21.2000 kilómetros originariamente, de los que se conservan unos 9.000. Hasta 8 metros de altura. 11 siglos de construcción. No, no es visible desde el espacio exterior. Y sí, la Gran Muralla China es una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno. ¿Qué viajero no sueña con conocerla? Nosotros desde luego lo teníamos en la lista de deseos pendientes. Y un vuelo a buen precio a Vietnam, con una escala larga en Pekín, nos la puso en bandeja.
Como ya te contamos cuando organizábamos el viaje, España es uno de los países cuyos ciudadanos estamos exentos de visado en tránsitos de hasta 144 horas en China: esto significa que en el mismo aeropuerto podemos tramitar un permiso para entrar al país, sin necesidad de visa, simplemente presentando un pasaporte con al menos 6 meses de validez y un billete de salida confirmado hacia un tercer país. En un post próximo explicaremos en detalle los pasos a seguir para gestionar este trámite.
Algo que no sabíamos antes de este viaje es que hay varios sectores de la Gran Muralla China próximos a Pekín y, en consecuencia, visitables desde esta ciudad en tan solo una corta excursión de un día. Badaling, Mutianyu y Jinshanling son las opciones, de mayor a menor proximidad a Beijing y, también, de mayor a menor saturación turística.
Elegimos Jinshanling, pese a ser la más alejada, por su fama de ser uno de los tramos más bellos de la Muralla, al poder observarse su trazado serpenteante en las subidas y bajadas por las colinas donde se sitúa. Fue todo un acierto. Así que, pese a que no hemos visitado otros sectores, sí podemos confirmar que éste es bellísimo y que merece la pena.
Vamos primero con unos datos. La sección de la Gran Muralla de Jinshanling está ubicada en una zona montañosa a 130 km de Pekín. Fue construida entre 1358 y 1389 durante la dinastía Ming y reconstruida entre 1567 y 1570. Conecta la sección de la Gran Muralla de Simatai en el este con la sección de Gubeikou en el oeste. Mide 10 kilómetros y medio de largo y se tarda unas 4 horas en recorrerla a pie.
Hay empinadas pendientes y requiere cierto esfuerzo pero, a cambio, los paisajes son impresionantes, el zigzagueo de la Muralla es un espectáculo y está menos concurrido que otros sectores. Cuando estuvimos, solo había unos cuantos grupos de chinos y apenas extranjeros. Y eso que no era especialmente temprano: llegamos alrededor de las 12 de la mañana. Aunque también es cierto que no era temporada alta (mediados de noviembre).
Una parte de la Muralla ha sido reconstruida y acondicionada en años recientes, mientras que otra (la más próxima a Simatai) permanece original, en estado más deteriorado. Esto también es una ventaja, pues permite observar y comparar cómo sería la Muralla en estado original versus cómo luce restaurada.
En Jinshanling hay 5 pasos, 67 torres y 3 torres guía, que dan mayor espectacularidad aún a esta sección de la Muralla China. De media, hay entre 50 y 100 metros de distancia entre una torre y la siguiente y éstas miden entre 5 y 8 metros de altura.
Como puedes imaginar viendo las fotos, hay constantes subidas y bajadas en el recorrido, así que las piernas sufren. Las torres brindan la maravillosa ocasión de observar la Muralla desde un punto algo más elevado que el de la calzada, pero también suponen más escalones que subir y bajar. Estos son desiguales, variando su altura y anchura, así que tienes que ir atento. Lo mejor es tomárselo con calma, hacer paradas y simplemente disfrutar de las vistas. Pese a que requiere cierto esfuerzo físico, no hay que estar en gran forma para lograrlo.
¿Cómo llegar desde Pekín hasta Jinshanling? La alternativa más barata es el transporte público: en metro a la estación Wangjing Oeste (líneas 13 o 15) y después, en bus hacia Luanping, bajando en la estación de servicio de Jinshanling. Como nosotros partíamos del aeropuerto y nuestro tiempo era limitado, el que nos permitía la escala entre vuelos, optamos por contratar un coche con chófer: 8 horas por 880 yuanes (113 euros) incluyendo ambos trayectos de ida y vuelta más el tiempo de espera allí (contacto: lisa-easytour@hotmail.com). El reparto del tiempo viene a ser de 4 horas para ambos traslados y 4 horas libres para tu disfrute en la Muralla.
