¿Está el lago Bled a la altura de su fama? Sí, es realmente bello. ¿Es muy turístico? También, con razón es parada obligada en cualquier itinerario por Eslovenia. ¿Merece la pena alojarse allí? Mucho, para contemplarlo fuera de las horas centrales del día cuando más gente hay. ¿Y qué puedes hacer en el lago Bled? En este post hallarás la respuesta.
Eslovenia fue uno de los países que recorrimos en nuestro road trip con perro y con bebé por los Balcanes. Durante nuestros días allí tomamos dos ciudades como base desde las que intentamos conocer lo máximo posible y una de ellas fue precisamente Bled. Esto significa que pudimos disfrutar ampliamente de su lago y tuvimos la suerte de verlo en distintos momentos del día y con diferente meteorología además: sol, nubes, lloviendo… Estas variaciones lumínicas hacen cambiar así mismo el color del agua: sorprendentemente con nubes está incluso más bonito.
En Bled nos alojamos en Apartments & Rooms Vila Ana: un apartamento pequeño, de 25 metros cuadrados, con balcón y acceso a un bonito jardín, a unos 15 minutos a pie del famoso Lago Bled. El coste del alquiler fue de 531 €, con parking gratis, pero a parte cobraban suplemento de 10 € por noche por la cuna y 8 € por mascota y día. El de Bled fue el más caro de todos los alojamientos de nuestro viaje por los Balcanes (aquí la guía completa), señal de que es el punto más turístico del país.
El lago Bled es de origen glaciar y está rodeado por las montañas de los Alpes julianos. Es de hecho parte del Parque Nacional Triglav y la pequeña localidad de Bled es por eso uno de los puntos recomendados desde los que explorarlo, como hicimos nosotros. Además cuenta con la única isla natural de toda Eslovenia, ubicada en el centro del lago, muy pequeña y con la iglesia de la Asunción de la Virgen María cómo gran protagonista.
La fama del lago Bled no es de ahora y recibe turistas desde mucho antes de convertirse en uno de los spots más famosos de Instagram. Concretamente ya en el siglo XIX era un destino frecuentado por la alta aristocracia, atraída por la fama curativa de sus aguas termales.
Los viajeros que se acercan hoy en día al lago Bled buscan ver con sus propios ojos la encantadora estampa del lago turquesa con las montañas verdes de fondo,el castillo en lo alto y la isla con torre veneciana en el centro. Pero ¿qué más puede hacer uno en Bled?
1) Dar la vuelta completa a pie alrededor del lago. Para ello existe un sendero peatonal llano, cómodo y apto para silla con bebé. Recorrer el perímetro completo con calma lleva entre hora y media y dos horas. Es un paseo agradable que te permite divisar la icónica isla en medio del lago desde todas las perspectivas posibles. Las mejores vistas son desde los puntos marcados en Google Maps como “Panoramic viewpont” y “Fotopunk”, cerca del Camping de Bled. Aquí consigues la ansiada foto en que se ven lago, castillo, isla y picos perfectamente situados.
2) Bañarse en las aguas del lago que, contrariamente a lo que puedas pensar, están a buena temperatura, unos 25 grados en verano. Hay varias zonas habilitadas a tal fin y entre ellas la más concurrida es la que está frente al Camping. En un par de estas áreas está permitido el baño para perros.
3) Recorrer el lago en bote, bien alquilando uno individual en el que remar tú mismo, bien subiendo a un barco colectivo. Las embarcaciones típicas son las llamadas “pletnas”, originarias de 1590, con coloridos toldos, con la proa en punta y propulsadas a remo. Tienen capacidad para unas 20 personas y solo zarpan cuando han completado aforo. Puedes tomar una pletna en cualquiera de los 5 embarcaderos que hay en el lago, el precio es el mismo en todos. En cualquier caso es más barato alquilar por horas un bote individual de remos: tendrás más independencia para partir y parar cuando gustes pero requiere de cierta forma física.
4) Visitar la isla del lago, el objetivo de cualquier embarcación de las antes mencionadas. Lleva entre 20 y 30 minutos llegar hasta ella desde la orilla: si optas por la pletna tendrás a su vez media hora para pasar en la isla. Alli está la Iglesia de la Asunción de la Virgen María. Del siglo XVII y estilo barroco, su fotogénica escalinata suele ser el escenario de reportajes fotográficos de boda. Puedes acceder a su interior, previo pago, donde ver un pequeño museo, la torre veneciana y la iglesia. Dice la tradición que debes tirar tres veces de la campana mientras pides un deseo.
