Si con nuestro anterior post ya te hemos convencido de ir a “las islas de los Dioses” gallegas, con éste vamos a intentar persuadirte de que pases al menos una noche en ellas. Porque observar sus cielos estrellados merece tanto la pena como recorrer sus playas y rutas. Y la única forma de hacerlo es durmiendo en las Cíes.
Pero como parte de un Parque Nacional que son, no encontrarás una oferta hotelera variada… De hecho, solo dispones de una opción: el camping de las Cíes, abierto cada año en Semana Santa y del 1 de junio al 22 de septiembre. ¿Qué mejor para observar esos cielos nocturnos que dormir literalmente bajo ellos? Bueno, siempre con la mínima separación de la tela de una tienda de campaña.
Si no tienes una propia, no te preocupes: en el camping cuentan con varias tiendas grandes ya montadas y listas para que las alquiles. Incluso el saco de dormir también puedes alquilarlo allí, aunque quizás ni siquiera necesites uno si vas en verano, porque las tiendas vienen equipadas con cama y colchón. Las hay sencillas (una cama de 1,35 m de ancho) y familiares (dos camas de 1,20 m). ¡Así que por falta de comodidades no será! El horario de entrada es a partir de las 15 horas y de salida, hasta las 12 de la mañana. Muy importante: el alquiler de estas tiendas requiere de una estancia mínima de dos noches y no está disponible en Semana Santa, solo a partir del 1 de junio.
Si por el contrario eres campista profesional, simplemente tendrás que reservar tu parcela y en ella montar tu propia tienda (por lo que vimos, eran bastante espaciosas). En este caso puedes acceder a ellas a partir de las 12 de la mañana.
Ni en las tiendas ni en las parcelas hay toma de agua o electricidad (en un área protegida no estamos para tantos lujos) y todos los servicios e instalaciones son de uso común: puntos de conexión eléctrica, aseos y duchas incluidos. No hay consignas en las que poder guardar tus pertenencias bajo llave, así que procura no traer a las islas cosas demasiado valiosas o llevarlas siempre contigo. Sí existe, frente a la recepción, una caseta con varias tomas eléctricas libres y con taquillas que se pueden cerrar con llave, con 2 enchufes cada una, por si quieres dejar cargando algún aparato sin estar tú delante (1 euro de coste).
La reserva para el camping la puedes y debes hacer online, con suficiente antelación, porque las plazas son lógicamente limitadas y en verano se agotan rápido. En nuestro caso pagamos en total 110 euros por dos noches en julio (temporada alta) con tienda de campaña sencilla de alquiler, con una cama. Abonamos la mitad al hacer la reserva y la otra mitad al llegar allí en recepción. Para conocer el resto de tarifas, consulta su web.
Es imprescindible contar con un permiso de la Xunta para comprar el ticket del barco que te lleva a las Cíes, en primer lugar, y para poder acceder de hecho a las islas, en segundo lugar. Si reservas en el camping, ellos tramitarán por ti la solicitud de ese permiso (a diferencia de si vas y vienes en el día, que deberás gestionarlo tú mismo en este enlace). Al confirmarte la reserva, el propio camping te informa de ello.
Tú solo tendrás que esperar a recibir vía e-mail unos días después la pre-autorización para entrar al Parque con un código. Éste será el que debas usar para adquirir los billetes del barco con cualquiera de las navieras existentes. Una vez los has comprado, te llegará otro correo con el permiso oficial de la Xunta, en formato QR, y un PDF con instrucciones sobre las normas a respetar en tu visita, información de las islas y un útil mapa como éste, donde puedes ver la ubicación del camping respecto al resto de puntos de interés (clicando en la imagen accedes al folleto explicativo también).
Precisamente la localización del camping es una de sus ventajas. Justo detrás del lago que bordea a la famosísima playa de Rodas (la misma que The Guardian nombró como la mejor del mundo en 1996) y en la ruta que va hacia el Faro de las Cíes. Situado en una zona de árboles, sus instalaciones son muy completas y nos sorprendió para bien su eficaz gestión y sus muchos servicios.
A lo ya mencionado sobre las dos opciones de alojamiento (alquiler de tiendas o reserva de parcela para montar la propia) y el puesto para cargar aparatos electrónicos, se suman los imprescindibles aseos y duchas. De los primeros, hay dos disponibles: unos para uso de cualquier visitante; otros, que están en el mismo espacio que las duchas, sólo para los alojados en el camping.
Para hacer uso de las duchas en recepción te entregan una moneda por día de estancia que da derecho a 3 minutos de agua caliente cada una. Si necesitas más tiempo, la máquina que controla la emisión de agua también acepta monedas de 20 céntimos. La hora punta para ducharse es entre las 7 y las 9 de la tarde, cuando puede tocarte esperar cola. Fuera de ese horario hay número suficiente para no tener problema. Junto a los baños hay también unos lavaderos por si necesitas enjabonar alguna prenda de ropa o utensilios de cocina.