El horario de entrada en Jinshanling es de 7 a 17 horas entre noviembre y marzo, de 8 a 18 horas el resto de meses. El precio también varía según la época del año: 65 yuanes (unos 8 euros) de abril a octubre; 55 yuanes (7 euros) cualquier otro mes. Desde la oficina de entrada hasta el lugar desde donde salen los caminos que llevan a la Muralla puedes ir caminando o bien en autobús: 10 yuanes adicionales por trayecto (1,25 euros). Tanto la entrada a la Muralla como el ticket del bus, si optas por ello, debes adquirirlo en esta oficina de Jinshanling.
Bien a pie, bien en bus, una vez estás en el área desde la que subir a la Muralla (donde también hay hoteles, tiendas y restaurantes), hay 3 posibles accesos, dependiendo de la zona de la misma en la que te quieras incorporar: the East Gate (puerta Este), the West Gate (puerta Oeste) y the Front Gate (puerta Central).
Entre noviembre y marzo, solo ésta última está abierta y es la que te sitúa en la parte central de Jinshanling, entre las torres principales. Además, si vas por ésta puedes subir en teleférico, ahorrándote la caminata, por 40 yuanes (unos 5 euros) o 60 yuanes ida y vuelta (7,5 euros). En los otros dos casos no tienes más opción que caminar. El billete para el teleférico se compra aquí mismo (no en la Oficina inicial donde debiste adquirir la entrada general).
A partir de esto, cada uno se puede montar su ruta como quiera y hay varios itinerarios sugeridos en los carteles. De hecho, encuentras mapas e indicaciones constantes, cosa que nos sorprendió mucho y es muy de agradecer. No te preocupes por tanto por perderte o desorientarte: simplemente sigue los carteles.
A priori lo más lógico (aunque también más esforzado) es subir a pie hasta la Muralla por uno de los dos accesos laterales (la puerta Este o la puerta Oeste) y caminar hacia el extremo contrario, recorriendo así el sector completo de Jinshanling en un sentido.
Nosotros sin embargo accedimos por la puerta Principal dado que subimos en teleférico: preferimos ahorrar toda nuestra energía para caminar sobre la propia Muralla. Primero nos dirigimos hacia el oeste, hacia Simatai o, lo que es lo mismo, hacia el tramo de la Muralla sin restaurar. Dimos media vuelta en una torre a partir de la cual el suelo se pone más peligroso al estar en su estado original. Deshicimos lo andado desde ahí hasta el acceso al que llegas con el teleférico y continuamos hacia el este. Tras pasar varias torres dimos media vuelta hacia el teleférico de nuevo, para bajar en él.
Esto significa que hicimos dos veces en realidad el mismo tramo, en ambos sentidos. Quizá no sea por tanto la forma más eficiente de visitar Jinshanling pero nos encantó igualmente y, como la luz iba variando, la experiencia del recorrido en cada sentido fue ligeramente diferente.
La época más recomendable para visitar Jinshanling es la primavera o el inicio del otoño, para disfrutar de la vegetación circundante en su esplendor. Hay que evitar los días festivos en China, cuando puede llenarse demasiado: las vacaciones del Día Nacional (del 1 al 7 de octubre) y las vacaciones del Día del Trabajo (del 1 al 3 de mayo).
Además de las tiendas y restaurantes que se sitúan en los accesos a la Muralla, hay vendedores ambulantes de comida, bebida y souvenirs varios en las torres durante todo el recorrido. Así que calmar el hambre o la sed tampoco supone un problema si no quieres cargar peso.
Poder pisar la Gran Muralla China fue una experiencia increíble, más sobre todo al hacerlo en Jinshanling donde la imagen que teníamos en nuestra mente sobre esta construcción se hace realidad. No sabemos si volveremos a Pekín y podremos comparar con otros sectores de la Muralla, pero desde luego terminamos plenamente satisfechos con nuestra elección: ¡la escala entre vuelos mejor aprovechada de nuestras vidas!
Y en tren tb se puede ir. Que pocos lo hacen. Un saludo
Gracias por el dato!!