Jean-Baptiste Colbert fue el exitoso ministro del rey francés Luis XIV durante el siglo XVII. Promovió el desarrollo del comercio y de la industria nacional creando fábricas estatales. Su política económica, llamada “colbertismo”, aunque no exenta de controversia por la creación de monopolios o la administración del esclavismo en las colonias, fue muy exitosa: terminó con la deuda de Estado y favoreció la independiencia económica de Francia.
Fundido a negro
Coetáneo de Colbert, Juan de Goyeneche nació en Navarra, en el Valle de Baztán. Fue empresario y político, ocupando un lugar privilegiado en la Corte de Carlos II. Siempre militó en las filas más progresistas que propugnaban la modernización de España. De ahí su afinidad con el colbertismo y su apoyo (tanto financiero como moral) a los Borbones en la Guerra de Sucesión: pensaba que un rey de origen francés como Felipe V contribuiría a traer a España esas nuevas ideas del país vecino.
Fundido a negro
¿Qué tiene que ver esta película que te estoy contando sobre la política económica del siglo XVII con Nuevo Baztán? Aunque pueda no parecerlo, mucho. Porque de una manera indirecta, la creación de este municipio madrileño tuvo su semilla de origen en Colbert: sus ideas fueron la inspiración para Goyeneche, el artícife del proyecto que dio origen a Nuevo Baztán.
Flashforward a la actualidad
Viéndolo hoy en día, con su aire rural y su nombramiento oficial como uno de Los Pueblos Más Bonitos de España, puede resultar inverosímil saber que Nuevo Baztán se planteó en realidad como una ciudad avanzada a su tiempo. Fue una especie de experimento socioeconómico que intentó aunar en un mismo lugar el desarrollo de la industria nacional, en forma de talleres y fábricas, con una nueva ordenación urbana que diese respuesta a las necesidades de trabajadores y visitantes. Pero, ¿cómo lo hizo?
Flashback al siglo XVII
En 1710 Goyeneche se decidió a llevar a la práctica estas ideas de Colbert que defendían el desarrollo de una industria nacional fuerte para lograr el progreso económico del país. Su plan era crear un centro industrial y urbano y para ello eligió un área próxima a Madrid pero bastante despoblada y eminentemente agrícola. Parte del objetivo era precisamente probar cómo el proyecto serviría para revitalizar demográfica y económicamente una zona prácticamente abandonada en ese momento.
Adquirió terrenos en torno al entonces municipio de Olmeda de la Cebolla (actual Olmeda de las Fuentes) e instaló una fábrica de tejidos que prosperó enormemente e incluso abasteció de uniformes a las tropas de Felipe V. Con una fábrica fuerte ya funcionando, Goyeneche encargó al célebre arquitecto Churriguera la construcción del complejo que sería Nuevo Baztán. Fiel a su estilo, las edificaciones fueron de estilo barroco.
La ciudad se planificó con un diseño ortogonal simple sobre 3 ejes centrales: el Palacio, la Iglesia y las fábricas. En torno al Palacio y a la Iglesia se construyeron 3 plazas y 6 manzanas de viviendas en cuadrícula (fácilmente ampliables en varias direcciones, en caso de crecimiento de la ciudad). Alrededor, tierras de labor y cultivos. El trazado de Nuevo Baztán aunaba el carácter señorial y grandilocuente del barroco, representado en el Palacio y la Iglesia, con la funcionalidad plasmada en las viviendas ordenadas en cuadrícula.
También había una clara intención sociológica: la distancia física al Palacio y a la Iglesia simbolizaba la distancia social entre sus habitantes. Las viviendas más alejadas de la zona monumental eran a su vez las más próximás a los campos y por tanto, las que ocupaban los agricultores y ganaderos. Nuevo Baztán llegó a contar con 80 viviendas y 500 habitantes.
A la fábrica de tejidos se fueron sumando rápida y progresivamente otras: la de alcoholes, la de vidrios y cristales, la instalación de un molino de papel en la ribera del río Tajuña, la de ceras, la confitería.. Goyeneche mandó traer a maestros extranjeros para enseñar a los locales la producción especializada que se realizaba en cada una de estas fábricas. Y se plantaron vides y olivos en las inmediaciones.
