Hay una pequeña ciudad de solo 10.000 habitantes en Puglia pero mundialmente conocida por su pintoresca arquitectura. Quizá su nombre no sea tan reconocible, Alberobello, pero desde luego sus imágenes sí lo son. El motivo fundamental son sus famosos trulli, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Unas curiosas viviendas circulares de piedra blanca y con techos en forma de cono construidas hace siglos y que parecen casi sacadas de un cuento. Teníamos muchas ganas de verlos con nuestros propios ojos y Alberobello era por ello parada obligada en nuestro viaje de 4 días por Puglia.
Primera lección: trullo es el nombre de una de estas casas, en singular, y trulli es la denominación en plular. Un trullo, varios trulli. ¡Y en Alberobello hay un millar de ellos! Aunque en este municipio es donde más puedes encontrar, también en otras localidades del Valle de Itria pueden verse: Locorotondo, Cisternino, Martina Franca, Ostuni…
Nos hacía especial ilusión alojarnos en un trullo tradicional en Alberobello pero encontrar uno en el centro y a un coste razonable no fue tarea sencilla. En general los precios son mucho más caros que para otros alojamientos estandard. Sin embargo, lo encontramos en Trullo Dimora di Georgia. Nos quedamos dos noches en esta casa que cuenta con cocina y dos dormitorios (nos sobraba espacio claramente) por 210 euros. Puede parecer caro pero fue el más barato que encontramos en el centro de Alberobello. Lo malo es que no tiene parking privado, en la calle donde está no hay espacio de aparcamiento y la mayoría de zonas en Alberobello son de pago. Afortunadamente encontramos parking gratuito en la cercana Vía A. Manzoni.
Los trulli se construyeron sin mortero ni cemento en el siglo XVI y han perdurado hasta nuestros días. ¿Por qué se crearon así? Cuando los campesinos empezaron a ocupar esta zona, las autoridades les permitieron hacerlo siempre y cuando sus casas se edificaran sin cemento, para poder ser derruidas fácilmente en caso de necesidad. ¿Y por qué iban a necesitar echarlas abajo? Porque por entonces en el Reino de Nápoles existía una norma llamada “prammatica de baronibus” que exigía el pago de impuestos a cualquier construcción urbana. De este modo evitaban el pago al no considerarse edificaciones estables permanentes.
Con la restricción, por tanto, de utilizar sólo piedras para construir sus casas, los campesinos dieron con la solución de los trulli como la más simple y resistente: forma redonda con techo de cúpula compuesto por círculos de piedra superpuestos.
Los dos barrios por excelencia en Alberobello para ver trulli son Rione Aia Piccola y, sobre todo, Rione Monti. Es por tanto imprescindible pasear por ambos y están muy cerca, para mayor facilidad. Rione Aia Piccola es menos espectacular, pero más tranquilo y sin tantos visitantes, donde la mayoría de trulli son alojamientos turísticos o casas particulares. Personalmente nos gustó incluso más.
Rione Monti esta mucho más masificado, es al que acudimos todos los visitantes y llega a ser un poco agobiante incluso. Prácticamente todos los trulli han sido reconvertidos en restaurantes y tiendas. Algunos cuentan incluso con terrazas en sus azoteas desde donde divisar la panorámica de trulli desde las alturas, como el Bar Rione Monti en la via Monte San Michele (debes consumir algo para poder subir a admirar las vistas).
Entre los mil trulli que decíamos que hay solo en Alberobello, hay unos pocos que son más reseñables por cuestiones históricas o turísticas.
Muy curiosa así mismo resulta la iglesia de San Antonio, de principios del siglo XX, que es el único templo del mundo con forma de trullo. Se ubica en el punto más alto de Rione dei Monti y llega a los 21 metros de altura. Nos pareció muy impresionante.
Un recorrido recomendable en Alberobello para visitar los ya mencionados barrios de trulli es el siguiente. Debes partir de la central Piazza del Poppolo, atravesarla, rodear la Iglesia de Santa Lucía y detenerse ahí en una pequeña terraza a admirar la más típica e impresionante vista de la extensión de trulli de Rione Monti. Como este barrio está en pendiente ascendente, se pueden ver las calles y edificaciones perfectamente. Merece la pena acercarse a este punto tanto de día como de noche.
Desde ahí tienes dos opciones. La primera: dejas la terraza y desciendes por unas escaleras a su derecha, cruzas una plaza repleta de restaurantes y entras directamente a Rione Monti. Hay varias calles paralelas principales y otras más pequeñas que las van cruzando y en todas ellas hay trulli. Con la segunda opción, te diriges a la izquierda desde la terraza panorámica y llegas al parque Villa Comunale, también con una bonita vista de Rione Monti. Si sigues caminando un poco más, ya te encuentras en Rione aia Piccola.
Si no quieres ir por libre también puedes reservar este tour para que te vayan explicando todo sobre los trulli e incluso participar en un divertido taller de construcción de mini trulli.
La gastronomía de Puglia fue una muy grata sorpresa de nuestro viaje y disfrutamos mucho cada comida y cada cena allí. En Alberobello probamos en el restaurante 100metricubi varios platos típicos pulleses: el queso de burrata, las bombette (rollitos de carne de cerdo), las polpettine (albóndigas de pan) y el pure de fave (un tipo de legumbre) con cicoria. En Favola in Tavola (un poco más caro que el anterior) disfrutamos de unas magníficas orechiette (la pasta con forma de “orejitas” que encuentras por todas partes en Puglia). Si quieres probar vinos pídeles la carta y alucina con su interminable lista de opciones. En cuanto a dulces la mejor opción es Martinucci, que también encuentras en Bari y otras localidades: los helados están espectaculares y si quieres probar algo típico, pide un pasticciotto (delicioso pastelito relleno de crema). Nos quedamos con ganas de cenar en la Trattoria “Casa Amatulli”, que nos habían recomendado pero, en general, encontrar restaurante sin reserva estaba complicado.
Te dejamos un mapa con todos los sitios mencionados para situarte mejor. ¿Nos hemos dejado alguno que tú nos recomendarías en Alberobello?