En nuestra última escapada a Cantabria te contábamos que visitamos Comillas, oficialmente uno de los Pueblos Más Bonitos de España. Aunque merece la pena recorrer esta localidad por muchas razones, como su playa, su casco histórico o su Palacio de Sobrellano, probablemente el mayor reclamo turístico sea el palacio conocido como el Capricho.

Se trata de una de las tres obras de Gaudí construidas fuera de Cataluña, la única en Cantabria – las otras dos son el Palacio Episcopal de Astorga y la Casa Botín en León.

El Capricho fue edificado en 1883 como residencia de verano para Máximo Díaz de Quijano, abogado de profesión, músico de afición y concuñado del Marqués de Comillas. Por eso su nombre original era Villa Quijano. ¿Por qué se terminó llamando entonces “El Capricho”? Sigue leyendo…

El primer Marqués de Comillas se propuso convertir a su localidad en la villa balneario de moda del momento, lugar de veraneo para la realeza y los nobles. Con ese objetivo encargó varias construcciones a los principales arquitectos catalanes de la época, Joan Martorell y Lluís Domènech i Montaner, que diseñó la Universidad de Comillas. Siguiendo esta línea, Máximo Díaz de Quijano contrató a un joven Gaudí, de 33 años de edad.

Entre en 33 y el 35 se llevó a cabo la obra y en la misma época Gaudí también hizo la Casa Vicens en Barcelona, con la que comparte estilo. Por ello se parecen entre sí pero no a otras obras de Gaudí. En esta época se inspiraba más en la arquitectura orientalista. De hecho la torre del Capricho imita a un minarete persa mientras que el interior sigue el estilo de la Alhambra.

Como todas las obras de Gaudí, nada es al azar en el diseño del Capricho. Tiene dos inspiraciones temáticas fundamentales: la naturaleza y la música. Por ello hay motivos naturales y musicales dispersos por toda la construcción. Por ejemplo son visibles en el exterior pentagramas, corcheas y claves de sol. Los girasoles en la fachada no son solo de adorno: la vivienda al completo es concebida como un girasol y sus habitaciones están diseñadas con el objetivo de buscar la luz del sol.

Para el status de la época de su propietario era una vivienda pequeña, al contar sólo con un dormitorio. Sin embargo se construyó teniendo muy en cuenta la meteorología cántabra, la ubicación del edificio y la sostenibilidad energética. Es por ello una casa muy adelantada a su tiempo.

Salón en el Capricho de Gaudí, Comillas, Cantabria
Salón en el Capricho de Gaudí

Se puede visitar el Capricho por libre, 7 euros la entrada, o en una recomendable visita guiada, con explicaciones muy interesantes que han sido la fuente de este artículo. Cuesta 10 euros, está disponible en distintos horarios y en varios idiomas, mejor consultar online.

El recorrido del tour emula un día en la vida del propietario original, Máximo Díaz de Quijano, visitando solo la planta principal. El mobiliario original diseñado por Gaudí se ha ido perdiendo y, por tanto, las habitaciones del Capricho están vacías. Las paradas van de las estancias del este a las del oeste, siguiendo un trayecto circular, como el movimiento del sol en un día, en este orden:

  1. Dormitorio
  2. Baño
  3. Despacho
  4. Salón principal
  5. Recibidor
  6. Cenador

Decíamos que era una casa pequeña para la época, pero no se escatimaron en gastos. Se empleó madera de pinotea traída de Cuba: es una madera resinosa a la que no afecta la humedad que solía usarse en la construcción de barcos. También mármol de Italia y chimeneas de Escocia.

Detalle de uno de los techos de madera en el Capricho de Gaudí, Comillas, Cantabria
Detalle de uno de los techos de madera en el Capricho

Ningún suelo de los que se ven hoy es original. Sin embargo, las ventanas, las contraventanas y los techos sí son originales. 

El Capricho se diseñó para ser habitado durante todo el año y está muy bien pensado para preservar el calor y aislarse correctamente del frío y la humedad exteriores. De ahí la disposición de chimeneas, los huecos entre contraventanas y ventanas, las puertas herméticas o el doble acristalamiento en las ventanas que dan al norte.

Gaudí diseñó un sistema de calefacción como el que usaban los romanos, la gloria, que venía a ser un suelo radiante antiguo. Sólo que en vez de sacar el calor de un horno, como los romanos, lo hacía del invernadero, situado en el centro de la planta baja entre cristaleras. Éste también contribuía a aportar más luminosidad a la casa.

Invernadero en el Capricho de Gaudí, Comillas, Cantabria
Invernadero en el Capricho de Gaudí

La música como inspiración en el diseño del Capricho se deja ver también en el interior. Por ejemplo, el sistema de contrapesos en las ventanas tipo guillotina de varias estancias hacen música. El techo abovedado en el salón está pensado para mejorar la acústica, de cara a los conciertos que Díaz de Quijano daba para sus amigos. También en el salón la disposición de los bancos en los balcones, mirando hacia dentro, imitan a los palcos en los teatros.

Ventanas de guillotina en el Capricho de Gaudí, Comillas, Cantabria
Ventanas de guillotina en el Capricho

Por desgracia el dueño de este palacio pudo disfrutar poco de todos estos detalles tan elaborados. Máximo Díaz de Quijano entró enfermo a su nueva casa y tan sólo una semana después murió. Por eso el nombre oficial de Villa Quijano fue reemplazado popularmente por el del Capricho.

Díaz de Quijano murió sin descendencia y su palacio ha pasado por muchas manos y visicitudes hasta hoy. Obras, abandonos, compraventas… Incluso ha acogido un restaurante, durante 20 años, desde 1989 al 2009. Sus últimos dueños invirtieron en restaurarla de modo que volviese a ser lo más parecida posible al original ideado por Gaudí y gracias a ello el Capricho  se puede disfrutar en visitas turísticas.

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

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