Hay lugares mágicos en que las palabras se quedan cortas para describirlos e incluso las imágenes no terminan de hacerles justicia. Hay sitios que parecen sacados de un sueño. Hay momentos en que la naturaleza muestra tal belleza que no puedes creer que sea de este mundo. Y hay veces en que no tienes que cruzar medio planeta para encontrar todo esto junto: sólo coger el coche y saber seguir la dirección correcta.
Habíamos visto fotos de un bosque en Euskadi que en otoño podría ser perfectamente del país donde habitan las hadas y los duendes. Visitar un rincón del mundo con tantas expectativas no suele dar buen resultado: las ideas en nuestras mentes viajeras locas no siempre se corresponden con la realidad. Pero ¡ay cuando la realidad las supera! Entonces el síndrome de Stendhal se queda corto y te rindes a la evidencia. ¡Cómo no habíamos venido aquí antes si está ahí al lado!
Otzarreta es un hayedo pequeño, con apenas un centenar de árboles. Nada que ver con otros mucho más extensos como el hayedo de Tejera Negra en Guadalajara o el de la Pedrosa en Segovia que también hemos visitado. Pero tiene una belleza incuestionable. Para completar el encanto del lugar, un río de aguas cristalinas, el Zubizabala, lo atraviesa serpenteante.
En otoño el suelo está cubierto de hojas de tonos rojizos y dorados, el musgo verdoso ocupa las raíces y ramas de las hayas y la luz se filtra entre los árboles creando un escenario onírico.
Cualquier hayedo en otoño resulta encantador y fotogénico, está claro, así que ¿por qué el de Otzarreta es especial? Su principal particularidad es que las hayas, en lugar de extender sus ramas horizontalmente como es habitual en estos árboles, las elevan verticalmente hacia el cielo. Esto se debe a que fueron explotados para obtener carbón.
El hayedo de Otzarreta es muy visitado, sobre todo en otoño. Fuimos un sábado por la mañana de noviembre y nos encontramos con numerosas familias (los niños se volvían locos recogiendo hojas), con varios fotógrafos super equipados con cámara y trípode, incluso con la realización de un reportaje de bodas. Es decir: su existencia no es un ningún secreto y por tanto no esperes pasear a solas entre las hayas.
La belleza del hayedo de Otzarreta en Euskadi hace que sea escenario también de reportajes fotográficos de boda
Si las imágenes de este post te saben a poco, puedes ver todas las fotos de nuestro paseo otoñal por el hayedo en nuestro álbum de Facebook.
Y si tú también quieres conocerlo y unirte a los que hemos quedado extasiados con su belleza, te lo ponemos fácil:
Está situado en el Parque Natural de Gorbea, compartido entre las provincias de Vizcaya y Álava, y es el más grande de todo el País Vasco. Puedes llegar por la carretera Nacional 240 fácilmente desde Vitoria o desde Bilbao. Verás una señal indicando el acceso al Parque, concretamente al puerto Barazar, y un pequeño aparcamiento delante de una casa que albergó en su día un restaurante. Ahí comienza una pista que conduce hasta el hayedo. Es posible llegar conduciendo hasta el mismo bosque pues hay además un parking público, pero nosotros te recomendamos dejar el coche junto al restaurante cerrado y hacer todo el camino a pie. Son unos 3 kilómetros de fácil caminata y podrás disfrutar de los paisajes otoñales del parque y de sus habitantes (vacas, caballos, abetos…). Hay señales indicando el recorrido con lo que es imposible perderse.
Una pasada de hayedo 🙂 Las fotos muy chulas chicos. Habéis pillado más río que nosotros jeje. Un abrazo
Es un sitio precioso, sí. La verdad es que tuvimos suerte porque había agua en el río pero era un día estupendo con sol 🙂 Gracias majos!
La verdad es que es un sitio precioso y estando tan cerquita de donde soy, aún no lo conozco.
Espero poder ir en otoño del año que viene 🙂
Sin duda es uno de nuestros lugares preferidos. Hace un par de años hicieron una tala muy mal pensada y nos lo fastidiaron un poco, tendriais que haberlo visto antes, mucho más intenso, pero sigue siendo, como bien dices, un lugar mágico.
Nosotros solemos aprovechar los días “malos”, cuando llueve ligeramente para llegar hasta él, suele estar vacío y el silencio, sólo roto por las pisadas…
Por cierto, un 12 para las fotos, son muy chulas!
Hola Silvia! Muchas gracias por tu comentario! Vaya, no sabíamos lo de la tala 🤔 Pues si ya nos flipó después, antes debía de ser ya la repera… Qué suerte tenerlo cerca para poder ir cuando quieras 😉 Un abrazo!