Durante nuestro ajetreado fin de semana en Viena teníamos claro que su emblemática Opera sería una parada obligada y no nos bastaría con admirar su edificio por fuera. Además, en 2019, año de nuestra visita, se conmemoraba el 150 aniversario de su inauguración.
El edificio original de la Ópera, de estilo neorrenacentista y construido entre 1861 y 1869, no fue en sus inicios del gusto de los vieneses. Durante la II Guerra Mundial se vio gravemente dañado por un ataque aéreo y un incendio: solo la fachada principal, el vestíbulo y la gran escalera central se salvaron y han llegado hasta nuestros días. Terminada la guerra, se reconstruyó y reinauguró en 1955.
Aunque lo realmente bueno habría sido presenciar una representación en la Ópera de Viena (cosa que después descubrimos que no tiene por qué ser a cambio de un alto desembolso de dinero), nos “conformamos” con un tour guiado en español de casi una hora por su interior. Resultó ser de lo más interesante y de ahí la idea de este post.
Todos los fines de semana a la 1, a las 2 o a las 3 de la tarde puedes apuntarte a las visitas guiadas por el interior de la Ópera en español (las hay de muchos más idiomas). Las entradas no se pueden reservar ni adquirir anticipadamente, se compran 15 minutos antes, en una taquilla situada en uno de los laterales del vestíbulo principal, por 9 euros. Aunque llegues y encuentres enormes colas (fue nuestro caso), no desesperes porque terminan organizándose y logras acceder.
Nuestra visita comenzó en el patio de butacas, con forma de herradura, sentados en ellas como si fuésemos a asistir a uno de los grandes espectáculos que se celebran allí. Reconstruido tras la destrucción de la Ópera en la II Guerra Mundial, se mantuvo su forma y diseño original, así cómo los colores rojo, dorado y marfil. La sala cuenta con 2.284 plazas repartidas por las distintas alturas e incluso varias son de pie. En cada butaca existe una pantalla para consultar la traducción de los textos de la obra representada.
Una de las características más destacadas de la Ópera de Viena son sus casi 500 localidades de pie, situadas en zonas privilegiadas, como al final de la platea, bajo el antiguo palco imperial. Estas plazas son realmente económicas, desde los 4 euros, y solo se venden en taquilla 90 minutos antes de la función, un máximo de una entrada por persona. Así que si quieres disfrutar de una obra en la famosa Ópera de Viena, aquí tienes una alternativa de lo más económica.
Continuamos el tour pisando el escenario, el enorme escenario compuesto en realidad por varios espacios: la mayoría no son visibles a los espectadores desde sus butacas pero son fundamentales para conseguir esa espectacularidad de las representaciones. En ese momento estaban preparándose para la función de esa noche: poder ver toda la maquinaria que hay detrás de una producción así fue de lo que más disfrutamos en la visita.
Hay varias plataformas que se mueven tanto horizontal como verticalmente para mostrar y ocultar, según convenga, los decorados. Cuentan con dos telones cortafuegos de acero de 11 y 18 toneladas: uno separa la platea del escenario y otro, éste del retro escenario (la zona no visible). Desde 1998 los 176 metros cuadrados del telón primero son decorados con una obra de arte contemporáneo que cambia cada temporada.
Pasamos a la escalera central, conservada desde la inauguración del edificio y por la que acceden los espectadores desde la entrada principal de la Ópera. Continuamos por las diversas estancias interiores para descansar en los entreactos, como el salón de té del rey Francisco José de Habsburgo o la sala de mármol, todas ricamente decoradas. Y, por último, concluimos en el espacioso bar cafetería.
La Ópera de Viena está considerada como una de las tres mejores del mundo, debido al alto nivel de sus producciones y a su variado y extenso programa. Son 10 meses de temporada, de septiembre a junio, con representaciones prácticamente cada noche, siendo además distintas de un día a otro. Es decir, generalmente no hay dos noches seguidas con la misma obra, lo que da idea del enorme esfuerzo de producción que requiere. Anualmente se representan unas 55 óperas, de 10 a 15 ballets y varias óperas infantiles. La primera semana de julio se desarrolla un festival de jazz en el edificio de la Ópera. El resto del mes y agosto permanece cerrado en labores de mantenimiento.
Los decorados y atrezzo necesarios para las producciones de tan amplio programa se almacenan en un arsenal situado cerca del museo Belvedere. Diariamente se traen desde allí en camiones y se descargan con elevadores. Como consecuencia, unas mil personas trabajan para la Ópera, de los que 500 componen el equipo artístico: cantantes, músicos, bailarines, etc. Además de los cantantes que pertenecen a este equipo de manera fija, muchas figuras internacionales del canto acuden a Viena para participar en representaciones puntuales.
Cuando visitamos la Ópera estaban en plenos preparativos para la celebración anual del Baile de la Ópera. Durante una noche, el patio de butacas, del que se retiran éstas, se une al escenario para formar una enorme pista de baile. El acto central es el vals de los debutantes: 180 parejas de chicos y chicas, ellos de frac, ellas con vestido de noche blanco. Este evento es una conocida fiesta internacional: es obligatorio acudir de etiqueta (el resto de noches en la Ópera no es requisito) y el precio de una entrada se cuenta en varios cientos de euros.
Por último, te dejamos el podcast de “Viajar del cuento” en que hablamos de muchos más planes e ideas para hacer en Viena:
Hola Patricia, estoy leyendo tu post sobre un fin de semana en Viena y recogiendo ideas y recomendaciones pues mi mujer y yo iremos a la capital Austríaca a mediados de Septiembre. Además de darte las gracia y felicitarte por el blog que ría hacerte un comentario con todo mi cariño y esperando que no te molestes; cuando hablas de la Ópera de Viena haces referencia a la misma como el lugar donde se celebra el concierto de año nuevo, pero esto no es así, dicho concierto tiene lugar en la denominada Musikverein. Un beso
Hola Gerardo! Muchas gracias por tu comentario y por el apunte, que es totalmente acertado. Tenía que corregir el post en ese sentido que apuntas porque me confundí cuando lo escribí y efectivamente descubrí después que era un error. Gracias de veras por recordarme que aún no lo había hecho. Lo cambio ya mismo! Un saludo y gracias por leernos! Buen viaje por Viena 😉