El 7 de julio de 2007 la ciudad inca de Machu Picchu en Perú fue elegida como una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno. Y el 18 de junio de 2016 nosotros cumplimos nuestro sueño de verla con nuestros propios ojos. Y recorrerla. Y subir a la montaña del mismo nombre. Y descubrir todos sus secretos. Y emocionarnos de estar allí… Y como no hay blog que se precie sin su post sobre Machu Picchu, ¡allá vamos!

Un poco de historia…

No somos expertos arqueólogos así que tampoco vamos a explicar aquí lo que ya está muy bien contado en la Wikipedia, por ejemplo, pero sí algunos hechos clave para entender la importancia de este lugar.

Primera vista de Machu Picchu, a las 6 de la mañana, con escasos restos de niebla y aún sin sol

Primera vista de Machu Picchu, a las 6 de la mañana, con escasos restos de niebla y aún sin sol, desde la Casa del Guardián

Para empezar, está fantásticamente bien conservado. Vale que data “sólo” del siglo XV, pero cuando llevas unos días conociendo Cuzco y el Valle Sagrado te das cuenta enseguida de que, pese a haber transcurrido apenas 6 siglos desde el esplendor inca, muy poco queda en pie. Esto es “mérito” de la conquista española: se desmantelaron todas las construcciones incas y se reaprovechó su piedra para erigir iglesias y palacios. En Machu Picchu se conserva en torno al 70-80% original, los conquistadores ni lo tocaron, con lo que simplemente se ha perdido aquello que la naturaleza en el curso de estos años ha destruido (o lo que los primeros que se lo encontraron se fueron llevando, claro).

Su nombre original no era el que le damos hoy, sino Ilaqta. El actual es el de una de las montañas que flanquea la ciudad: la más alta y menos fotografiada. De hecho Machu Picchu significa en quechua “Montaña Vieja”. La otra es la más famosa, la que está justo detrás de la ciudad y que sale en todas las imágenes: Huayna Picchu, “Montaña Nueva”.

Huayna Picchu a través de una de las puertas del recinto de Machu Picchu (y la foto de la portada de nuestra Lonely Planet)

Huayna Picchu a través de una de las puertas del recinto de Machu Picchu (y la foto de la portada de nuestra Lonely Planet)

Hay diversas teorías sobre el uso de esta ciudadela e incluso sobre qué emperador mandó construirla, aunque es innegable su carácter religioso, por la presencia de varios templos, y agrícola, por las numerosas terrazas de cultivo. También queda fuera de toda duda su importancia durante el Imperio Inca, pues varios caminos pasaban por ella. Generalmente se la considera por tanto un centro administrativo y religioso.

El mayor “misterio” es en realidad como permaneció ignorada hasta el siglo XX cuando el historiador estadounidense Hiram Bingham la descubrió. Pero ojo, que él murió convencido de que lo que había encontrado era la ciudad de Vilcabamba, el último bastión de los incas antes de caer frente a los conquistadores, que fue descubierto años después, mucho más al interior de la selva. No había apenas constancia histórica de la existencia de Machu Picchu, luego no podía sospechar que era ésta con lo que se había topado…

La teoría que nos contó nuestra guía era que la ciudad solo era conocida por ciertas familias de la nobleza y la élite inca y cuando éstas cayeron en la guerra civil que sufrió el Imperio antes de la llegada de los europeos, Machu Picchu quedó olvidada. El resto de sus habitantes, trabajadores, se dispersaron por las zonas colindantes y por tanto el enclave perdió toda su importancia.

Panorámica de Machu Picchu donde se aprecian las terrazas agrícolas

Panorámica de Machu Picchu donde se aprecian las terrazas agrícolas

¿Y cómo llego?

No nos cabe ninguna duda de que la manera más auténtica de llegar hasta el recinto es a través del Camino Inca. Bueno, a través del último tramo de uno de los caminos que conectaban con Machu Picchu, para ser estrictos, pues eran muchos más y todos se extendían kilómetros a través del vasto Imperio Inca. Los valientes que lo hacen así caminan de 2 a 4 días y acceden a través de la Puerta del Sol.

Luego estamos los más vagos o los que tenemos menos tiempo para viajar por Perú, que llegamos en tren hasta Aguas Calientes, el pueblo situado en la base de Machu Picchu, y de donde parten los autobuses para alcanzar la ciudadela. También puedes subir andando desde el pueblo: es un camino de alrededor de hora y media o dos horas, debido a la fuerte pendiente. Pero no hay otro modo de llegar: o a pie o en autobús. Precisamente para controlar el acceso y paliar las aglomeraciones de visitantes.

