, salvo claustrofobia aguda, no debes perderte.

La cueva El Soplao ofrece una visita de aventura que permite adentrarse por túneles y galerías poco transitadas y para la que proporcionan el equipamiento necesario (casco y luz incluidos)

La cueva El Soplao ofrece una visita de aventura que permite adentrarse por túneles y galerías poco transitadas y para la que proporcionan el equipamiento necesario (casco y luz incluidos)

En ambos casos conviene reservar las entradas online con antelación (se adjudican con fecha y hora): la visita turística tiene un precio de 12 euros y la de aventura, 32. No se permiten hacer fotos en el interior de la cueva y por eso no podemos acompañar este post, como habitualmente, con nuestras imágenes.

Te aseguramos que vale la pena entrar en el Soplao y descubrir sus formas y figuras: nunca habíamos visto nada igual, aprendimos muchísimo y también nos divertimos sintiéndonos por un rato pequeños exploradores (¡ya sabes que nos va la aventura!).

Y con esta cueva además se nos ha abierto el gusanillo de visitar otras similares, pues nunca nos habíamos planteado esto del “turismo subterráneo”: por eso también recorrimos la Cueva de los Verdes en Lanzarote y la Cueva de Valporquero en León. ¿Cuál será la próxima? ¡Se admiten sugerencias!

Vistas de los alrededores de la cuelva El Soplao, en la comarca de Saja-Nansa

Vistas de los alrededores de la cuelva El Soplao, en la comarca de Saja-Nansa

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

9 Comment on “Adentrándonos en la cueva El Soplao

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