Aprovechando nuestro paso por Dublín decidimos conocer uno de esos lugares míticos que están en la lista de cualquier viajero: los acantilados de Moher. Estos se elevan hasta 214 metros en su punto más alto sobre el océano Atlántico y se extienden a lo largo de 8 kilómetros, formando una de las principales atracciones turísticas de Irlanda.
Como tal, todo está perfectamente preparado para que se puedan visitar: un gran aparcamiento, un centro para el visitante y un sendero que recorre los acantilados en toda su longitud. Dividendo el camino aproximadamente a la mitad se encuentra la torre de O’Brien, construida en 1835 como mirador para los primeros turistas que ya entonces venían a disfrutar de las vistas. Desde lo alto de la torre, en días despejados (tratándose de Irlanda, son los menos) se pueden ver las islas de Arán, la Bahía de Galway e incluso las montañas Maumturk del Parque Nacional de Connemara.
Acantilados de Moher en Irlanda
Pero ¿cómo llegar desde Dublín hasta los acantilados de Moher? Porque están a 3 horas en coche de distancia… La mejor opción es contratar una excursión organizada para que te lleven y traigan en autobús, visitando de paso otros lugares interesantes de Irlanda y disfrutando del propio trayecto también, si tienes nuestra suerte con el conductor-irlandés-de-pura-cepa que se pasó el viaje contándonos historias e incluso cantándonos canciones tradicionales.
Así, de camino a Moher paramos en Limerick, una ciudad de origen vikingo, la tercera de mayor población en Irlanda, donde pudimos ver el castillo del Rey Juan y cruzar sus puentes sobre el río Shannon. Y de paso aprendimos que limerick es también una forma poética anglosajona de componer versos que da lugar a poemas rítmicos, generalmente jocosos (o incluso obscenos), muy populares en el siglo XIX, no sólo en Irlanda sino también en Inglaterra e incluso Estados Unidos (y de los que, por supuesto, nuestro conductor nos deleitó con varias estrofas de ejemplo).
Tras la visita a los acantilados, almorzamos en un tradicional irish pub en Doolin y continuamos viaje atravesando Burren (literalmente “lugar pedregoso”): una vasta región de piedra caliza, que recuerda a un paisaje lunar y que compone el parque nacional más pequeño de Irlanda.
Es por tanto una excursión entretenida y variada aunque sin duda la estrella del tour son los acantilados de Moher. Por cierto, el dato curioso: Moher aparece como los Acantilados de la Locura (Cliffs of Insanity) en la película “La princesa prometida”. Un motivo más para visitarlos 🙂
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