El plan más ambicioso fue la fábrica de vidrios, que buscaba introducir esta industria en Castilla para dejar así de depender de las importaciones a Venecia. Fracasó rápido sin embargo: tan solo funcionó de 1720 a 1728 y fue reconvertida en una fábrica de jabones, que persistiría hasta 1748. Las empresas de Nuevo Baztán fueron decayendo en las siguientes décadas hasta su cierre definitivo en 1778.
Flashforward a la actualidad
De aquellas fábricas ya no queda nada, aunque algunos de los edificios que las albergaron están en proceso de recuperación. Con esta excepción, el resto de la ciudad está perfectamente conservado (al menos exteriormente).
El conjunto arquitectónico del Palacio y la Iglesia centra la atención de cualquier visitante a Nuevo Baztán. El Palacio, de dos plantas, ocupa la parte izquierda y era la residencia de Goyeneche. Destaca en su portada la escultura de la cabeza de un león con el escudo del Baztán entre sus fauces. Hoy es sede de la Oficina de Turismo y está en restauración: solo se pueden ver el patio interior y la escalera.
A la derecha del Palacio se encuentra adosada la Iglesia. Está dedicada a San Francisco Javier, copatrono de Navarra, que está además representado en una escultura sobre la puerta. Su fachada es típicamente barroca. No pudimos visitar el interior porque estaban celebrando misa.
Frente a ambos edificios está la Plaza de la Iglesia, arbolada y con una fuente de tritones. Junto a la Iglesia está la Plaza del Mercado: originariamente tenía soportales, pero hoy sólo quedan las bases de piedra. Desde ésta se accede a la Plaza de Fiestas, de estilo castellano tradicional. Sorprende su gran tamaño y se cree que tuvo distintos usos: desde sede de talleres y artesanos, hasta lugar de celebración de corridas de toros, obras de teatro, conciertos…
Las Casas de Distinción, pertenecientes a las familias de más alta posición, se distribuyen en los laterales de las Plazas de la Iglesia y del Mercado: son las más próximas al Palacio, igual que sus residentes eran los más cercanos a Goyeneche. También su acabado en cuanto a aquitectura y estética denotan su rango social. Ahora algunas de ellas las ocupan el Ayuntamiento y varios restaurantes.
Al lado contrario a la Iglesia respecto del Palacio se encuentra el actual Centro de Interpretación, donde antes estuvo la Bodega del Palacio. Es muy recomendable entrar: tanto para ver las tinajas y la estructura de la antigua bodega, como para aprender más sobre Nuevo Baztán con los paneles y audiovisuales. Desde aquí hay otra puerta hacia la Plaza de Fiestas también.
Conforme te alejas de este núcleo urbano señorial, se suceden las manzanas cuadradas de viviendas dedicadas a los trabajadores de las fábricas y del campo: más pequeñas, sin balcones, más pobres estéticamente. Hasta llegar a la Plaza de la Cebada, la más alejada de Palacio e Iglesia, donde vivían los agricultores y ganadores y desde la que había el acceso más directo a las tierras de alrededor.
Junto a ella está la Fonda, donde se alojaban viajeros y comerciantes. Su estructura imita en pequeña escala la del Palacio.
Y una última curiosidad: en la carretera de Alcalá, frente a la primera manzada de las Casas de Distinción, puedes ver la Olma Vieja. Se trata del único superviviente de los olmos que Churriguera mandó plantar para dar sombra a lo largo del paseo de entrada al Palacio. Desgraciadamente la enfermedad de la grafiosis acabó con todos los demás y solo éste ha llegado hasta nuestros días.
Conocer Nuevo Baztán en un agradable paseo te llevará apenas una hora. Conviene acercarse a la Oficina de Turismo para que te den un mapa y las explicaciones básicas (también puedes descargarte en el móvil vía QR una audio guía para enriquecer el recorrido). Los sábados, domingos y festivos hay visitas guiadas de 2 horas de duración, por 3 euros, a las 11.30 y a las 16.30. En cada horario salen 2 grupos, con 10 integrantes cada uno, en estricto orden de llegada a la Oficina de Turismo. Nosotros nos quedamos sin el tour porque a las 11 ya había más de 20 personas esperando (llega con tiempo, por tanto). Por último, también puedes completar la estancia con un poco de senderismo en el entorno natural de las inmediaciones por la senda de Valmores.