Si tuviese que elegir una ciudad italiana, por encima de todas las demás (de las que conozco hasta ahora al menos) sin duda elegiría Lucca. No es la más famosa (Roma y Venecia lucharían probablemente por ese título), incluso puede que no sea la más bella, pero para mí tiene un encanto especial, irrepetible. Será por sus calles, por sus preciosos palacios e iglesias, por sus plazas con tiendas encantadoras y restaurantes monísimos, por sus murallas… Quizá tú cuando la conozcas, también me des la razón.
Caminar por las calles estrechas empedradas y las plazas amplias surcadas de palacios e iglesias románicas en Lucca es una maravilla. Siempre encontrarás algún rincón que te transporte a un tiempo pasado, pues su centro histórico amurallado se conserva en gran estado, pero indudablemente, como en casi todas las ciudades, hay una serie de lugares que de ningún modo puedes perderte. La Plaza del Anfiteatro fue construida en la época medieval sobre las ruinas del antiguo anfiteatro romano del siglo II (de ahí su nombre y su forma elíptica cerrada). Reconvertida en plaza, con edificios pequeños y estrechos, como calcomanías repetidas uno de otro, es accesible a través de cuatro puertas y en su interior encontrarás cafés, tiendas y, con suerte, algunos puestos de flores que la hacen aún más bella.
La Catedral de San Martín, caracterizada por su fachada asimétrica y su alto pórtico, está situada en la plaza del mismo nombre. Su blanca fachada contrasta con el color piedra de la torre del campanario, situada en un edificio anexo, y que parecen empujarse mutuamente: de hecho, la fachada de la catedral en el lado de la torre tiene dos arcos menos que en el lado contrario y el arco de entrada es más estrecho.
Y pese a su importancia secular, como catedral que es, le roba el protagonismo en gran medida, en cuanto a belleza, la Iglesia de San Miguel en Foro. Construida donde se ubicaba el antiguo Foro romano, existe desde el siglo VIII, si bien fue reformada ampliamente desde el siglo XI hasta el XIV. Especialmente llamativa es su fachada, mucho más alta que el resto de la edificación. Esta parte superior está construida con gran cantidad de materiales de hierro para contrarrestar el viento.
Dos torres hay en Lucca que se mantienen aún en pie: la Torre del Reloj y la Torre Guinigui, aunque ésta última es la más famosa. De 44,25 m de altura, lo que la hace especialmente conocida es el jardín con encinas situado en su parte alta y visible desde la misma base de la torre. Capricho de la familia noble de la que era propiedad la torre, hasta que la donaron a la ciudad de Lucca.
Muchas más iglesias y palacios te encontrarás paseando por el centro histórico, es inevitable, pero no dejes de recorrer también sus murallas renacentistas del XVI y XVII que, sorprendentemente, han permanecido intactas. Como perdieron su sentido militar, se han reconvertido en paseos peatonales por los que se puede recorrer el perímetro de la antigua ciudad, con excelentes vistas de la misma, además de poder disfrutar de amplias áreas verdes, pues está bordeada de distintos árboles.
Por si todo esto fuera poco, Lucca es la ciudad natal de los compositores Giacomo Puccini, Francesco Geminiani, Luigi Boccherini y Alfredo Catalani. Por ello, la música (y las artes en general) son muy importantes en este municipio: además de numerosos teatros, cuenta con un museo dedicado a Puccini, alberga todos los años un Festival veraniego de música y el Salón Internacional del Cómic y en la cercana localidad de Torre del Lago se celebra un festival anual de ópera en honor, también, a Puccini.
Si con todos estos argumentos ya estás convencido a conocer Lucca, sólo te faltan unos consejos prácticos. Como ciudad amurallada histórica que es, circular sobre cuatro ruedas por ella es prácticamente imposible, así que si pretendes ir en coche, lo mejor es que duermas fuera de las murallas. Así lo hicimos nosotros, en los apartamentos de Il Nido della Rondine (actualmente cerrados): muy grandes, modernos, bien equipados y a buen precio. Si por el contrario no tienes que preocuparte por el coche, busca alojamiento en el centro histórico, ¡pasear de noche por sus calles es como de cuento! Aunque la ventaja de ir con transporte propio es que podrás moverte a tu antojo por los alrededores ¡y menudos alrededores! Desde Lucca se puede llegar fácilmente en coche a Florencia, Siena, Pisa o incluso la bellísima costa de Cinque Terre. Si dispones de unos cuantos días, recorrer la Toscana en road trip es un viajazo.
Y como siempre, nuestras recomendaciones gastronómicas, ¡que no sólo de iglesias y plazas vive el viajero! Para comer o cenar de lujo, prueba el Cantine Bernardini. Su carta no es muy extensa (la de vinos casi supera a la de comida), pero todo es delicioso y de primera. Bien merece el pequeño esfuerzo extra en la cuenta. Para tomar algo, en una terraza bonita y con buenas vistas, a parte de todos los que te puedas ir encontrando por las distintas plazas, el restaurante San Colombano, en las murallas, es una buena opción. Y para beber un buen vino (o probar todos los que te apetezcan, que para algo estamos en una de las mejores regiones vinícolas), la Enoteca Vanni, en la Plaza San Salvador.
Si vas a conocer Lucca, o ya la conoces, ¿también para ti será la mejor ciudad de Italia?
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