Probablemente no nos equivoquemos al afirmar que la Plaza Mayor de Chinchón es incluso más fotografiada que la propia Plaza Mayor de Madrid. Y eso que no está lejos de ésta: 45 kilómetros al sureste de la capital, para ser exactos. Pero ser (oficialmente) uno de Los Pueblos Más Bonitos de España implica cosas como ésta, pese a ser un municipio pequeño, con apenas 5.000 habitantes.

Pequeño pero matón. El casco urbano de Chinchón fue declarado en 1974 Conjunto Histórico Artístico. Razones no faltan, además de su ya mencionada Plaza Mayor: la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con un cuadro del mismísimo Goya, la Torre del Reloj, el Monasterio de los Agustinos, actual Parador, o el Castillo de los Condes.

Y como cualquier lugar digno de visitar que se precie, su gastronomía también suma. Anís, aceite, ajo y vino son sus productos típicos por excelencia. Los platos que más y mejor se comen: los asados (especialmente el cordero), las sopas de ajo y el conejo al ajillo. Y los postres más típicos tienen nombres inolvidables: pelotas de fraile y tetas de novicia (bollos hechos con anís).

Nunca desaprovechamos la oportunidad de practicar enoturismo. Más si es de una manera tan cómoda como la que supone la Bodega del Nero, ubicada en pleno centro de Chinchón. Son una empresa familiar (quinta generación ya), siguen una elaboración bastante tradicional en tinajas de barro, y producen 4 vinos: tres tintos y un blanco. Es posible conocer la bodega en una visita muy interesante en la que, además de mostrarte sus instalaciones y explicarte su proceso de producción, catas dos de sus vinos. Hemos hemos muchas actividades así y ésta nos gustó especialmente por las explicaciones tan claras y los consejos, precisos y fáciles, sobre cómo catar un vino. Muy recomendable.

Tinajas de barro en la Bodega del Nero, Chinchón
Tinajas de barro en Bodega del Nero

Y con estos titulares la pregunta es ¿qué puedo ver en un día en Chinchón? Nosotros llegamos temprano por la mañana desde Aranjuez y lo primero que hicimos (tras desayunar en un café de la Plaza Mayor) fue participar en una visita guiada de Civitatis a pie, de casi dos horas de duración (7 euros por persona). Fue una fantástica introducción a la historia de este municipio y a sus lugares de interés más allá de su archiconocida Plaza Mayor.

Un poco de historia…

En Chinchon existían asentamientos humanos ya desde el Neolítico. Formó parte del Imperio Romano, aunque por entonces la población estaba situada en la zona de Las Vegas, y también de la Taifa de Toledo durante la dominación árabe. Con la rendición de Toledo a manos de Alfonso VI en el siglo XI pasó a pertenecer al Concejo de Segovia.

Fue entonces cuando caballeros de una orden segoviana (los denominados “quiñoneros”) llegaron a Chinchón y se asentaron en San Antón, en la parte alta. De hecho, la ermita de San Antón, originaria del siglo XI aunque con posteriores reconstrucciones, es el edificio más antiguo de la villa. Con el paso de los siglos, la población se fue extendiendo desde San Antón hacia terrenos inferiores: primero hacia el área donde se encuentra la Torre del reloj (siglo XIV), posteriormente llegando a la actual Plaza Mayor (siglo XV) y así sucesivamente.

Plaza Mayor de Chinchón, con la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y la Torre del Reloj al fondo
Plaza Mayor de Chinchón, con la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y la Torre del Reloj al fondo

El punto de inflexión en la historia de Chinchón tuvo lugar en 1480 cuando los Reyes Católicos cedieron su señorío a los Marqueses de Moya por la ayuda prestada a Isabel en su lucha contra Juana la Beltraneja por el trono de Castilla. Los Marqueses vivían en un Palacio, hoy desaparecido, en el lugar que actualmente ocupa el Teatro Lope de Vega (una leyenda popular cuenta que las columnas que hay hoy en la Plaza Mayor provenían de este antiguo Palacio).

Chinchón pasó a ser condado de la mano de Carlos I, cuando en 1520 nombró conde al primer hijo de los Marqueses de Moya. Con los sucesivos Condes tuvo lugar la construcción del primer Castillo, que fue destruido y al que luego sucedió un segundo en el mismo emplazamiento (y del que proceden los restos actuales).

Durante la Guerra de Sucesión entre los Austrias y los Borbones a principios del siglo XVIII, Chinchón también tuvo su papel. El condado apoyó a Felipe V, que durmió en el puebo en una ocasión, en la Casa de la Cadena (la cadena frente a la puerta era símbolo de que un rey había pernoctado ahí). Por su lealtad al Borbón, Chinchón fue atacado por las tropas de los Austrias, momento en que se destruyó el Palacio donde vívan los Condes. El propio Archiduque Carlos se alojó también en Chinchón, concretamente en el Convento de los Agustinos, actual Parador (justo frente a la Casa de la Cadena, por cierto). Tras el triunfo de Felipe V, éste ya nombrado rey, le otorgó a Chinchón el título (visible en el escudo actual) de “la muy noble y muy leal”.