Los primeros buses salen a las 5.30, para llegar a las 6 que es cuando se abre el recinto (hasta las 17.30 que es la hora de cierre). Es imposible no encontrar la parada cuando estás en Aguas Calientes: el pueblo es pequeño y todas las señales llevan o la estación de tren o a la de autobús. Si como nosotros tienes la idea de intentar coger el primer bus y entrar a primera hora en Machu Picchu, ¡felicidades, no estarás solo! Efectivamente llegamos a las 5 de la mañana a la parada y ya había unas 300 personas en la cola. ¡Y eso que no era temporada alta!

Colas para subir a los primeros autobuses que llevan de Aguas Calientes a Machu Picchu y que empiezan a circular a las 5.30 de la mañana

Colas para subir a los primeros autobuses que llevan de Aguas Calientes a Machu Picchu y que empiezan a circular a las 5.30 de la mañana

Logramos subir en el bus número 13 (cada uno apenas tiene 30 asientos). El trayecto es de más o menos 20 minutos, pero encontrarás otra bonita cola para pasar a la ciudad. Tienes que presentar el ticket de entrada y tu pasaporte (o documento de identificación), pues las entradas son nominativas.

Entrada al recinto de Machu Picchu a primera hora, ya con considerables colas

Entrada al recinto de Machu Picchu a primera hora, ya con considerables colas

Una vez dentro simplemente tienes que seguir el camino y las señales para acceder a los distintos enclaves de Machu Picchu. A poco que hayas leído sobre el lugar, reconocerás varios nombres: la casa del Guardián, la puerta del Sol, el Templo del Sol, etc. Puedes moverte con libertad y no es obligatorio contratar un guía, aunque sí sumamente recomendable desde nuestro punto de vista (no entra en el precio de la entrada). La mayoría de visitantes así lo hacen y, por grupos, siguen aproximadamente el mismo itinerario.

Eligiendo entrada

Hay 3 clases de entrada a Machu Picchu, con un número limitado de espacios diarios para cada tipo:

  • Entrada sólo a Machu Picchu (37 $): 2.500 accesos diarios
  • Entrada a Machu Picchu + montaña (44 $): 800 accesos diarios, en 2 horarios posibles (7 o 9 de la mañana)
  • Entrada a Machu Picchu + Huayna Picchu (47 $): 400 accesos diarios, en 2 horarios disponibles (7 o 10 de la mañana)

Ten en cuenta que si compras la de un tipo y luego te arrepientes y quieres cambiarla, no podrás: pierdes la adquirida, y su importe correspondiente, y debes pagar la otra y su precio íntegro.

Son necesarias unas 3 horas para hacer el recorrido de la ciudadela. Si además vas a subir a alguna de las montañas, suma prácticamente otras 3 horas más. ¿Ventajas? Hacer un poco de senderismo en la naturaleza y disfrutar de las increíbles vistas del recinto desde las alturas, rodeado de las verdes montañas y el río.

Suele ser más habitual subir el Huayna Picchu, pero las entradas, al tener menor disponibilidad diaria y ser más populares, se terminan pronto, así que asegúrate de comprarlas con antelación si quieres hacer esta subida. Nosotros nos quedamos sin ellas y por eso optamos por el acceso a la montaña Machu Picchu.

Vista de la ciudad y de Huayna Picchu desde la montaña Machu Picchu

Vista de la ciudad y de Huayna Picchu desde la montaña Machu Picchu

En ésta el ascenso es mayor, llegas a más altura y en la panorámica que tienes en todo momento está incluido el Huayna Picchu que es mucho más fotogénico que la montaña de Machu Picchu, la verdad. Así que al final no nos salió mal la alternativa. Eso sí, la subida es muy dura: son escalones de piedra irregulares, tardamos casi 3 horas en ascender y volver, andando a buen ritmo, y el último tramo, cuando se estrechan el camino y los peldaños y apenas tienes espacio para colocar el pie, se hace extenuante.

Durante la subida hay varios miradores en los que recuperar el aliento y disfrutar de las vistas; también puedes conformarte con la panorámica desde alguno de ellos y dar media vuelta a descansar. En cualquier caso, a nosotros nos mereció la pena. Mucho. Pero avisamos de que hay que estar medianamente en forma y creemos, por lo que hemos leído, que Huayana Picchu no es tan exigente.

Último tramo de subida a la montaña Machu Picchu: el camino se estrecha y se hace más empinado... y duro!

Último tramo de subida a la montaña Machu Picchu: el camino se estrecha y se hace más empinado… y duro!

