Sintra es una villa portuguesa situada a tan solo 29 kilómetros de Lisboa y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1995. Enclavada en mitad de un parque natural, en las faldas de una montaña y rodeada de bosque, es una visita imprescindible desde Lisboa. La ciudad fue durante mucho tiempo retiro de la familia real y está llena de villas y palacios de color pastel en los que la aristocracia portuguesa veraneaba.
Puedes visitar Sintra en tren, yendo y volviendo en el día desde Lisboa. Pero si quieres aprovechar el tiempo al máximo y visitar también en la misma jornada otros estupendos sitios que hay en el camino, como Cascais o el Cabo da Roca, te recomendamos contratar una excursión a Sintra como la que disfrutamos nosotros. Incluye dichas paradas, el transporte en coche privado y las explicaciones de un estupendo guía con el que disfrutamos mucho durante todo el día.
Como siempre, lo mejor es madrugar y llegar temprano al destino. Además, así podrás desayunar en la pastelería más antigua de Sintra, Casa Piriquita, en funcionamiento desde 1862 (ya cuenta con un segundo establecimiento incluso, más amplio que el original, debido a su éxito). Los dulces más típicos que debes probar son las queijadas (queso, huevo y canela) y los travesseiros (almendra, crema y huevo). Aviso a navegantes: te subirán el nivel de azúcar.
Como ocurre con muchísimos municipios de la Península, Sintra ya estaba poblada en el siglo II bajo el Imperio Romano. Pero es en el siglo VIII con la ocupación árabe cuando se desarrolló más su centro histórico pasando a ser una ciudad más importante.
Ya reconquistada, en los siglos XIV y XV la aristocracia se fijó en esta villa y comenzó la construcción de conventos, monasterios y palacios. Sin embargo, con el paso de los años fue quedando relegada frente al crecimiento de Lisboa, hasta el gran terremoto que sufrió la capital portuguesa a finales del XVIII.
Esto hizo que Sintra volviese a centrar la atención de aristócratas adinerados y sobre todo del rey Fernando II que en el siglo XIX transformó un antiguo monasterio en el actual y esplendoroso Palacio da Pena. Incluso los viajeros extranjeros comenzaron a llegar a la ciudad atraídos por estas construcciones. Y así nos plantamos en la Sintra actual, a la que también nosotros llegamos para ver con nuestros propios ojos la famosa belleza de esta villa.
El patrimonio de Sintra combina las arquitecturas morisca, gótica, mudéjar, manuelina, barroca… A priori esto puede parecer una difícil amalgama de estilos y hace temer que el resultado sea quizá demasiado bizarro, pero por el contrario, todo combina perfectamente y hace de Sintra una ciudad ideal para los amantes del arte.
Los principales puntos a visitar, además del propio centro histórico de Sintra, son el Palacio Nacional, el Palacio da Pena, el Palacio de Monserrate, la Quinta da Regaleira y el Castelo dos Mouros.
Los otros dos, Palacio da Pena y Quinta da Regaleira, los visitamos en nuestra excursión, son los más populares y de ellos hablamos más a fondo en este post.
A principios del siglo XX el rico comerciante Antonio Augusto Carvalho Monteiro compró la Quinta de Regaleira, una propiedad de 4 hectáreas en Sintra, y contrató al arquitecto italiano Luigi Manini, responsable de la Scala de Milán, para hacer realidad su sueño de una construcción grandiosa, que rindiese homenaje al pasado glorioso de Portugal y reflejase el espíritu del romanticismo. ¡Y vaya que sí lo lograron!
Además de un palacio y una capilla, de estilos gótico y manuelino, en los exuberantes jardines crearon lagos, grutas, torres, estatuas y otras enigmáticas construcciones, plagadas de símbolos misteriosos. Nada es al azar, ni siquiera la disposición de la vegetación: más ordenada cerca de la entrada, más salvaje según te alejas de ésta. Todo para el recreo y entretenimiento de Carvalho Monteiro y sus invitados, entre los que en numerosas ocasiones se encontraba el rey.
El plato fuerte es un “pozo iniciático” de 27 metros de profundidad y 9 pisos, inspirado en “La Divina Comedia” de Dante, con una rosa de los vientos sobre una cruz templaria en su fondo, desde donde se accede a un túnel subterráneo hecho en piedra con salida a… Y hasta aquí podemos leer. Mejor que tú mismo vayas a descubrir el resto, ¿no?
Puedes llegar hasta allí a pie en un corto paseo de apenas 10 minutos desde el centro de Sintra. La entrada a Quinta de Regaleira cuesta 10 euros y la visita por libre te llevará unas 2 horas para poder recorrer los extensos jardines. Cuanto más temprano llegues, mejor, para evitar aglomeraciones. Es cierto que no está tan masificado como el Palacio da Pena, pero cada vez tiene más visitantes. También se puede visitar el interior del Palacio, muy bien conservado, con fotografías de la familia Carvalho Monteiro y recreaciones de cómo era el edificio en sus inicios.
Situado a unos 500 metros sobre el nivel del mar y, en consecuencia, visible hasta 50 kilómetros de distancia, el Palacio da Pena, Patrimonio de la Humanidad, es uno de los monumentos más visitados de Portugal. Precisamente por su ubicación, las vistas desde allí son espectaculares y un motivo más para conocerlo. Además del edificio en sí, cuenta con 80 hectáreas de jardines en las que hay a su vez otras construcciones (estatuas, fuentes, pequeñas casas) aunque la mayoría es en realidad vegetación salvaje.
El Palacio fue construido en el siglo XIX por orden del rey Fernando II sobre las ruinas de un antiguo monasterio: la parte que es actualmente de color rojo es la que se corresponde con el antiguo edificio religioso. Y también a este pasado se debe su nombre, en honor a la Virgen “de la Pena” (significando “de la Peña” en el portugués de entonces).
La construcción del Palacio fue lenta y costosa, mezclando intencionadamente estilos tan variados como el gótico, neomanuelino, neoislámico y neorrenacentista. Al convertirse en residencia de verano de la familia real, su interior está también ricamente decorado con estucados, paredes pintadas al óleo, muebles lujosos y numerosas colecciones reales.
La entrada al recinto del Palacio da Pena cuesta 7,5 euros y da derecho a ver el exterior del famoso edificio, pudiendo acceder a sus terrazas principales, y los extensísimos jardines que lo rodean. Sin temor a equivocarnos, podrías invertir prácticamente un día entero en recorrer sus distintas partes, de lo amplios que son. Si quieres conocer el interior del Palacio debes pagar 14 euros (que incluyen a su vez la entrada al exterior). El coste es quizá demasiado elevado para el corto recorrido por el mismo. Para ver el Palacio bien y hacer algún paseo por sus jardines lo conveniente sería invertir una mañana o una tarde completa como mínimo en tu visita.
Llegar a pie desde el centro de Sintra hasta el Palacio da Pena podría ser deporte olímpico: salvo que tu forma física sea estupenda y quieras hacer alguna suerte de entrenamiento antes de ver este monumento, te recomendamos que lo descartes. Tampoco puedes acceder en coche particular: solo los vehículos turísticos, taxis o VTCs están admitidos. Si no vas en una excursión organizada como nosotros, puedes tomar el bus local 434.
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