Siempre que vamos a Barcelona (y llevamos muchas visitas a la ciudad condal) nos gusta caminar por el Paseo de Gracia y admirar sus edificios más emblemáticos. Sin embargo, confesamos que la Casa Milà, pese a ser uno de los grandes exponentes de la arquitectura orgánica de Gaudí, nunca había sido de nuestros favoritos. Hasta que nos animamos a recorrerlo por dentro y descubrir todos sus secretos y curiosidades. Así aprendimos que representa, mejor que muchas otras creaciones suyas, sus grandes innovaciones constructivas y sus mejores soluciones decorativas. Es también otra de sus obras reconocidas como Patrimonio Mundial de la Unesco.

La Casa Milà fue el último edificio civil construido por Gaudí, concretamente entre 1906 y 1912, por encargo de la acaudalada familia Milà (de ahí su nombre). Ellos ocuparían el piso principal y alquilarían el resto de viviendas, una táctica habitual entre los burgueses catalanes de principios del siglo XX, como ya vimos en la Casa Batlló. Se compone en realidad de dos bloques, con accesos independientes, organizados en torno a dos grandes patios interconectados. Aún hoy hay viviendas residenciales de alquiler en la Casa Milà; también algunos locales comerciales así como la sede de la Fundación del mismo nombre.

Se puede entrar a conocer la Casa Milà de día y de noche. Hay distintas opciones de visita, con tarifas generales que empiezan desde los 25 euros (mejor consulta online para elegir la que mejor se adapte a ti). Con tu entrada podrás recorrer, con las explicaciones de una audioguía, 4.500 metros cuadrados repartidos en 5 plantas. Incluyen, por este orden: la increíble azotea y sus vistas; el ático con una exposición muy interesante sobre la obra de Gaudí; un piso que recrea cómo era una vivienda de inicios del siglo XX y el patio de las flores, uno de los dos patios interiores del edificio.

La fachada en forma de cantera que da nombre a La Pedrera, Barcelona
La fachada en forma de cantera que da nombre a La Pedrera

La fachada cantera

La Casa Milà es conocida como La Pedrera por su fachada con aspecto de cantera a cielo abierto. Está construida fundamentalmente en piedra caliza como si de una gran escultura se tratase, con nada más y nada menos que 30 metros de altura y 84 de extensión. Destacan las barandillas de hierro forjado que se hicieron a partir de elementos reciclados y simulan formas vegetales.

Las rejas de hierro que adornan los 32 balcones de La Pedrera se elaboraron, de manera ingeniosa y eficaz, con restos de chatarra de desguace. Estéticamente recuerdan a algas u otras plantas y se consideran antecedentes de la escultura abstracta del siglo XX.

Forja de uno de los balcones en la Casa Milà, Barcelona
Forja de uno de los balcones en la Casa Milà

La azotea de los guerreros

Merece la pena entrar a la Pedrera solo por subir a su azotea. Así de espectacular es. Las cajas de escalera (o badalots), las torres de ventilación y las chimeneas en forma de guerreros impresionan de veras. Sorprende pensar que cuando se construyó este espacio no era para uso y disfrute de los residentes sino puramente funcional. El suelo irregular, con pequeñas subidas y bajadas, que sigue la forma ondulante del edificio en torno a los dos patios interiores, supone un paseo casi mágico.

La espectacular azotea de la Casa Milà, Barcelona
La espectacular azotea de la Casa Milà

Las formaciones de piedra fundamentalmente, pero también con trencadís (mosaico de pequeños fragmentos de cerámica y vidrio, típico del modernismo catalán) custodian las magníficas vistas de Barcelona. No te pierdas la panorámica del Paseo de Gracia a un lado y la Sagrada Familia, al otro.

