Évora, capital de la región del Alentejo y a sólo 100 kilómetros de Lisboa, es una de las ciudades más antiguas de Portugal. Es por ello que caminar por sus calles es caminar también por la historia lusa. Además no necesitas mucha imaginación: su casco histórico está tan bien conservado que ha sido nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es fácil de recorrer a pie en un día y es un municipio tranquilísimo, nada masificado y donde se conserva la esencia del Portugal más tradicional. ¿Nos acompañas en este paseo por Évora?

Los orígenes de Évora se remontan a la época del Imperio romano, aunque muchos otros pueblos pasaron por ella: celtas, árabes, judíos… La ciudad conserva aún hoy muestras de todos ellos. Su época álgida a nivel histórico, no obstante, fue en el siglo XV, al convertirse en la residencia de los reyes de Portugal.

El epicentro de la ciudad, donde empiezan y terminan todas las ruas, es la plaza de Giraldo, un enorme espacio rectangular, jalonado de tiendas, restaurantes y bares con terrazas. Sus edificios no nos parecieron especialmente bellos; sólo llama la atención si acaso la fuente que hay en uno de los extremos, con 8 caños que representan las 8 calles que convergen en la plaza. También allí se ubica la Oficina de Turismo y en torno a ella encuentras muchos restaurantes donde disfrutar de la gastronomía portuguesa (¡buena, bonita y barata!).

La Plaza Giraldo, epicentro de Évora
La Plaza Giraldo, epicentro de Évora

Desde la misma plaza, toma la peatonal Rua 5 de Outubro, con casas tradicionales y tiendas artesanales en las que merece la pena pararse. Las casas blancas, los típicos azulejos portugueses y los balcones son los protagonistas. La arquitectura de Évora fue de hecho inspiración para la construcción de las ciudades portuguesas en Brasil, como Salvador da Bahía.

Al final de la Rua 5 de Outubro llegas a la Catedral (o Sé). Se construyó en el siglo XII en estilo románico, pero en el siglo XV se añadieron elementos de estilo gótico, como el claustro o el baptisterio. Es por ello una clara muestra de transición entre el romántico y el gótico en arquitectura. Llama especialmente la atención su torre, de forma cónica, poco habitual en la arquitectura portuguesa y que personalmente nos recordó a los castillos de los típicos cuentos infantiles. Además de a su interior, es posible acceder a sus tejados desde donde merece la pena contemplar la ciudad y sus alrededores.

Paseando por las tradicionales calles de Évora
Paseando por las tradicionales calles de Évora

Justo junto a la Catedral se encuentra el Museo de Évora, ocupando el espacio de lo que fuera el Palacio Episcopal. Por solo 3 euros puedes acceder a una de las más extensas y valoradas colecciones museísticas de Portugal: hasta 20.000 piezas artísticas y arqueológicas.

Muy cerca también está el monumento más antiguo de la ciudad, prueba irrefutable de su pasado romano, y probablemente el sitio más icónico de la ciudad: el Templo romano de Évora. Originario del siglo I, fue modificado en los siglos II y III y parcialmente destruido en el V. Aunque también se le conoce como Templo de Diana, esta acepción es errónea, pues realmente fue construido para rendir homenaje al Emperador Augusto, formando parte del foro romano. A lo largo de los siglos ha servido a múltiples usos, de lo más variados: desde caja fuerte del castillo de Évora hasta matadero. Pese a todo ello, está bastante bien conservado: la base de granito está casi intacta y se mantienen 14 columnas corintias originales.

Évora es una de las ciudades más antiguas de Portugal
Évora es una de las ciudades más antiguas de Portugal

Alejándote ya del centro histórico llegas hasta las murallas que lo rodean. Se trata de una cerca que en realidad integra las sucesivas construcciones defensivas de romanos, musulmanos, visigodos y portuguesas a lo largo de los siglos. Se conserva en muy buen estado, incluso con puertas de acceso al núcleo intramuros originales en varios puntos. La parte más antigua es del siglo II y se corresponde con la etapa romana, en la zona norte en torno a la Catedral. En época medieval se hizo un segundo cercado que fue progresivamente reforzado con baluartes y torres. La mejor forma de apreciar esta construcción es recorrer todo el perímetro de la muralla a pie.

De vuelta al interior de la ciudad, pasea por sus calles y plazas, ocupadas por los vecinos de Évora (con suerte igual hasta pillas una pequeña fiesta de barrio con bailes y música, como fue nuestro caso).

Una fiesta popular en Évora
Una fiesta popular en Évora

Entre las muchas iglesias que encuentras, si hay una realmente imprescindible es la de San Francisco, junto a la Iglesia de Gracia (también digna de visitar, por otra parte). Pero ¿por qué te recomendamos la de San Francisco sobre todo? Por su célebre Capilla de Huesos, uno de esos lugares difíciles de creer que existen.

Es una estancia construida con más de 5.000 calaveras y huesos humanos recopilados por los monjes franciscanos, que querían así evocar una reflexión sobre la muerte y la vida efímera. Por si fuera poco, se accede a la capilla por una puerta con esta inscripción (tan tranquilizadora): «Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos». Por razones obvias, ¡no te la pierdas!

Capilla de huesos en Évora
Capilla de huesos en la iglesia de San Francisco

Pasamos dos noches en Évora en el estupendo hotel Moov. Se ubica en el centro histórico, protegido por las murallas de la ciudad, y está construido en una antigua plaza de toros. Solo por esto ya es suficientemente digno de visitar, pero es que además sus instalaciones son modernas, las habitaciones cómodas y el precio es muy asequible.

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

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