Hay dos razones por las que puedes haber oído hablar de Bután. Una, por ser el país donde se mide la riqueza con el Índice de Felicidad Bruta, del que ya te hablé. Y dos, por el Nido del Tigre: un templo budista construido a 3.500 metros de altura, en un acantilado casi inaccesible. Muchos turistas van hasta Bután con el único objetivo de conocer este lugar sagrado.

Quizá precisamente por ser la joya de la corona, suele ser también la última parada de la mayoría de itinerarios que he visto en webs de touroperadores. Sin embargo, para nosotros fue el principio del viaje. ¡Y menudo principio!

El Nido del Tigre (Taktsang en butanés) está en Paro, que como ya te expliqué, es la ciudad de entrada a Bután y es el lugar más icónico de Bután. Su situación lo convierte en un fijo en listas de éstas que arrasan en Internet, tipo “Los 10 lugares más bellos”, “Los 10 sitios más recónditos”, “Los 10 monasterios más originales”… Así que seguro que has oído hablar de él o has visto alguna foto. La verdad es que, pese a ver mil imágenes, cuando llegas allí no puedes dejar de admirarte. Parece imposible que pudiesen construir nada en un lugar de tan difícil acceso. De hecho, sólo se puede llegar andando (o en burro) en un trekking de 2 – 3 horas. Hace unos años tuvieron que rehabilitar el monasterio por un incendio y fue cuando construyeron la carretera que permite llegar por coche hasta el inicio del camino (antes había que hacer la subida completa a pie).

Vistas del Nido del Tigre durante el trekking de subida

Vistas del Nido del Tigre durante el trekking de subida

El trayecto no es difícil, pero la altura lo complica: hacer el mínimo esfuerzo físico por encima de los 3.000 metros pone a prueba la capacidad pulmonar de cualquiera y no todos logran subir hasta la meta. Afortunadamente nosotros no tuvimos problemas, salvo la fatiga normal que se siente cuando no estás habituado a esa altura y tienes que caminar en pendiente. Pero subiendo poco a poco, a ritmo regular y con paradas cortas, es perfectamente asequible. Además, a mitad de camino hay un restaurante, Taktsang Cafeteria, con una terraza panorámica con vistas al Nido del Tigre en la que se puede parar a coger fuerzas y tomar un té, y donde a la bajada almorzamos contemplando el monasterio y el valle. ¡La comida con mejores vistas de nuestra vida!

Vistas del Nido del Tigre (Tigernest), Bután

Vistas del Nido del Tigre (Tigernest), Bután

Tras la subida llegas a un tramo de escaleras que bajan y suben, pasando junto a una catarata, mientras sobre tu cabeza vuelan cientos de banderas religiosas de colores. Éstas contienen oraciones budistas y se sitúan siempre en puntos elevados y muy ventosos con la idea de que el viento las agite para así expandir más lejos la palabra de Buda (¿no os parece una idea preciosa?).

Llegas al Nido del Tigre por un lateral y antes de entrar debes depositar en unas taquillas mochilas, cámaras de fotos, móviles… En todos los monasterios en general está prohibido hacer fotografías en el interior pero en éste son más precavidos de la cuenta y te obligan a dejarlo todo a la entrada. Por dentro no es muy diferente de cualquier otro monasterio de los que vimos, con las estatuas y pinturas habituales, salvo que las distintas estancias y patios están situados a distintas alturas, teniendo que subir y bajar escaleras para acceder (lógico dada la ubicación de la construcción). Lo más peculiar es la cueva del tigre, que da origen a su nombre.

En el siglo VIII Guru Rinpoche introdujo el budismo en Bután desde el Tibet (convirtiéndose para la posteridad en la mayor celebrity nacional, casi casi a la par que el propio Buda).  En una de sus incursiones, según las creencias budistas, llegó volando a lomos de un tigre, que era en realidad la forma que había adoptado una de sus esposas, hasta una cueva donde meditó durante 3 años, 3 meses, 3 semanas, 3 días y 3 horas. En el siglo XVII construyeron el Nido del Tigre en torno a esa cueva. Y en el siglo XXI los locales aún se emocionan al entrar en esa cueva asomada al acantilado y narrar esta historia a todos los turistas que acudimos allí después de haber leído alguna de esas listas online del Top Ten. Las cosas que tiene la globalización…

Panorámica del Nido del Tigre y el lugar entre altas montañas donde se encuentra

Panorámica del Nido del Tigre y el lugar entre altas montañas donde se encuentra

Sea como sea, es la visita estrella en Bután, pero es que además lo merece, porque el lugar es impresionante, aunque pueda parecer la típica turistada (si es que podemos hablar de turistadas en un país que hasta los más viajeros apenas conocen, claro). Igual un día tú también lees este post y decides que debes ir a conocer el Nido del Tigre 🙂

P. D. – Las historias del budismo son de lo más loco y rocambolesco que te puedas imaginar. Gurú Rinpoche tuvo 8 manifestaciones distintas (8 formas diferentes de mostrarse) obrando diferentes milagros en cada una de ellas, con lo que el hecho de que su esposa se convirtiese en un tigre sobre el que volaba, te acaba pareciendo de lo más lógico del mundo. Hay varios sitios sagrados por todo el país construidos en torno a lugares (cuevas, lagos…) donde Rinpoche u otro héroe local meditó u obró algún milagro. Un viaje por Bután es también, inevitablemente, un viaje por el budismo.

El monasterio del Nido del Tigre en Bután

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

6 Comment on “Bután: el Nido del Tigre

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