Cuatro veces hemos tenido que ir a Oporto para entrar a conocer el Palacio de la Bolsa, probablemente el edificio más bonito de la ciudad. Situado en el centro histórico y construido en el siglo XIX, es la sede de la Asociación Comercial de Oporto. De estilo Neoclásico, es Monumento Nacional de Portugal y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, además del monumento más visitado del norte del país. Aunque por fuera no resulta llamativo, es más bien sobrio, la belleza en este caso está en el interior, con grandes y llamativos salones y patios.
Si quieres acceder a estos magníficos espacios debes adquirir la entrada de 12 euros allí mismo o en esta web y unirte a una de las muchas visitas guiadas diarias que realizan (aquí los horarios). Aunque compres el ticket online, debes pasar por la taquilla para cambiarlo a la entrada física, con lo que no hay forma de ahorrarse las colas presenciales.
Hay grupos guiados en portugués, inglés, francés y español. No hemos encontrado los horarios para cada idioma en ningún sitio. Sí hemos leído que la primera persona en llegar a la taquilla cada día decide la lengua del primer tour (¿?). En cualquier caso, por si te sirve, tuvimos la suerte de coincidir a nuestra llegada justo con el de castellano, a las 11.15 horas.
La entrada al Palacio de la Bolsa incluye una considerable escalera, pero en el lateral del edificio hay otro acceso, sin peldaños, para sillas de rueda y carritos de bebé. En la cola de las taquillas tienes preferencia yendo con bebé. Y una vez dentro del edificio en la visita puedes hacer uso de un ascensor para pasar al piso superior y salvar las escaleras. Así pues, es una visita cien por cien compatible con niños.
A pesar de que solo dura 30 minutos, el tour guiado es realmente interesante, tanto por las explicaciones como por las estancias que recorres. Merece la pena.
El Palacio de la Bolsa se edificó sobre el antiguo convento de los franciscanos que, tras ser destruido en un incendio, donó la reina Doña María II a la Asociación Mercantil de Oporto para que pudiesen hacer su sede. Por eso se encuentra al lado de la Iglesia de San Francisco. Su construcción la inició en 1842 el arquitecto Joaquim da Costa Lima y llevó unos 60 años.
Además de ser la sede de la Asociación Comercial portuense, sirve como lugar de recepción a las grandes personalidades que vienen a Oporto y para celebrar eventos. Normal a la vista de la grandilocuencia de los espacios que contiene, capaces de impresionar a cualquiera.
La visita guiada arranca en el Patio de las Naciones, un gran hall de 500 metros cuadrados cuyo alto cubre la altura total del edificio. Lo que más llama la atención es la cúpula de cristal y hierro, de Tomás Soller. Esta bordeada por 20 blasones sobre fondo dorado, blasones que representan a los países con los que Portugal mantenía relaciones comerciales en el momento de la construcción del Palacio de la Bolsa.
Pasas del Patio de las Naciones a la primera planta por la llamada “Escalera Noble”: de granito, ricamente decorada, se tardó 40 años en su construcción, lo que da cuenta de lo artesanal y compleja que es. En su techo hay pinturas alegóricas y son imperdibles las lámparas de bronce: cada una pesa tonelada y media.
Ya en la primera planta, vas yendo de un salón a otro, cada uno con su estilo y uso:
¿Te hemos convencido ya para incluir el Palacio de la Bolsa en tu itinerario por Oporto?