El restaurante del camping cuenta con dos áreas: la terraza con servicio tradicional de camareros y la zona interior de auto servicio en que tú mismo recoges la comida y te la llevas a la mesa. Los platos son los mismos y salen de la misma cocina. Los precios no son especialmente baratos pero las raciones son abundantes y la comida es más que aceptable. Algunos ejemplos: pollo asado, 9 euros; churrasco, 9 euros; calamares, 13 euros; lubina o dorada, 18 euros. Ofrece desayuno (de 9 a 11:30 horas), almuerzo (de 13.30 a 16) y cena (de 21 a 23), así que si, como nosotros, no llevas comida a la isla, no pasarás hambre. El restaurante está abierto para cualquier visitante de la isla, no sólo los campistas, con lo que suele llenarse.
Hay otros dos restaurantes y un merendero, todos en la isla principal a la que llegas con el barco, además del existente en el camping. El primer restaurante está justo en el embarcadero. Pasando el camping en dirección al faro encuentras el otro restaurante y un merendero con un pequeño local donde venden bocadillos y bebidas (aquí, a diferencia de los anteriores, solo puedes pagar en metálico). Los platos y precios de los 3 restaurantes, incluyendo el del camping, son bastante similares. Los bocadillos en el merendero rondan los 6 euros, con lo que serían la alternativa más económica.
Justo debajo del restaurante hay un bar con una gran terraza con estupendas vistas al lago, en primer término, y a la playa de Rodas, al fondo: muy recomendable para tomar algo relajado cuando terminas el día de playa o ruta. Al lado, una pequeña tienda de ultramarinos, donde puedes comprar bebidas, alimentos, artículos de higiene, etc.
Tanto en el área de las tiendas como en la de restauración hay que tener especial cuidado con no dejar alimentos a la vista: hay muchísimas gaviotas en las Cíes y son expertas en robarte el bocadillo (literalmente, lo vimos en la terraza del bar) o en abrir bolsas que contengan desechos orgánicos. En general en la isla no hay papeleras, aunque en los baños del camping sí las hay, con lo que debes guardar la basura bien y llevarla contigo cuando dejes las Cíes.
Debido a la situación actual por la COVID-19, es obligatorio el uso de mascarilla en todas las instalaciones del camping, desde el restaurante hasta los senderos cuando caminas dentro del recinto o los baños (literalmente solo te la quitas una vez entras en la ducha). También hay gel desinfectante en muchos puntos del camping. Está bastante controlado y todo el mundo seguía las normas, al menos por lo que vimos durante nuestra estancia.
El camping ofrece también un conjunto de actividades de las que poder disfrutar durante tu estancia en las Cíes. En la recepción te dan la información al respecto y puedes apuntarte a la que te interese. Hay un taller diario y gratuito con monitor para niños alojados en el camping en dos horarios (mañana y tarde). Otras actividades, de pago, son kayak, rutas guiadas de senderismo, snorkel y observación nocturna de estrellas. Nosotros probamos las dos últimas.
Organizada por el Club de Buceo Illas Atlánticas, la actividad de snorkel es grupal (nosotros éramos 8 personas), tiene una duración de entre 2 y 3 horas y un coste de solo 35 euros, que incluye el alquiler de aletas, gafas, tubo y, sobre todo, traje de neopreno (imprescindible dada la baja temperatura del agua). Se realiza en la zona de rocas de la playa de Nosa Señora y puedes ver varias especies de peces, estrellas de mar y, con suerte, centollos o pulpos (no fue nuestro caso). Solo por las explicaciones del amable guía y por el neopreno, merece la pena.
Pero para nosotros la mejor actividad del camping es la llamada “Starlight”: observación guiada nocturna de la estrellas de alrededor de una hora de duración a partir de las 11 de la noche y por solo 5 euros. Las Cíes tienen la denominación oficial de “destino starligth” por su escasa contaminación lumínica y su idoneidad para contemplar el cielo, así que, por muy agotado que estés del día, debes reservar un poco de energía para pasar un tiempo por la noche observando las estrellas.
La actividad está recomendada tanto para niños como para adultos: la guía adapta sus explicaciones y lo hace muy ameno. Es increíble la cantidad de estrellas que se llegan a ver, mucho más interesante cuando además te explican sus nombres e incluso las leyendas asociadas a ellas. Encima nosotros tuvimos la suerte de poder ver el cometa Neowise que justo en ese momento (julio de 2020) era visible desde nuestro planeta. ¡Una noche mágica!