Chimeneas y badalots en la azotea de la Casa Milà, Barcelona
Chimeneas y badalots en la azotea de la Casa Milà

Hablando de la Sagrada Familia, te proponemos un juego de agudeza visual si la visitas. Fíjate en los soldados en la fachada de la Pasión y verás cómo irremediablemente recuerdan a las chimeneas con forma de guerrero en la azotea de la Casa Milà. Las esculturas de los primeros son un homenaje de su creador, Subirachs, al ideador de las segundas, el maestro Gaudí.

El ático con la exposición

Los 270 arcos catenarios, tan característicos de la obra de Gaudí, construidos aquí en ladrillo, convierten el desván de la Casa Milá en uno de los espacios más especiales del edificio, simulando el esqueleto de una ballena. Originariamente era el lavadero comunitario y además servía como cámara aislante respecto al resto de pisos inferiores.

270 arcos catenarios en el ático de la Casa Milà, Barcelona
270 arcos catenarios en el ático de la Casa Milà

Hoy acoge el único centro de interpretación de Gaudí en Barcelona, ​​imprescindible para conocer toda la obra del arquitecto y su inspiración. Hay interesantes audiovisuales, maquetas de todas sus construcciones, una exposición de muebles diseñados por él y amplia información.

Exposición sobre la obra de Gaudí en el interior de la azotea de la Casa Milà, Barcelona
Exposición sobre la obra de Gaudí en el interior de la azotea de la Casa Milà

¿Quieres descubrir cómo diseñaba Gaudí sus planos? En el desván de la Casa Pedrera tienes la respuesta gráfica. Colgaba una superficie horizontal del techo y en ella suspendía cadenas que formaban esos arcos catenarios en los que basaba sus estructuras; colocaba un espejo justo bajo esa superficie para ayudarle a visuallizarlo mejor.

La vivienda típica burguesa

La cuarta planta de la Casa Milà supone un viaje en el tiempo, concretamente a cómo vivía una familia burguesa barcelonesa a principios del siglo XX. Este piso recrea las habitaciones, muebles, equipamientos… tal y como eran entonces. Además podemos apreciar de cerca los elementos ornamentales diseñados por el propio Gaudí hasta el último detalle: los pomos, los tiradores, las molduras de puertas y ventanas… No dejaba nada al azar. Incluso los techos, con decoración de formas naturales, y los suelos.

Quizá si caminas por los espacios de esta vivienda y miras hacia abajo veas algo que te resulte familiar. Las baldosas en el Paseo de Gracia se inspiran en el pavimento de la Casa Milà. De forma hexagonal y diseñado por el propio Gaudí, se conoce de hecho como “loseta Gaudí”, y es probablemente su obra más popular a la postre.

El patio de las flores

Gaudí no solo buscaba la belleza estética sino que sus decisiones creativas también perseguían la eficiencia. En un edificio destinado a viviendas esto suponía favorecer la correcta iluminación y ventilación de los 16 apartamentos que lo compondrían. Y para ello ideó dos amplios patios interiores: el de las flores y el de las mariposas.

Murales de flores en el Patio de las flores de la Casa Milà, Barcelona
Murales de flores en el Patio de las flores de la Casa Milà

El segundo estaba en obras cuando visitamos la Casa Milà así que solo pudimos conocer el primero. El Patio de las flores recibe su nombre de los murales florales que cubren las paredes. Su forma circular crea una de las imágenes más típicas de la Pedrera: el perfil interior del edificio recortado sobre el cielo.

Vista desde el interior del Patio de las flores en la Casa Milà, Barcelona
Vista desde el interior del Patio de las flores en la Casa Milà

Gaudí construyó en el sótano de La Pedrera uno de los primeros garajes de Barcelona. Desde el Patio de las flores puedes ver la rampa de acceso al mismo. Además de este espacio de aparcamiento, en el sótano estaban los trasteros y la sala de máquinas de la calefacción. Hoy en día, en cambio, se encuentran aquí el Auditorio y la Sala Gaudí.

¿Te hemos convencido para entrar a la Casa Milà en tu próxima escapada a Barcelona quizás? ¡Con eso nos damos por satisfechos!

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

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