Seguro que en tus viajes te has encontrado lugares o has presenciado situaciones que te han sorprendido tanto o más que las principales atracciones turísticas que llevabas tiempo deseando ver. ¡A nosotros también nos pasa! Y como lo primero que solemos hacer en estos casos es echar mano de la cámara de fotos para inmortalizar el momentazo, vamos a ir recopilándolos aquí: ¡viajar para ver!

Los ruin bars o bares ruinas son uno de nuestros descubrimientos favoritos de Budapest. Edificios abandonados en el barrio judío que hace 10 años nadie se atrevía a pisar se han reconvertido en modernos y artísticos bares decorados a base de graffittis, reliquias y objetos de lo más diversos. Son una atracción turística en sí mismos (incluso con tours organizados) y han revitalizado el distrito VII hasta convertirlo en el más moderno y cool de Budapest.

Una de las salas del ruin bar Szimpla, con un trabant, en Budapest

Tanto es así que por sus calles es posible encontrar muestras de arte callejero como, por ejemplo, de Invader, un artista urbano francés del que ya habíamos visto obras callejeras suyas en París. Se caracterizan por su “pixelación”, en recuerdo del videojuego ochentero “Space Invaders” del que toma su nombre. Ésta la vimos concretamente junto al ruin bar Szimpla (el primero y más célebre de la ciudad).

Obra del artista callejero Invader, en Budapest

El Trabant (su nombre significa “satélite” en alemán) era el coche más común (y barato) en la República Democrática Alemana, siendo también exportado a otros países, principalmente del bloque comunista. Se dejó de fabricar en 1.991 con lo que ahora se pueden considerar auténticas reliquias. ¡Y en nuestros paseos por Budapest vimos dos! Éste en la avenida Andrassy y otro en el barrio judío. Incluso dentro del ruin bar Szimpla había uno (mucho más customizado, eso sí).

Coche trabant que encontramos en Budapest

Por todo Budapest puedes encontrar esculturas e inscripciones en honor a los caídos en la guerra. Incluso en portales por la calle o verjas en parques. Además, en muchos casos, se adornan con coronas de flores y velas a modo de homenaje.

Coronas en homenaje a los caídos en guerra, en las calles de Budapest

Hoy en día saber dónde encontrar wifi gratis es para el viajero tan importante (o más) como localizar la oficina de información turística o los baños más cercanos. Necesidades 2.0. Esta señal la encontramos en Budapest, junto al castillo de Buda.

Señal de wifi gratuito en Budapest

El Metro de Budapest es el segundo más antiguo de Europa y cuando entras en él, se nota. La línea 1, construida en 1896, ha sido incluso declarada Patrimonio de la Humanidad. Así que subir al metro es un poco como viajar al pasado: asientos modo sofá, asideros enormes, puertas de los años 60, luces rojas… ¡No te lo pierdas!

El Metro de Budapest, el segundo más antiguo de Europa

En Budapest la Navidad se vive a tope, con iluminación en todas las calles y mercados navideños casi a cada paso, repletos de puestos de comida y bebida tradicionales húngaros y llenos de gente que soportamos las bajas temperaturas a base de vino caliente (¡qué descubrimiento!).

Puesto en uno de los mercados de Navidad en Budapest

La tradición romántica de poner candados en puentes también ha llegado a Colonia. Hemos visto muchísimos lugares donde se hace esto, pero en el puente de Hohenzollern realmente merece la pena el paseo observando los candados, carteles, llaves y todo tipo de artilugios que la gente ha ido encadenando en él durante años. La palma se la lleva esta radial que encontramos entre todos ellos: y como no, con pegatina de procedencia española.

Una radial española entre los candados del puente Hohenzollern en Colonia

Estas escaleras pertenecen al pueblo manchego de Alcalá del Júcar, un municipio precioso que además es famoso por sus múltiples actividades de aventura (barranquismo, piragüismo, etc). Lo que no sabíamos es que el descenso de escaleras en coche era otra de las prácticas habituales del lugar… Siguiendo el GPS llegamos a un callejón sin salida, estrecho estrechísimo, por el que era imposible dar marcha atrás. Los vecinos, habituados ya a los viajeros cuyo GPS engaña vilmente, con toda la naturalidad del mundo, nos aconsejaron salir de la calle bajando las escaleras. Con el coche. Viendo que era la única salida, no nos quedó otra…

Escaleras transitables en coche en Alcalá del Júcar

Londres es famoso, entre otras cosas, por sus restaurantes caros y de calidad gastronómica poco destacable. Buscando en Internet encontramos un interesante post hablando de locales de moda y ahí descubrí un mexicano no demasiado caro, La Bodega Negra, en el que, por lo visto, incluso podías avistar alguna celebrity. Allí que nos fuimos un sábado por la noche y, tras esperar un par de Coronitas, nos sentaron en una mesa. Mientras esperábamos a ser atendidos y curioseábamos el local y la decoración… ¡JUSTO EN LA MESA DE AL LADO ESTABA JUDE LAW! Tan cerca que no le podíamos siquiera hacer una foto porque nos habría cazado… Eso sí, para la posteridad la imagen de mi cara cuando me di cuenta de quién estaba (casi) cenando con nosotros.