5) Conocer el Castillo de Bled. Ubicado en un extremo del lago sobre una roca a 130 metros de altura, esta posición le proporciona muy buenas vistas sobre Bled. Se cree que su construcción se remonta al siglo X. Hoy el recinto del castillo incluye varios museos, restaurantes, tiendas y, sobre todo, una gran panorámica del lago, a pesar de que, lógicamente, en ella falta precisamente el castillo sobre su roca. La entrada cuesta 15 euros y merece la pena. La subida a pie hasta el Castillo es empinada; si vas en coche hay un pequeño parking de pago en su entrada.
6) Subir (a pie) a los miradores con las mejores vistas al lago: Mala Osojnica, Velika Osojnica y Ojstrica. Desde estos sí que tienes la panorámica completa, castillo incluido. Los 3 están en la misma colina, cerca del Camping. Desde el paseo perimetral del lago hay carteles advirtiendo de los senderos para llegar a ellos. Y durante el camino siguen las indicaciones, no hay pérdida. Incluso puedes ir de un mirador a otro. Eso sí: no son rutas sencillas y hay mucha pendientes. Nosotros solo fuimos a Mala Osojnica, a 685 metros de altura. Nos llevó casi hora y media ir y volver, también porque íbamos lentos porteando a un bebé. Hay incluso un tramo ascendiendo por una escalera en la pared. A cambio la panorámica es ciertamente espectacular, tanto desde el mirador en sí como durante el trayecto.
7) Probar el auténtico Kremna Rezina, el dulce típico más popular de Eslovenia. Es un pastel de hojaldre relleno de crema y nata. La receta original pertenece al Café Park, situado en la orilla del lago más próxima a la localidad de Bled. No es barato pero damos fe de que es delicioso.
A pesar de que el Kremna Rezina acapara toda la fama, hay otras opciones para degustar la gastronomía eslovena en Bled: la salchicha kranjska klobasa, el estofado de carne golaz, el queso de cabra, la sopa jota, la trucha del río Soca, los vinos eslovenos… De los muchos restaurantes que hay, comimos muy bien en The Tale of Us y Restavracija Central Bled.
8) Disfrutar de las aguas termales. Quizás te sorprenda saber que Bled cuenta con algunos de los balnearios más recomendables de Eslovenia. El lago, además de bello, tiene aguas termales debido a su formación tectónica y éstas son aprovechadas en varios centros de la ciudad que, a principios del siglo XX, era de los principales destinos de turismo termal del Imperio Austro Húngaro. Así que si quieres relajarte, descansar, mimarte o recibir un tratamiento termal, en Bled también lo encontrarás.
9) Acercarse a otros lugares del Parque Nacional Triglav, como te contamos en este post. Decíamos que es buena idea tomar Bled como base desde la que recorrer el Triglav, cosa que hicimos personalmente. El lago Bohinj, la cascada Savica, el lago Jasna y la garganta Vintgar están muy cerca en coche. Otros sitios destacados del Parque quedan a mayor distancia pero es factible , sobre todo si prefieres dormir más días en el mismo sitio y a cambio conducir un poco más cada jornada.
10) Esquiar en invierno, practicar actividades de aventura en verano. Además de ver el lago congelado, visitar Bled en los meses invernales tiene otro aliciente para los amantes de los deportes blancos. Y es que cuenta con su propia estación de esquí: Straza Bled es pequeña y se sitúa en la ladera de una montaña junto al lago, perfectamente visible desde éste y a un trayecto de pocos minutos. En verano, en cambio, si te atreves con actividades de más adrenalina, puedes optar por hacer descenso de cañones en un barranco entre cascadas y toboganes naturales o por lanzarte por una red de tirolinas en el área cercana al lago.
Viajando a Bled a mediados de julio tendrás la suerte de disfrutar de un evento único. Durante unos días tienen lugar conciertos, una feria de artesanía y fuegos artificiales en torno al lago, cuyas aguas se iluminan además con 15.000 velas metidas en cáscaras de huevo partidas por la mitad. Todo un espectáculo.