Entramos en el último tramo del road trip. Tras el Norte de Italia y la Costa Azul Francesa, llegamos a Cataluña. Algo cansados de pasar una o dos noches como máximo en cada sitio, de conducir todos los días y cargar y descargar maletas, decidimos hacer una parada un poco más larga, aparcar el coche y disfrutar de los largos paseos. La elegida fue Barcelona.
Día 1. Dejamos Carcassonne y dejamos Francia, rumbo a territorio patrio. La primera parada fue Cadaqués. Diego ya lo conocía, yo no y no pudo gustarme más. Un pueblecito marinero con casas encaladas, un puerto pesquero precioso y barecitos mirando al mar. ¿Se me notan las ganas de volver? Después fuimos hasta el Museo de Dalí en Figueres, el punto surrealista loco del viaje. Y por fin, llegamos a otro de mis destinos más deseados del viaje, ¡Barcelona! Porque aquí una servidora conoció antes Verona o la Riviera Maya, que Barcelona, así que aprovechamos este viaje para que pudiera recorrerla a fondo, pasando allí 4 noches. Alquilamos un apartamento en el Paralell, al lado de la estación de metro del mismo nombre, pequeño, justo para una pareja, pero moderno y con una terracita donde desayunábamos todos los días.
Días 2, 3 y 4. Con libertad ya para dejar el coche, durante toda nuestra estancia en Barcelona conocimos a pie prácticamente la ciudad entera. Como el tiempo acompañó, pudimos desde tirarnos al sol en la Barceloneta hasta andar toda la Ciudad Olímpica o recorrer el Barrio Gótico y el Paseo de Gracia admirando las fachadas de sus edificios.
Lo que más me impresionó, sin duda, fue la Sagrada Familia (¡y eso que está sin terminar!): después de ver iglesias y catedrales por media Europa (incluso ahora si lo comparo con los templos de Bután o las mezquitas de Estanbul y Marrakech) sigue siendo probablemente la construcción religiosa que más me ha impresionado, sobre todo sus interiores “orgánicos”, casi como estar dentro de un ser vivo.
El Parque Güelll también está en mi top 10: cuando fui no había que pagar, pero creo que merece el precio de la entrada. Y en general, pasear por Barcelona es una maravilla, porque es una ciudad con mucho mucho encanto: he vuelto varias veces desde esta primera visita y cada vez que voy, me gusta más (¿he dicho ya que quiero vivir en Barcelona?).
En cuanto a bares y restaurantes, una única recomendación (apta para todos los bolsillos): la Xampanyería, una bodega de cava (Can Paixano) donde puedes tomar tapas, bocadillos y el mejor cava rosado del mundo.
Día 5. Y de Barna a Valencia, penúltima estación. Como íbamos con poco tiempo y conocíamos ya la ciudad, nos centramos en la Ciudad de las Artes y las Ciencias y nos alojamos en un hotel super cercano y tan moderno como la propia CAC. Lo que más nos gustó, a parte de la arquitectura futurista, fue el Ocenográfico.
Día 14. Madrid. Fin del road trip. ¿Tristeza? Un poco, pero teníamos muchos recuerdos (y muchas fotos) de las que disfrutar y con las que recordar los lugares tan maravillosos y distintos que habíamos visitado en un sólo viaje: Siena, San Gimignano, Turín, Génova, Antibes, Marsella, Carcassonne… Además, como broche final, nuestro último día del viaje y primero de la vuelta a casa de Diego después de 6 meses viviendo en Verona, cerramos el círculo (¿casualidad? no lo creo…) con un maravilloso concierto del compositor y pionista italiano Ludovico Einaudi.
¿Te ha gustado nuestro road trip? ¿Te ha servido de inspiración para tus futuros viajes? ¿Crees que nos perdimos alguna visita durante el recorrido que habría merecido la pena? ¡Cuéntanos! Y recuerda, que tienes muchas más fotos y mucho más bonitas en nuestro Flickr.
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