¿Sabías que en España puedes ver secuoyas? ¿Y sabías que el bosque de secuoyas más extenso de Europa está en Cantabria? Nosotros lo sabíamos desde hacía tiempo. De hecho teníamos muchas ganas desde hace años de visitar este famoso bosque de secuoyas en Cantabria. Por fin lo hicimos el pasado verano y en familia, con perro y con bebé.
Su nombre oficial es “Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón” porque en este monte se encuentra , situado entre los municipios de Cabezón de la Sal y Comillas. Es el espacio natural protegido más pequeño de Cantabria. Y se encuentra en un área pública de producción forestal perteneciente a varios Ayuntamientos.
Las secuoyas de Cabezón de la Sal se plantaron en los años 40 del siglo XX para explotación maderera. Actualmente cubren una superficie de 2,5 hectáreas. Con una altura media de 36 metros estas 850 secuoyas rojas o de California son una rareza entre los bosques de nuestro país.
Y llegar hasta él es muy sencillo, en tu propio coche. El acceso está directamente en la carretera CA-135 dirección Cabezón de la Sal, bien señalizado. Si bien hay un parking justo en la entrada, suele quedarse pequeño para todos los visitantes. En Google Maps encuentras otros puntos cercanos donde poder dejar el coche, aunque suponga caminar un poco más.
Una vez al alcanzas ese aparcamiento principal debes tomar un camino peatonal de 500 metros que discurre paralelo a la carretera hasta llegar a la entrada al bosque. Nuevamente los carteles e indicaciones no dejan lugar a pérdida.
Desde la entrada una pasarela de madera de 200 metros, apta para carrito de bebé y silla de ruedas, te lleva hasta el corazón del bosque. Desde el final de esa pasarela ya puedes observar muchas secuoyas. Dejando ésta, ya directamente sobre el terreno boscoso y moviéndote entre los árboles, encuentras varios caminos e incluso escalones por los que recorrer el bosque entero.
Los perros pueden acceder, con correa, y si vas con bebé y quieres adentrarte en el bosque, más allá de la pasarela, mejor portea.
Las secuoyas más altas y antiguas están escalones abajo, en la zona más alejada de la pasarela. Las altísimas y frondosas copas impiden el paso de la luz, razón por la que el suelo está prácticamente libre de vegetación.
Otra consecuencia, muy fotogénica, es que la luz se filtra entre las ramas y hojas creando un bonito juego de luces y sombras por todo el bosque. Te aseguramos que pasear entre ellas, tocarlas, incluso abrazarlas es una bonita experiencia.
Las secuoyas se pueden admirar en cualquier momento del año dado que son árboles de hoja perenne. Pertenecen a la familia de las coníferas como el pino o el abeto.
Las secuoyas son los árboles más altos del mundo, alcanzando los 100 metros de altura, si bien éstas de Cabezón de la Sal no superan los 40 o 50 metros. Crecen muy rápido, sobre todo al inicio de su vida, a razón de 1,80 metros al año. Estás secuoyas cántabras pueden tener hasta 2 metros de diámetro y su corteza llega a los 30 centímetros de grosor.
Aunque no solo su tamaño es llamativo, también su longevidad: hay secuoyas que superan los 1.000 años de edad.
Antes se extendían por todo el Hemisferio Norte pero actualmente se concentran en las montañas costeras de California y Oregón. De ahí lo especial de encontrarlas en España. Su madera es de buena calidad y fácil de trabajar, razón por la que se plantaron estás secuoyas de Cantabria.
¿Sabías que la palabra secuoya procede del nombre propio Sequoiah? Concretamente el nombre de un indio cheroquee que en el siglo XIX inventó un alfabeto para el dialecto de su tribu.
Emociona pensar que dentro de mil años estas secuoyas seguirán ahí, mirando desde las alturas a los curiosos humanos que vamos a verlas.
Bellas fotografías, que reflejan la belleza del bosque y tu narración.
Muchas gracias por leernos y por tu mensaje