La cara que se te queda cuando ves a Jude Law en la mesa de al lado

La iglesia Oudekerk en el Barrio Rojo es la más antigua de Amsterdam pero cuando la visitamos mostraba una exposición artística de lo más moderna y extravagante: proyecciones en la fachada, las paredes, el techo… de personas hablando, haciendo gestos con su cara… incluso desnudas. Todo bastante perturbador, la verdad. Y no es un caso aislado, porque esta iglesia acoge un programa de exhibiciones y performances de todo tipo durante todo el año. 

Proyecciones extrañas en la Oudekerk de Amsterdam

En las bodas escocesas, invitados e invitadas (¡incluso el novio!) van en falda corta. En Edimburgo vimos un par de bodas (esta fotografía es a la salida de la Catedral Saint Giles) en el que los asistentes masculinos vestían el típico kilt: eso sí, conjuntando con su americana, chaleco, camisa y corbata. Pura elegancia escocesa.

Invitados con kilt en una boda escocesa

En esta misma catedral, pero en su interior, entre vidrieras y estatuas, encontramos una placa conmemorativa en honor de James Young Simpson: un médico escocés, descubridor de las propiedades anestésicas del cloroformo y promovedor de su uso en la medicina. “Gracias a Dios por el descubrimiento de James Young Simpson de la anestesia con cloroformo en 1847”. No podemos estar más de acuerdo.

Placa conmemorativa en la catedral Saint Giles de Edimburgo

Si recorres la Royal Mile de Edimburgo verás que hay bares y pubs para todos los gustos, pero hay uno que llama especialmente la atención: The World’s End, justo en el número 1 de la Hight Street. El pub toma su nombre de la época en que las murallas de la ciudad terminaban en ese punto, por lo que, para los habitantes de Edimburgo, más allá no había nada y su mundo terminaba justo ahí. 

Pub The World's End en la Royal Mile, Edimburgo

Y otro pub curioso de Edimburgo: The White Hart Inn. Es el más antiguo de la zona centro: parte de su construcción data del año 1516 aunque el edificio en su conjunto es del 1740. En las vigas de madera de su techo pueden leerse versos y hechos famosos del bar, como que el poeta escocés Robert Burns estuvo allí en 1791. El pub es más bien pequeño, pero por las noches hay música en directo y se anima como el más moderno de la ciudad.

Pub The White Hart Inn en Grassmarket, Edimburgo

¿Alguna vez has conducido por la izquierda? Nosotros sí. Y con jet lag. Y es lo más parecido a que le den la vuelta a tu cerebro. En Nueva Zelanda, después de 24 horas de vuelo, recién aterrizados, recogimos el coche de alquiler con que recorreríamos el país y nos enfrentamos al que sería el mayor reto de este viaje. Por increíble que parezca, un giro, una rotonda o simplemente mantenerse en el centro del carril requiere de máxima concentración. Y por si fuera poco, encontrarte en medio de la carretera con una vaca o una oveja que pondrán a prueba tus reflejos es de lo más común.

Vaca neozelandesa en mitad de la carretera...

Las jirafas pastan a sus anchas en las llanuras de África. Y en la Potsdamer Platz de Berlín. Allí nos encontramos esta enorme jirafa construida con piezas de Lego. Y no estaba sola: en el Sony Center se encuentra el Legoland Discovery Centre: una enorme superficie donde se exponen todo tipo de construcciones a base de los míticos Legos.

Jirafa de Legos en Berlín

Por su forma geográfica a la península italiana se le denomina también “La bota”. Pero no pensábamos que sus habitantes lo tomasen tan al pie de la letra… Paseando por un pueblecito de La Toscana, nos encontramos en una ventana cualquiera este macetero tan curioso. Desde luego tenía solera, porque la bota vivió mejores tiempos… Eso sí: no se le puede negar la originalidad ni el bonito resultado.

Macetero-bota en la bota italiana

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Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

3 Comment on “Viajar para ver (2)

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