Llevamos ya varios años viviendo en Madrid y somos conscientes de que conocemos poco, o muy poco, todo lo que se extiende más allá de la M-30. Una vez más pecamos de algo que ya hemos comentado en otras escapadas nacionales en el blog, como al hayedo de Otzarreta o a las Médulas de León: las ansias de viajar nos empujan a las Antípodas (literalmente) pero luego ignoramos las maravillas que tenemos a la vuelta de la esquina.
Una de estas maravillas es el Parque Regional de Gredos, en el sur de Ávila, a dos pasos de Madrid. No somos expertos montañeros pero un fin de semana decidimos hacer una pequeña excursión y elegimos la ruta más conocida de esta zona y que conduce a la Laguna Negra. Es bastante asequible (repetimos: no somos expertos en trekking) y te permite atravesar el Circo Glaciar de Gredos, observar de cerca el Pico Almanzor, el más alto de la cordillera con sus casi 2.600 metros e incluso toparte con cabras montesas, las reinas del lugar.
En esta ruta es habitual encontrarse con cabras montesas: la vista es aún más especial, rodeada de nieve
La ruta comienza en la Plataforma de Gredos, a la que se accede por carretera desde un desvío ubicado muy cerca del municipio abulense de Hoyos del Espino, con un amplio aparcamiento y servicios básicos. El trayecto total hasta la Laguna Negra es de casi 14 kilómetros, ida y vuelta, con lo que calcula unas 4 horas aproximadamente para recorrerla.
Hicimos esta caminata a finales de noviembre, con lo que el paisaje, ya de por sí bello, lucía espectacular cubierto por la blanca nieve. No fueron necesarios crampones, pero sí botas de montaña altas y pantalones de esquí, pues atravesamos zonas con un espesor de nieve considerable y bastante hielo (sí, me caí como es costumbre en nuestras salidas aventureras).
Al hacer la ruta a finales de noviembre, la nieve y el hielo dificultan el camino pero también ofrecen unas vistas asombrosas
El camino empieza con una pendiente empedrada nada más salir de la Plataforma y está señalizado perfectamente. Continúas por un tramo más plano para cruzar el río Pozas por un puente de piedra. Y a partir de aquí comienza la ascensión, siempre siguiendo las indicaciones.
Subiendo poco a poco, llegamos al punto de mayor altura de la senda: Los Barrerones, a unos 2.200 metros. Aquí encontramos mucha nieve y la niebla nos impidió ver las vistas, imaginamos estupendas, desde el mirador que hay.
Al llegar a la parte más alta de la ruta (Los Barrerones, a 2.200 metros) la nieve y la niebla aumentan considerablemente
Todo lo que sube, baja: ya solo queda el descenso hacia la Laguna Grande. Es una bajada larga, por un pedrero en el que el hielo nos complicó el paseo más de la cuenta. Pero las vistas del Circo Glaciar son espectaculares de verdad: las nubes desgajándose por las altas montañas nevadas y la mezcla de piedra, musgo y nieve a nuestros pies.
Y el colofón por supuesto es cuando finalmente alcanzas a ver la Laguna Grande: en nuestro caso, con su agua oscurísima, prácticamente negra, contrastando con la blanca nieve que la rodeaba.
El camino de vuelta consiste en desandar lo andado y volver por exactamente la misma senda hasta la Plataforma, de nuevo primero subiendo y después bajando. En nuestra retirada fue cuando nos encontramos por casualidad con una cabra montesa que nos salió al paso. ¡La guinda final para la ruta!
Y en el camino de vuelta, a pocos pasos de la Laguna Grande, nos encontramos con el rey de Gredos: la cabra montés
Una última recomendación. Tras la caminata te habrás ganado una buena comilona: en el Rincón de Gredos la encontrarás.
Muy buenas las fotos, sobretodo esa utima!
Gracias!!! Fue una suerte, se nos cruzó en el camino de repente, casi ni reaccionamos! 😉
Me ha encantado! Sin duda, lo añado a la mi lista de proximos destinos para pasar unos dias en la capital tambien 🙂
Viviendo en Cantabria me pasa muchisimo lo que dices… no sabemos que tenemos cosas maravillas a lado de casa.
Llevaste tripode para hacer alguna foto de larga exposicion?
Saludos!
Nos alegramos de que te haya gustado 🙂 A veces hay que hacer turismo también en la propia tierra jeje. No llevamos trípode, fuimos todo lo ligeros que pudimos. Un saludo y a disfrutar de Cantabria!