En comala comprendí 
Que al lugar donde has sido feliz 
No debieras tratar de volver

Joaquín Sabina

8 años. Es el tiempo que llevábamos sin ir a Verona, una ciudad que formó parte de nuestras vidas durante los 6 meses que Diego vivió allí y a la que tenemos un cariño muy especial. ¡Y, contradiciendo la canción de Sabina, decidimos regresar a ella! Más allá de nuestras personales razones sentimentales, Verona es uno de los municipios más bellos del norte de Italia y mucho más que el lugar donde Shakespeare situó su famosa historia de Romeo y Julieta.

Fue fundada en el siglo I a.C. como destacado centro urbano y de comercio dentro del Imperio Romano, y es ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por su alto nivel de conservación. La historia de Verona representa a la perfección la historia de Italia: origen romano, ocupación bárbara, esplendor renacentista, dominio autro-húngaro… Por ello puedes encontrar en sus calles y tradiciones vestigios de todo este pasado: construcciones romanas, un castillo medieval, palacios renacentistas, toques gastronómicos austríacos (como el spritz o algunos dulces), iglesias góticas…

El spritz es una especie de cóctel suave que mezcla vino blanco y soda, de base, más otra bebida a tu elección (aperol es la más habitual). Fue introducida en el norte de Italia por los austrohúngaros cuando ocuparon esta zona. Hoy el spritz es el rey del aperitivo, uno de los hábitos gastronómicas más habituales en Verona: partir de las 5 de la tarde muchísimos bares llenan sus barras de snacks, pasta y otros platos ligeros, que los consumidores pueden comer gratis, junto con su spritz.

El spritz es la bebida oficial del aperitivo en Verona

La primera vez que pisé Verona era San Valentín y ahora hemos regresado en los últimos días de Navidad. Buen momento para pasear en general por las calles y plazas especialmente adornadas e iluminadas para la ocasión y sobre todo para ver el monumento veronés más emblemático, la Arena, decorado con una gran estrella navideña.

El anfiteatro romano de la Arena de Verona, adornado por Navidad

Probablemente de hecho ésta sea la primera parada de cualquier itinerario turístico por Verona. Este anfiteatro romano del año 30, nada menos, recuerda irremediablemente al Coliseo de Roma en versión reducida y mucho mejor conservado. Es sobre todo conocido por los conciertos, óperas, representaciones teatrales y festivales musicales que se celebran en él: ¡ojalá algún día podamos asistir a alguno como espectadores! Si no es el caso, puedes entrar como turista por 10 euros, disfrutar de su interior, pasear por sus gradas y divisar las calles y terrazas de alrededor.

Interior de la Arena de Verona

La Arena se ubica en la piazza Bra, la plaza más grande de la ciudad, que además de múltiples restaurantes y cafeterías, alberga otros edificios realmente llamativos. Destacan el Palacio de la Gran Guardia, hoy centro de exposiciones, y el Palacio Barbieri, actualmente el Ayuntamiento de Verona.

La plaza Bra vista desde la Arena de Verona

Otra importante plaza (nuestra favorita si tenemos que elegir) es la que se encuentra sobre el antiguo Foro romano, la piazza delle Erbe. Literalmente significa Plaza de las Hierbas, nombre dado por el mercado local que se celebraba aquí: aún hoy suele haber puestos de venta de pasta y productos artesanales. Está rodeada de palacios del siglo XVI y por casas con bellas y coloridas fachadas y en su centro destaca una fuente romana (del año 300 nada menos), la “Madonna Veronese“. Además de para admirarla, en esta plaza puedes parar a desayunar, comer, cenar e incluso tomarte una copa por la noche, pues está jalonada de cafeterías, bares y restaurantes, que despliegan sus terrazas todo el año.

En la piazza delle Erbe se encuentra también la Torre Lamberti. Construida en el siglo XII, sus 84 metros de altura brindan una espectacular vista sobre todo el casco antiguo de Verona. La entrada cuesta 8 euros y, aunque a priori puede resultar un alto precio, merece la pena subir a la terraza panorámica y mejor aún si es a la hora del atardecer.

Dede la piazza delle Erbe cruzando el Arco della Costa se accede a la piazza dei Signori, plaza de los Señores, que fue en el siglo XVI el foco político de Verona y donde se encontraban los principales edificios de gobierno de la ciudad, como el Tribunal, el Palacio del Ayuntamiento o la Loggia del Consejo. Desde 1885 preside la plaza una estatua del escritor Dante Alighieri, que vivió un tiempo en una de estas construcciones precisamente.

Saliendo de esta plaza por el lado contrario al anexo a la de Erbe, encuentras las Arche Scaligere, cinco espectaculares monumentos funerarios construidos en el siglo XIV por la familia Scaligere. No se pueden ver muy bien porque están protegidas por una reja exterior pero sí se puede entrar (gratis) a la pequeña iglesia de Santa María Antica junto a la que se encuentran.

La principal atracción turística de Verona es la Casa de Julieta. Se trata de un palacio del siglo XII que perteneció a una familia apellidada “Dal Capello”. La similitud del nombre con los “Capuletti” de la historia de Shakespeare dio lugar a la leyenda, alimentada cuando se hizo construir (ya en el siglo XX) un balcón en su fachada similar al descrito en la obra. Sea como sea, una visita es obligada: primero, por atravesar la curiosa puerta de acceso a la casa, plagada de mensajes de amor de los turistas que han pasado por allí, y segundo, por ver la estatua de bronce de Julieta a la que, según manda la tradición, hay que tocar un pecho para lograr encontrar el amor verdadero. Ambas atracciones son gratuitas. La entrada al interior del palacio es en cambio previo pago de 6 euros y permite descubrir estancias, trajes y objetos de la época, así como numerosos cuadros y láminas inspirados en la historia de Romeo y Julieta.