A recorrer la ciudadela

Recapitulando: cogimos el bus a las 5.45, llegamos a Machu Picchu a las 6.15, subimos a la montaña a las 7, bajamos hacia las 10 y a las 11 empezamos el recorrido de la ciudadela (sí, al día siguiente teníamos agujetas). Fuimos en un grupo de 8 personas, número perfecto para no perderse, ni las explicaciones del guía ni entre nosotros, y para no montar demasiadas aglomeraciones al pararnos a observar. También hay que decir que tuvimos suerte y no había demasiados turistas ese día, con lo que tampoco experimentamos esa sensación de agobio que habíamos leído por parte de otros visitantes con el recinto lleno.

El punto de inicio suele ser la casa del Guardián: desde allí obtendrás la foto más típica de Machu Picchu, que habrás visto mil veces pero que querrás hacer igualmente. Y a partir de ahí, fuimos en el sentido de las agujas del reloj, siempre siguiendo la narración del guía, con pequeñas paradas por el resto de lugares más representativos.

Mapa del recinto de Machu Picchu con los principales enclaves (vía buscuscoollanta.com)

Mapa del recinto de Machu Picchu con los principales enclaves (vía buscuscoollanta.com)

Si nos permites unos consejos…

Llega a primera hora o a mediodía. El principal mal con el que luchar en Machu Picchu eres tú mismo: sí, tú y los visitantes como tú que cada día llegan hasta allí por miles. La mayoría entran alrededor de las 10 de la mañana porque salen directamente desde Cuzco en tren hasta Aguas Calientes, con lo que les lleva unas horas hacer ese primer recorrido. De 10 a 1 por tanto es cuando más abarrotado estará. Pese a lo que te hemos explicado de que muchos tienen también nuestra feliz idea de entrar a las 6, cuando abre, la comparación numérica es ridícula: cuando accedimos al recinto pudimos hacer fotos a nuestras anchas y apenas se veía alguna cabecita a lo lejos.

Otra opción es entrar hacia mediodía, cuando la mayoría se va, y disfrutar de las últimas horas hasta las 17.30 que cierra (el último acceso permitido es a las 16.00). Además, con ambas opciones disfrutas de una luz diferente: las primeras y las últimas horas del día ya se sabe que no tienen precio para las fotos. Las dos alternativas implican hacer noche en Aguas Calientes: o bien la anterior a la excursión para llegar a primera hora o bien la misma del día de la visita porque no se alcanzaría el último tren de salida.

Vistazo final a la ciudad, tras finalizar el recorrido y antes de abandonar Machu Picchu

Vistazo final a la ciudad, tras finalizar el recorrido y antes de abandonar Machu Picchu

Contrata un guía. Salvo que seas un historiador experto en los incas, creemos que es altamente recomendable (por no decir casi obligatorio) contratar un guía. Las estructuras y construcciones de Machu Picchu están muy bien conservadas y puedes apreciar perfectamente cómo vivirían y se organizarían sus habitantes. Pero aún así habrá montones de cosas que se te escapen sin alguien que lo conozca a fondo y te lo explique. Puedes tenerlo previamente reservado (como fue nuestro caso) o bien contratarlo directamente al llegar allí (incluso en la cola del bus en Aguas Calientes había guías ofreciendo sus servicios).

Lleva agua, gorra y protección solar. Salvo que vayas en temporada de lluvias, claro, en cuyo caso cámbialo por un impermeable. A nosotros el sol nos apretó de lo lindo, pasamos calor y el agua se nos quedó un poco corta, sobre todo por la subida a la montaña. Por cierto que si vas a hacerla, lleva calzado adecuado: no es un paseíto por el prado, como te hemos explicado.

Sube a las montañas en el primer horario disponible. Directamente relacionado con el consejo anterior: si vas a hacer el ascenso a Huayna Picchu o a la montaña de Machu Picchu, procura reservar en el primer turno disponible, para evitar las horas de mayor calor. Si la subida es ya de por sí durilla, con el sol en todo su esplendor, puede ser mortal.

Pasa al baño antes de entrar. En todo Machu Picchu no hay un solo aseo. El único baño está justo en la entrada. Si necesitas usarlo una vez has accedido al interior, puedes salir llevando contigo la entrada, pero para volver a entrar tendrás que hacer la cola correspondiente que haya en ese momento.

Sella tu pasaporte. Junto a los puestos de control de acceso, hay una mesa con sellos de Machu Picchu con los que puedes dejar gratuitamente este bonito recuerdo en tu pasaporte.

Junto a la entrada de Machu Picchu es posible sellar (gratis) tu pasaporte

Junto a la entrada de Machu Picchu es posible sellar (gratis) tu pasaporte

Y por supuesto, el mejor consejo: ¡disfruta cada segundo allí! Nunca olvidaremos ese momento en que vimos por primera vez Machu Picchu, a las 6 de la mañana, con sueño, frío y mucha emoción.

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

17 Comment on “Descubriendo Machu Picchu

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