Si sigues este blog ya sabes lo que nos gusta a nosotros el enoturismo y Grecia es un país de gran tradición vinícola donde la producción de vino se remonta a nada menos que el 4000 A.C. No vamos a decir que eligiésemos el país heleno como destino por esto, pero desde luego supuso un aliciente extra (muy bienvenido) en nuestro viaje y no quisimos desaprovechar la oportunidad de descubrir más sobre los vinos griegos. Concretamente lo hicimos en la isla de Santorini: ¿por qué fue la elegida? Sigue leyendo…
La prueba empírica de la importancia del vino en Grecia es que los viñedos ocupan un total de 165.000 hectáreas que se extienden por distintas regiones, tanto continentales como isleñas. Cuentan con unas 300 variedades autóctonas de las que el 60% son de uva blanca: especialmente famosas son las que se cultivan en las islas. Las particularidades del clima y del terreno, de origen volcánico en muchos casos, producen así vinos diferentes y únicos.
En Santorini se cumplen precisamente todas estas circunstancias y por esto decidimos hacer un tour para conocer sus viñedos y bodegas más a fondo. Aunque fuimos en una visita organizada, si dispones de medio de transporte propio, puedes hacer esta ruta por tu cuenta.
El cultivo de la vid en Santorini está condicionado por su micro clima árido y por los suelos volcánicos y porosos. Las viñas se disponen con mucha separación entre ellas, a una altura bajísima, de máximo un metro, y entrelazando los sarmientos para proteger las uvas. Esto da como resultado un paisaje de lo más peculiar de lo que parecen “cestos” de vides a lo ancho y largo del terreno. El objetivo de esta forma de cultivo es triple: proteger las uvas del viento, mantener la humedad de la planta y evitar la competencia entre las vides.
Por todo lo anterior, la vendimia es temprana, generalmente en agosto. Y la producción es pequeña: unos 2 millones de botellas aproximadamente se obtienen en esta isla. Se prima la calidad sobre la cantidad, lo que significa así mismo que su precio es medio – alto.
En todos los restaurantes griegos que probamos (aquí nuestra guía completa) disponen de una especie de «vino de la casa», más barato que las botellas de carta (unos 10 – 12 euros el litro) y que generalmente es del tipo «retsina». El retsina o vino resinado es un vino aromatizado propio de Grecia y el nombre viene de que, literalmente, se le añade resina de pino durante su elaboración. El motivo hay que buscarlo milenios atrás: el vino era transportado en ánforas de barro selladas con una pasta de yeso y resina que, al evitar la entrada de aire, permitía conservarlo más tiempo. Esto llevó a pensar a los griegos que los vinos envejecían gracias a la resina.
El 70% de las plantaciones en Santorini son de la uva blanca local Assyrtiko. Otras variedades, también blancas, que se cultivan son la Athiri y la Aidani. Se da muy poca uva tinta, apenas el 20% , y la que hay es mayoritariamente Mandelaria. En consecuencia si hablamos de vinos de Santorini hablamos fundamentalmente de vinos blancos.
Desde 1971 la región cuenta con la Denominación de Origen Protegida de Santorini. Ésta comprende fundamentalmente 3 tipos de vinos. El monovarietal de Assyrtiko; el denominado Nykteri, compuesto mayoritariamente de nuevo por Assyrtiko, pero con Athiri y Aidani; y el más famoso de la isla, el Vinsanto. Literalmente “vino de Santorini”, es de postre: dulce, aromático, hecho a partir de uvas secadas al sol con una gran concentración de azúcar y envejecido en barrica.
Una vez conocida la teoría hay que ponerla en práctica y para ello lo mejor es hacerlo en alguna de las bodegas de Santorini. La mayoría son pequeñas, de propiedad familiar, y muchas se localizan en torno a Pyrgos, una bonita y tranquila bonita ciudad a pocos kilómetros de la capital, Fira, y que ya de por sí merece una visita. Nosotros estuvimos en tres y en todas ellas, además de recorrer sus instalaciones con una charla explicativa sobre cada una, pudimos catar varios de sus vinos.
Boutari. Es una de las grandes productoras de vino de Grecia en general. Empezaron en 1879 en Naoussa, en la isla de Paros, y desde entonces se han ido extendiendo por todo el país. En Santorini se establecieron en los 80 en las inmediaciones de Megalochori (muy cerca del mencionado Pyrgos y otro pueblo bellísimo que merece la pena ver) y fueron de los pioneros en actividades de enoturismo (puedes consultar online sus alternativas).
Art Space Winery. ¿Una bodega? ¿Un museo del vino? ¿Una galería de arte? Sí a todo. La familia Argiros empezó en 1861 en Exo Gonia como una bodega pequeña tradicional pero con el tiempo ha evolucionado claramente. Si solo puedes visitar una bodega en Santorini, debería ser ésta por lo original y diferente. Aún no sabemos si nos gustó más la parte enoturística o la artística porque había verdaderas maravillas. De hecho puedes comprar tanto uno de sus vinos como cualquiera de las obras expuestas. Sus principales caldos son el Vinsanto, como no, y el Saint August, blanco cien por cien Assyrtiko.
Artemis Karamolegos. También en Exo Gonia, es la más grande de las que visitamos, la tercera en cuanto a producción en Santorini con unas 200.000 botellas. Aún así sigue siendo un negocio familiar, gestionado ya por la tercera generación. Además del blanco y el vinsanto, pudimos probar un tinto y un rosado. Sus instalaciones son una maravilla, con amplio jardín, terraza y un restaurante de fama, Aroma Avlis. Por eso combinan las visitas enoturísticas con talleres de cocina y otras experiencias gastronómicas.
Aunque nosotros no tuvimos tiempo de ir, probablemente la bodega más famosa de Santorini es Santo Wines, en Pyrgos. Es además la más grande de la isla y no solo comercializan vinos, sino otros productos típicos griegos como tomates, alcaparras o favas (un tipo de haba local). Por lo mismo, ofrecen una amplia variedad de visitas y actividades.
Si te hemos convencido ya para viajar hasta Santorini y darte un buen tour de bodegas, quizá quieras plantearte hacerlo en torno al 22 de octubre. Esta fecha se homenajea a San Abercio y en su honor se celebra cada año un festival del vino en muchos pueblos de la isla: las bodegas abren sus barriles y beber es prácticamente una obligación para los asistentes.