Estatua de bronce de Julieta en el patio de la Casa de Julieta, Verona

Verona está también muy ligada al río que atraviesa la ciudad, el Adigio. En su época romana hubo hasta 7 puentes para cruzarlo e incluso se organizaban batallas navales entre dos de los que unían el centro de la ciudad con el Teatro Romano. Hoy sólo se conserva uno de ellos, siendo así el puente más antiguo de la ciudad, el “Puente de Piedra” (y, añadimos, una de las postales más típicas de Verona).

El Puente de Piedra sobre el río Adigio une el centro histórico de Verona con la colina del castillo de San Pedro

Si cruzas este puente llegarás al Castillo de San Pietro, de origen romano y con funciones defensivas en su día, situado por ello en una colina elevada y que, por tanto, cuenta con unas magníficas vistas de la ciudad. Nada más cruzar el puente verás una estrecha calle con unos escalones: subiendo por ellos llegarás a una serie de miradores desde donde podrás disfrutar de una fantástica vista de todo el conjunto histórico de Verona. Una vez más, llegar al atardecer es lo más aconsejable y, si resistes algo más de tiempo, espera a que caiga la noche para ver la ciudad iluminada.

Vista de Verona de noche desde la colina del castillo de San Pedro

Puedes ahorrarte el trayecto a pie y acceder por 2 euros a la colina del castillo en funicular. Cuidado con los horarios porque en invierno el último circula a las 4.30 de la tarde. Esto significa que si, como recomendamos, quieres ver atardecer desde allí, podrás subir en teleférico pero tendrás que descender a pie. Una vez en el mirador, también puedes tomar algo o comer en la terraza del restaurante Re Teodorico, perfectamente ubicado para disfrutar de las vistas.

El río Adigio a su paso por Verona, desde una de las torres del Castelvecchio

Continuando por el río hasta el puente de ladrillo Scaligero llegas a un antiguo castillo del siglo XIV, el Castelvecchio. Sus torres y almenas forman un conjunto fortificado que guarda un extenso patio y el Museo Cívico de Arte, el más importante de Verona. Su colección, que va del siglo XIV al XVIII y que ves a la vez que recorres las distintas salas y estancias del Castelvecchio, pasando incluso por las almenas, presenta todo tipo de obras: pinturas, esculturas, armas, piezas de joyería, cerámicas… Una de las visitas que más disfrutamos y que bien merece los 6 euros de su entrada.

Paseando por las almenas y torres del Castelvecchio de Verona

Pero si hay algo que abunda en Verona son las iglesias. Conocerlas todas puede ser una tarea ardua así que valga esta ruta por las 4 principales que pueden visitarse con un billete combinado de 6 euros:

  • Basílica de San Zenón. Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura románica en Italia. Destacan la fachada bicolor con un gran rosetón y la cripta donde está enterrado San Zenón y donde Shakespeare situó la boda entre Romeo y Julieta.
  • Iglesia de San Anastasia. La más grande de las que se encuentran en Verona, es de estilo gótico. Viendo su exterior monótono de ladrillo no te esperas su interior multicolor, con suelos de marmol espectaculares y techos, bóvedas y columnas pintados con frescos y motivos florales.
  • Catedral. Es en realidad un complejo arquitectónico formado por varios edificios: la iglesia de Santa Elena, el baptisterio, el claustro y la Catedral, de estilo románico. De ésta merece la pena ver su espectacular Capilla Mayor.
  • Iglesia de San Fermo. Una que son dos: la iglesia inferior, sobria, del siglo XIV, arquitectura románica y construida por la orden benedictina, y la superior, gótica, recargada, de techos altísimos y creada por los franciscanos.

Incluso después de haber estado en Verona varias veces, aún nos quedan lugares que visitar: la Biblioteca Capitular, el Museo de Historia Natural, el Centro de Fotografía Scavi Scaligeri, el Museo Lapidario Maffeiano, el Museo Arqueológico en el antiguo Teatro romano… Esperamos regresar (antes de que pasen otros 8 años) y seguir conociendo esta ciudad italiana que nos tiene enamorados.

Con tanto que ver y visitar no debes olvidarte de disfrutar de la gastronomía local. Algunas recomendaciones: los restaurantes en la vía Sottoriva y su paralela hacia el río, la pizzería Du De Cope y la ostería del Bugiardo, que tiene su propia bodega. Y es que el vino es casi una religión en el Véneto, la región a que pertenece Verona, con el Valpolicella y el Prosecco como principales representantes. No es de extrañar por tanto que encuentres por ello multitud de enotecas por la ciudad y tengas incluso la oportunidad de visitar una bodega y catar sus vinos. Y no nos olvidemos de los dulces, en la pastelería Barini: torta de Romeo, torta de Julieta, besos de Romeo y Julieta y torta rusa de Verona (inventada por un pastelero de la ciudad y similar en apariencia al típico sombrero ruso).

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

9 Comment on “Dos días en la bella Verona

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