Si hubo una visita que nos sorprendió durante nuestro fin de semana en Zaragoza fue el Palacio de la Aljafería. Confesamos que no sabíamos de su existencia antes de planear nuestro viaje a la capital aragonesa: la Basílica del Pilar concentra toda la fama en lo que a monumentos zaragozanos se refiere. Y además está ubicado algo lejos del centro, a unos 20 minutos a pie de la Plaza donde está el Pilar. Aún así, merece la pena de sobra recorrer esa distancia y acercarse a conocerlo. No imaginabámos descubrir allí una construcción árabe del estilo de la Alhambra de Granada o la Mezquita de Córdoba. Y, sin embargo, eso es lo que encontramos.

El Palacio de la Aljafería fue construido en el siglo XI como máximo exponente del esplendor que alcanzó la taifa de Saraqusta. Pese a su aspecto exterior de fortificación militar, con anchos muros y altas torres, fue en realidad un lugar de recreo para los reyes musulmanes, algo que se hace evidente una vez visitas su interior. De hecho se le conocía como el Palacio de la Alegría. Su denominación actual, “de Aljafería”, deriva de “al-jafariyya” que hace alusión al monarca taifa que promovió su edificación, Abu Yafar al-Muqtadir.

Palacio de Alfajería en Zaragoza
Exterior del Palacio de Aljafería

La actual ciudad de Zaragoza recibió en su día el nombre árabe de Saraqusta durante la conquista musulmana, concretamente desde el siglo VIII. Saraqusta llegó a ser una taifa independiente en los siglos X y XI, época de la que procede precisamente el mayor legado de este reinado y del que hablamos en este artículo: el Palacio de la Aljafería. En el siglo XII Saraqusta fue tomada por los cristianos y, ya como Zaragoza, pasó a ser la capital del Reino de Aragón.

Una vez desaparecida la tarifa de Saraqusta, el Palacio de la Aljafería ha tenido diversos usos a lo largo de la historia: residencia de los reyes aragoneses, sede y cárcel de la Inquisición, palacio de los Reyes Católicos, cuartel y, desde 1987 hasta hoy, sede de las Cortes de Aragón.

Estas visicitudes del tiempo explican los sucesivos cambios y ampliaciones que la construcción ha sufrido en estos siglos. Y son visibles en las distintas estancias que visitas si accedes a su interior. Básicamente se agrupan en 3 grandes bloques: el palacio original árabe, el posterior palacio mudéjar medieval y la Torre del Trovador.

El recorrido empieza en un patio construido durante la ampliación del palacio, cuando ya era propiedad de la Corona cristiana. Allí está la capilla de San Martín, a la que no se puede acceder.

De ahí pasas a la parte correspondiente al palacio musulmán original, que se articula en torno al bellísimo Salón de Mármoles o Salón Dorado y al patio interior ajardinado situado frente a él. En un lateral se encuentra el oratorio, mirando a La Meca, que conserva parte de su decoración policromada original. Personalmente estas estancias son las que más nos gustaron. Su estilo arquitectónico, decoración y disposición de los elementos recuerdan inevitablemente a la Alhambra.

Detalle de los arcos que forman parte del Salón Dorado del Palacio de Alfajería, Zaragoza
Detalle de los arcos que forman parte del Salón Dorado

Las siguientes salas que visitas son las correspondientes al palacio mudéjar que crearon los reyes cristianos, tomando como base la construcción árabe que encontraron. En las habitaciones de estas dos plantas adicionales lo más destacable son los alfarjes o techos de madera decorados al estilo mudéjar.

Detalle de un techo mudéjar en el Palacio de Alfajería de Zaragoza
Detalle de un techo mudéjar en el Palacio de Aljafería

El arte mudéjar de Aragón, en general, con mención especial al Palacio de la Aljafería, en particular, es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 2001. Y es que este Palacio es uno de los monumentos más representativos del mudéjar, no solo en Aragón sino en toda España.

Espectacular techo mudéjar en el interior del Palacio de Alfajería de Zaragoza
Espectacular techo mudéjar en el interior del Palacio de Aljafería

En este sentido el techo más impresionante de todo el palacio es el correspondiente al Salón del Trono, de la época de los Reyes Católicos, espectacular, en madera dorada. También en esta zona del palacio hay una pequeña exposición con objetos originales recuperados durante la restauración del monumento.

Exposición con objetos originales del Palacio de Alfajería en Zaragoza
Exposición con objetos originales del Palacio de Aljafería

La última visita es la Torre del Homenaje o del Trovador, que es en realidad la parte más antigua, del siglo IX, anterior a la edificación del resto del palacio árabe en el XI. Lo que ha llegado hasta hoy en su interior son fundamentalmente los testimonios en forma de grabados y dibujos en sus pareces de la (triste) etapa en que fue utilizada como cárcel de la Inquisición en el siglo XV.

Interior de la Torre del Homenaje o del Trovador en el Palacio de Alfajería, Zaragoza
Interior de la Torre del Homenaje o del Trovador

El recorrido por la Aljafería finaliza en la parte más moderna, la que en el siglo XX se acondicionó para ser la sede de las Cortes aragonesas: incluso puedes entrar en la sala del Parlamento.

El acceso al Palacio de Aljafería cuesta 5 euros. Se pueden consultar tarifas, horarios y reservar online aquí pero debes pasar por taquilla en persona para abonar el importe. También puedes unirte a las visitas guiadas de una hora de duración que realizan a las 10:30, 11.30h, 17.30h y 18.30h (por el mismo precio) o bien contratar un tour privado guiado como éste. La entrada es gratuita el primer domingo del mes (todo el día) y el primer lunes por la tarde. Permiten hacer fotos (sin flash) durante toda la visita guiada.

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

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