El siguiente capítulo histórico en que Chinchón tuvo protagonismo fue la Guerra de la Independencia a principios del XIX. Los vecinos asesinaron a 4 soldados franceses y esto provocó la dura represalia del ejército de Napoleón, que asaltó, incendió y saqueó el pueblo, matando a 86 chinchonenses. Este suceso fue recogido por Goya en su dibujo número 37 de la serie “Desastres de la Guerra”.

En 1833 Chinchón pasó a pertenecer a la provincia de Madrid y en 1916, por su constante apoyo a la monarquía, Alfonso XII le concedió el título de ciudad.

Chinchón ha permanecido como una ciudad eminentemente agrícola, lo que ha favorecido que se conserven su estructura y arquitectura hasta hoy. Por ello ha sido lugar de rodaje de anuncios y de películas como “La Vuelta al mundo en 80 días”, cuando 10.000 extras ocuparon la Plaza Mayor para representar una masiva corrida de toros, o “El maravilloso mundo del Circo”.

Vistas de la Iglesia y el pueblo de Chinchón, Madrid
Vistas de la Iglesia y el pueblo de Chinchón

El Castillo de los Condes

Mala vida ha tenido esta construcción a lo largo de su historia. De hecho, esta suerte podría atribuirse a su emplazamiento en realidad, pues el actual castillo fue construido a finales del siglo XV por orden del tercer conde de Chinchón sobre el mismo punto que ocupó anteriormente otro castillo, propiedad de sus antecesores, los Marqueses de Moya, y que fue casi totalmente destruido durante la Guerra de los Comuneros. Tampoco extraña que no cambiase su ubicación: lejos del centro urbano, pero con unas impresionantes vistas.

Este castillo “nuevo” se edificó con la característica piedra blanca de Colmenar de la Oreja y se mantuvo en uso hasta el siglo XVIII, si bien sufrió también numerosos incendios: el último de ellos cuando sirvió como fábrica de licores. Por ello solo se conserva la primera planta y el interior está bastante dañado. Es de propiedad privada (aún pertenece a la familia de los condes) y no se puede visitar: una valla protege las obras de reconstrucción que se iniciaron y se detuvieron sin fecha de regreso.

Castillo de los Condes en Chinchón, Madrid
Castillo de los Condes

En la historia de los Condes de Chinchón merece especial mención una mujer: Francisca Enríquez de Rivera, esposa del cuarto conde, también Virrey de Perú. Tras trasladarse desde Chinchón a tierras americanas, la condesa cayó muy enferma, pero se salvó gracias al extracto de una corteza de árbol que los indígenas conocían y usaban para sus dolencias. Se trataba de la quina. La condesa ordenó reunir grandes cantidades de esta sustancia y a través de los jesuitas la envió a España y desde aquí pasó al resto de países. Por ello puede decirse que la cuarta condesa de Chinchón fue la primera persona del mundo en comercializar y distribuir la quina por Europa. De hecho, el nombre latín de la quina es “cinchona officinalis”, “chinchona” en castellano. Esta estatua junto al teatro Lope de Vega en Chinchón la recuerda.

Estatua en honor a la Condesa de Chinchón que comercializó la quina en Europa
Estatua en honor a la Condesa de Chinchón que comercializó la quina en Europa

La Plaza Mayor

La 4ª Maravilla de la Comunidad de Madrid (las 3 que van por delante son el Escorial, el Palacio Real de Madrid y Alcalá de Henares) es “inevitable” si pisas Chinchón, es imposible no verla. Todo empieza y termina aquí. Máximo exponente de la arquitectura popular, tiene forma circular irregular y está cercada por casas soportaladas, de 2 y 3 pisos, con bonitos balcones de madera pintados de verde (por elección popular reciente, originariamente se cree que eran azules). Actualmente la grandísima mayoría las ocupan hoteles y restaurantes.

Plaza Mayor de Chinchón
Plaza Mayor de Chinchón

En sus inicios en el siglo XV la plaza quedaba ubicada en realidad a las afueras del municipio (recordemos que su origen estaba en el barrio de San Antón) y se utilizaba como feria de ganado. Con el paso del tiempo se le fueron dando otros usos, por ejemplo, plaza de toros: precisamente para poder bien las corridas se construyeron los balcones, llamados “claros”, y que a día de hoy suman exactamente 234.

En un extremo de la plaza está la Fuente de Arriba, construcción reciente que vino a sustituir a un sencillo abrevadero que ocupaba el miso sitio. Por cierto, no dejes de entrar la Oficina de Turismo, ubicada en la misma plaza y construida en lo que fuera el antiguo lavadero.

