El “algar” de Benagil se ha convertido en uno de los sitios más populares a nivel mundial y, en consecuencia, de los más visitados del Algarve. Seguro que has visto alguna foto suya incluso sin ser consciente de que era este lugar: una amplia cueva en la roca con dos entradas al mar en forma de arco y con un agujero superior a modo de cúpula por el que se cuela la luz del sol. Una imagen de ésas que realmente captan tu atención y una de las cuevas más bellas del mundo según todos los rankings oficiales.
La erosión del agua, tanto procedente de la lluvia como del mar, sobre la roca caliza que compone la costa algarviana ha dado lugar a numerosas cavidades naturales verticales, a modo de pozo o agujero, denominados algares. El de Benagil es probablemente el más famoso del mundo. Estas grutas en la piedra van creciendo con el tiempo a medida que la erosión aumenta. Etimológicamente la palabra procede del árabe.
Benagil era y sigue siendo un pequeño pueblo costero: antes vivía de la pesca, ahora la principal fuente de riqueza es el turismo, precisamente gracias a su popular cueva. Está en la parte central del Algarve, a mitad de camino aproximadamente entre Lagos y Albufeira. Cuenta con una sola carretera que circunvala la zona de la playa, en torno a la cual apenas hay espacio para aparcamiento, por lo que si vas en coche, es mejor dejarlo en las inmediaciones y llegar a pie.
La playa de Benagil es menos bonita que otras próximas en la misma costa de Carvoeiro pero cuenta con el aliciente de estar a tan solo 200 metros del algar, lo que la convierte en la entrada más cercana a su interior. Y es que no se puede acceder por otra vía que no sea la marítima. Por esto mismo la playa es muy turística y suele estar llena de gente, sobre todo en temporada alta veraniega. A su alrededor hay un montón de empresas para contratar precisamente la excursión a la gruta y varios restaurantes.
Dado su cercanía, también es factible llegar a pie desde la playa hasta la cueva. Simplemente hay que subir la carretera y enganchar con el famosísimo Percurso dos Sete Vales Suspensos, la fantástica ruta de la que ya te hablamos en este post. Así llegas a un agujero vallado a través del cual se puede observar desde arriba la cavidad natural que forma el algar de Benagil. Aunque entendemos que verlo así no es lo mismo que estar en su interior, no es una vista menospreciable ni mucho menos. En nuestro caso, además, el día que hicimos esta ruta no había excursiones en barco ni kayak a Benagil por el mal estado del mar, con lo que la gruta estaba completamente vacía (una imagen, créenos, difícil de conseguir).
La roca caliza que compone las paredes y techos de la cueva de Benagil presenta distintos niveles de dureza, con lo que algunas partes sufren más la erosión que otras. Esta erosión es además en dos sentidos. Por una parte, en su interior, el agua del mar, por medio de las olas y las mareas, golpea y desgasta la parte baja de las paredes de la gruta. Esto provoca grietas y desprendimientos que van ampliando la superficie de la cavidad. Por otro lado, el agua de la lluvia también va goteando y filtrándose desde la parte superior. Esta otra acción erosiva hace que caigan pequeños pedazos de la roca que compone el techo de la cueva: así una parte de éste se derrumbó y dio lugar al agujero en la parte superior que conocemos. Este doble proceso de erosión continúa a día de hoy provocando, en consecuencia, que la cueva de Benagil esté expandiéndose. Y seguirá actuando, de modo que con el paso de los años lo más probable es que la gruta colapse por completo.
Como decíamos, la playa de Benagil está tan próxima que puede parecer fácil llegar nadando. Pero aquí el mar suele estar bastante revuelto y la corriente es traicionera. Por no hablar de que en temporada alta la multitud de barcos, canoas y demás medios de transporte acuáticos copan el acceso. Así pues, no es la mejor alternativa salvo para expertos nadadores y en horas bajas de afluencia.
La solución más empleada, en consecuencia, suele ser enrolarse en una excursión en barco o alquilar un kayak (o una tabla de paddle surf, para los más modernos).
Los paseos en bote parten de puntos más alejados de Benagil (Lagos, Portimao, Albufeira) e incluyen un recorrido amplio, más allá de esta cueva, que permite disfrutar de todas las grutas, acantilados y curiosas formaciones de la costa algarviana. Es por tanto una actividad más competa y la opción más cómoda, sin duda. Aunque normalmente el tamaño del barco y la confluencia con otras embarcaciones hacen imposible que los pasajeros puedan pisar tierra y estar realmente en el interior del algar: la experiencia suele limitarse a observarlo en la cavidad de entrada desde el mar, sin moverse de cubierta.
Vamos pues con la última opción para acceder a la cueva: en kayak o paddle surf. Generalmente partes de la playa de Benagil, aunque hay alternativas en que el punto de partida está más alejado, lo que supone remar mucho más tiempo pero disfrutar de más tramos de la bella costa también.
Nosotros salimos en canoa desde la playa de Benagil a las 10 de la mañana con una pequeña empresa local en un reducido grupo de unas 10 personas y con varios guías: 30 euros cada uno, 2 horas. La excursión habitual incluye, además del famoso algar de Benagil, la visita a otras grutas y playas cercanas: algunas solo accesibles por mar y otras tan célebres como la playa de la Marina (siempre en los rankings de las más bonitas de Portugal e incluso de toda Europa). Sin embargo, llevábamos varios días de mar muy revuelto y tuvimos que hacer un itinerario más reducido del habitual, con menos paradas, dada la dificultad para entrar y salir con la canoa por el fuerte oleaje.
Aunque la belleza de la cueva es innegable, al ser verano y coincidir tantas personas, tantas embarcaciones y tanto ajetreo a la vez nos resultó complicado disfrutarla cuando estuvimos dentro. Por esto, en nuestra experiencia, casi nos gusto más verla desde arriba, desde tierra. Lo recomendable para evitar las multitudes, especialmente en temporada alta, es ir muy temprano (hay excursiones desde las 7.30 de la mañana). Sin embargo, el momento perfecto para verla iluminada por la luz del sol entrando a través del agujero en la roca, es entre las 12 y las 14 horas en verano.
La ubicación de Benagil permite llegar fácilmente, bien a pie, bien por mar, a otras bellezas naturales próximas que merece mucho la pena conocer. A solo 10 minutos se encuentra la playa de Marina, una de las más bellas no ya del Algarve, sino de todo Portugal. Otra playa muy cercana y famosa por sus formaciones rocosas es la de Carvalho, con uno de los accesos más curiosos que hemos visto: a través de un túnel en las rocas, descendiendo por unas escaleras de piedra natural. Es más que recomendable recorrer al menos una parte de la Ruta de los Siete Valle Colgantes, en torno a Benagil, para así disfrutar de estas otras maravillas que ofrece esta costa.