No hay dos sin tres. O eso dicen. Así que escribimos este post tras dos visitas a Sevilla pero esperamos actualizarlo cuando sumemos la tercera. ¡Y que sea pronto! Nos encanta la capital andaluza. En todos los sentidos. Solemos quedar tan atrapados por los paseos por sus calles, el tapeo en sus bares, las vistas sobre el Guadalquivir… Que siempre nos dejamos lugares pendientes por visitar. Así siempre tendremos excusas para regresar.

En cualquier caso, si hay un edificio que no podrás obviar caminando por Sevilla es su Catedral: no en vano es el templo gótico de mayores dimensiones del mundo. Deberías admirar su exterior de día y de noche, entrar en su interior para observar el famoso retablo mayor (para ello debes adquirir entrada), pasear con calma por el Patio de los Naranjos y, por supuesto, subir a su famosa torre campanario: la Giralda (incluido con el ticket general de la Catedral). Fue en su día la más alta del mundo con sus 97,5 metros pero hoy es tan famosa o más que antaño y se ha convertido en el auténtico icono de la ciudad: las vistas desde lo alto de la torre tras 35 rampas y varios escalones lo justifican.

Bueno, la Giralda es la más conocida con permiso de otra célebre torre: la del Oro. Aunque no puede competir en altura (mide “solo” 36 metros), sí lo hace en fama. Situada como edificio defensivo entre la orilla del Guadalquivir y la plaza de toros de la Real Maestranza, debe su nombre a los reflejos dorados que el sol provocaba al incidir sobre los azulejos que la cubrían. Hoy alberga un Museo Marítimo que se puede visitar, pudiendo subir hasta su terraza panorámica para disfrutar de las vistas.

Un paseo más que recomendable es el que recorre la orilla del río donde está ubicada la Torre del Oro. Empiezas en el Muelle de la Sal, bajo el Puente de Triana y con vistas a este barrio, y continuas hasta el Puente de los Remedios, desde donde puedes acceder al Parque María Luisa. Por el camino encuentras además varias terrazas donde detenerte a refrescarte, siempre con la vista en el Guadalquivir.

Junto a la Catedral, otro imprescindible turístico de Sevilla: el Real Alcázar. Un bellísimo palacio que mezcla los estilos arquitectónicos mudéjar, islámico, gótico y renacentista (¿hacen falta más pruebas del cruce de culturas que ha sido la tierra andaluza?). Si sus salas y patios interiores nos recordaron inevitablemente a la Alhambra de Granada, sus jardines nos parecieron únicos: exóticos, grandiosos, laberínticos. No nos extraña que la serie Juego de Tronos los eligiese para representar al reino de Dorne.

Conviene que reserves con antelación tu entrada para el Alcázar, sobre todo si vas a visitar Sevilla en período festivo o en un puente como fue nuestro caso. La entrada general incluye el Palacio y los jardines. Hay otro acceso adicional, por algo más de dinero, si además de lo anterior quieres visitar el Cuarto Real Alto (no quedaban tickets cuando fuimos).  Incluso se realizan visitas nocturnas y teatralizadas. Toda la información con precios y horarios está en su web.

Y tras recorrer la Sevilla más monumental, ¿nos vamos a la Sevilla más “auténtica”? El barrio de Triana tiene una personalidad única, forjada en gran parte debido a su separación del resto de la ciudad por la frontera natural que supone el Guadalquivir. No hay grandes edificios y construcciones que admirar, salvo su famoso Puente y el Mercado, antiguo Castillo de San Jorge. Pero la magia surge en sus bares, sus hermandades, sus plazas y su ambiente. Recorre las terrazas y restaurantes de la ribera trianera del río y piérdete por sus calles.

No hay plaza tan bella como la Plaza de España en Sevilla. Lo decimos nosotros y cualquiera que la haya pisado (se llame George Lucas o no). Construida para la Exposición Iberoamericana de 1929, sus cifras asombran: 170 metros de diámetro, 50.000 metros cuadrados de superficie, un canal de 515 metros de longitud, bancos de azulejos representando 49 provincias españolas… ¡Y encima su acceso es gratuito y abierto a todos! Si tienes suerte como nosotros, a la majestuosidad de la plaza se sumará un impresionante atardecer para hacer de la visita una experiencia redonda.

La Plaza de España de Sevilla al atardecer

Cuando te dirijas a la Plaza de España inevitablemente pasarás también por el Parque de María Luisa del que forma parte. El pulmón verde de Sevilla se caracteriza por altos árboles, muchas fuentes y estanques y bancos de azulejos. Lo suelen recorrer los carruajes de caballos pero pasearlo a pie es también un gusto.

El Proyecto Metropol Parasol es a Sevilla lo que fue la Torre Eiffel en su día a París o el Museo Guggenheim a Bilbao: una construcción hiper moderna que muchos odian y otros tanto aman. Nosotros somos de los segundos y nos encanta subir al Mirador de “las Setas” y observar toda la ciudad desde sus 28,5 metros de altura. Si eres amante de la arqueología también te merecerá la pena la visita: las obras de construcción de esta estructura dejaron a la vista los restos de calles y casas romanas del siglo II al IV y una casa almohade del siglo XII que ahora pueden visitarse.

Mirador de las Setas de Sevilla

Y pese a todo lo que hemos visto en Sevilla, aún nos quedan varias visitas pendientes:

  • El Archivo de Indias. Es el mayor depósito documental existente sobre la actividad de España en las antiguas colonias de América y Filipinas. Está junto a la Catedral y al Alcazar (la Santísima Trinidad turística de Sevilla), así que por fuera lo verás sí o sí. Sin embargo, pese a ser de entrada gratuita, aún no hemos pasado por su interior. Es además, junto a la Giralda y el Alcázar, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1987
  • Las cubiertas de la Catedral. Otra forma de visitar este impresionante edificio, desde las alturas, conociendo cómo se construyó y encima admirando las vistas. Conviene reservar online (¡para la próxima sin duda!)
  • El Museo de Bellas Artes. Albergar una de las colecciones de pintura más importantes de España en un edificio histórico ya bello de por sí (fue el Convento de la Merced) deberían ser razones suficientes para conocerlo pero lo tenemos pendiente.
  • El Palacio de Las Dueñas y la Casa de Pilatos. Los dos palacios más famosos de Sevilla, construidos entre los siglos XV y XVI, pertenecen uno a la Casa de Alba y el otro a la Casa de Medinaceli pero es posible visitar sus estancias y jardines.

Con la lista de los que repetiríamos más los que no faltan. solo podemos decir… ¡hasta la próxima Sevilla! ¡Volveremos!

Para finalizar, te dejamos el podcast de “Viajar del cuento” en que hablamos de muchos más planes para hacer en Sevilla:

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

4 Comment on “48 horas en Sevilla

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