Oficina de Turismo de Chinchón, ubicada en el antiguo lavadero en la Plaza Mayor
Oficina de Turismo de Chinchón, ubicada en el antiguo lavadero en la Plaza Mayor

La Torre del Reloj

Dicen que Chinchón tiene “una iglesia sin torre y una torre sin iglesia”. El dicho se refiere a esta Torre del Reloj (sin iglesia) y a la cercana Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (sin torre). En realidad esta torre sí tuvo iglesia cuando se construyó en el sigo XIV, pero fue destruida durante la Guerra de la Independencia. Tampoco la torre que vemos hoy es en gran parte original, sino lo que se reconstruyó en el siglo XIX. Las vistas desde aquí, sobre la Plaza Mayor, el mar de tejados de Chinchón y el Castillo a lo lejos, merecen mucho la pena.

La Torre del Reloj en Chinchón, Madrid
La Torre del Reloj

La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Y he aquí la iglesia sin torre. Aunque mucha falta no le hace, teniendo un lienzo pintado en 1812 por el mismísimo Goya sobre su altar. Su construcción se prolongó casi un siglo desde la primera mitad del sigo XVI, con lo que muestra elementos de sucesivos estilos arquitectónicos: gótico, plateresco, renacentista y barroco. El edificio es grande y muy visible desde casi cualquier punto del centro urbano de Chinchón, sobre todo en la Plaza Mayor. Su interior es austero porque sufrió varios expolios durante su existencia. El más grande fue el llevado a cabo por los franceses durante la Guerra de la Independencia, cuando robaron el cuadro de Coello que había en el altar. El hermano de Goya era capellán en la iglesia y le pidió a éste un cuadro para reemplazarlo (nada mal, el cambio).

Los horarios para visitar la Iglesia (fuera de los servicios religiosos) no son muy claros: nosotros tuvimos la suerte de pillarla abierta y pagamos 50 céntimos por acceder.

Lienzo de Goya en el altar de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Chinchón, Madrid
Lienzo de Goya en el altar de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Goya pasó algunas temporadas en Chinchón para pintar el lienzo que preside el altar de la Iglesia de la Asunción. Durante sus estancias en el pueblo se alojaba en la vivienda de su hermano, capellán de la Iglesia, situada muy próxima a ésta, con una placa en su fachada que recuerda este suceso y que hoy en día está en venta (por el módico precio de 250.000 euros).

Casa donde vivió Goya en Chinchón, Madrid
Casa donde se alojaba Goya durante sus estancias en Chinchón

El Teatro Lope de Vega

Se construyó en el siglo XIX en el lugar que anteriormente ocupó el Palacio de los Marqueses de Moya, junto a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. El nombre se debe a que el escritor Lope de Vega estuvo alojado en su día en dicho Palacio, donde concluyó uno de sus libros.

El teatro fue financiado por la Mojona, una especie de cooperativa local formada por productores de vino, vinagre y aguardiente, que suministraban a la Corona. Esta sociedad aportó fondos para la construcción de este edificio y para otras importantes obras en Chinchón, como la recuperación de la Torre del Reloj o la remodelación de la Plaza Mayor.

Teatro Lope de Vega en Chinchón, Madrid
Teatro Lope de Vega, construido en el sitio que ocupaba el antiguo Palacio de los Marqueses de Moya

El Convento de los Agustinos, actual Parador

Los Marqueses de Moya fundaron en el siglo XV un monasterio agustino próximo al Castillo. A principios del XVII los monjes se mudaron de aquel edificio a otro, junto a la Plaza Mayor y de estilo barroco, cambiando su advocación por Nuestra Señora del Rosario. En los siglos XVIII y XIX sirvió como centro de formación y actualmente es un Parador de turismo. Aunque el edificio ha sufrido numerosos cambios, conserva el claustro adosado a la iglesia, la iglesia y la escalera originales. Si no te alojas en él, también puedes conocer parte de su interior tomando algo en la cafetería, aprovechando para ver el claustro y una serie de imágenes religiosas expuestas en torno a éste.

Antiguo Convento de los Agustinos, hoy Parador Nacional, en Chinchón, Madrid
Claustro del antiguo Convento de los Agustinos, hoy Parador Nacional

Si visitar la Plaza Mayor, entrar a ver el Goya de la Iglesia de la Asunción o disfrutar de la panorámica desde la Torre del Reloj son cosas obligadas a hacer en Chinchón, no lo es menos comer en alguno de sus muchos restaurantes. La oferta es amplísima ya sin salir de la propia Plaza pero te recomendamos caminar un poco más allá, hasta el Mesón Cuevas del Vino. Ocupa una enorme construcción de 300 años, parte del Patrimonio Histórico Artístico de Madrid, y cuenta con un horno de leña en el que las carnes son protagonistas (sobre todo el cordero). Como curiosidad, uno de sus salones lo ocupan tinajas de barro en las que sus ilustres comensales han dejado su firma y saludo (desde Orson Welles hasta José Sacristán).

Tinajas firmadas en el Mesón Cuevas del Vino en Chinchón, Madrid
Tinajas firmadas en el Mesón Cuevas del Vino

Para finalizar, te dejamos el podcast de “Viajar del cuento” en que hablamos de muchos más planes para hacer en otoño en Madrid:

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

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