Entonces hemos debido de vivir varias vidas ya, pues más de una vez hemos estado en la Alhambra. Y más que estaremos, porque ¿alguien puede cansarse de (ad)mirarla?
Es un complejo monumental amplísimo, en realidad se trataba de toda una ciudad. Su ubicación en lo alto de una colina, visible desde muchísimos puntos del resto de Granada, no es casualidad. Comprende varias zonas muy distintas entre sí que puedes recorrer tranquilamente a tu ritmo, combinando construcciones arquitectónicas de distintos tipos (desde palacios y patios hasta murallas defensivas) con zonas de jardines y huertos al aire libre.
Y más allá de su indudable belleza, impresiona la lógica que subyace a toda su construcción: el aprovechamiento del agua, de la luz, de la disposición natural del terreno, de las posibilidades de cultivo de la tierra… No es solo un monumento bello, sino también la muestra del alto conocimiento matemático, agrícola y de ingeniería del Reino Nazarí.
Aunque en el lugar donde se erige hoy la Alhambra había ya algunos emplazamientos militares en el siglo VII, es a partir del XI, cuando Granada se convierte en capital del Reino Taifa, que empiezan a extenderse las construcciones. El momento determinante es cuando la familia real traslada su vivienda aquí en el siglo XIII.
Para nosotros, los protagonistas absolutos de la visita a la Alhambra son los Palacios Nazaríes, resultado de sucesivas construcciones, reformas y reconstrucciones a lo largo del tiempo ordenadas por los distintos reyes de Granada.
El Patio de Arrayanes y la Torre de Comares que se refleja en su estanque. La sala del Trono con su altísimo y decoradísimo techo representando el Universo. Las cúpulas en forma de estrella de varias salas del Palacio Real. El celebérrimo Patio de los Leones con su icónica fuente.
Patio de los Leones, dentro de los Palacios Nazaríes: uno de los lugares más conocidos de la Alhambra
Los suelos de cerámica. Las yeserías en arcos y paredes con decoraciones de flores, formas geométricas o versos del Corán. Las grandes puertas de madera labrada. Los zócalos con azulejos multicolores. Las ventanas con vistas al Albayzín. Las bóvedas de mocárabes.
La presencia constante del agua en los patios. La importancia de la luz. Las 10.000 inscripciones en techos y paredes (poemas, sentencias, textos religiosos). Los elementos arquitectónicos estratégicamente dispuestos en las estancias para provocar efectos muy concretos: como la cúpula en la Sala de las Dos Hermanas que parece flotar y estar suspendida sobre los haces de luz que se filtran. Nada es casualidad, todo tiene un propósito.
Sales tan impresionado de los Palacios Nazaríes que lo mejor es cambiar de tercio y caminar por los jardines del Partal, con los restos de la residencia del Sultán Yusuf III, continuar por el Paseo de las Torres hasta llegar a los Jardines del Generalife.
El Generalife o Casa Real de la felicidad era el lugar de descanso de la familia real. Su construcción es mucho más simple que los Palacios Nazaríes y aquí la arquitectura está más orientada a integrarse con los patios y huertos. Destaca sobre todo el Patio de la Acequia donde, una vez más, el agua es protagonista.
Y dejamos para el final la edificación que es en realidad la más antigua de la Alhambra: la fortaleza militar de la Alcazaba. Murallas y torres defensivas, construidas para mantener una perfecta vigilancia del exterior y dificultar el acceso al interior. Desde sus terrazas es posible observar todo Granada e incluso Sierra Nevada en días despejados.
La importancia de la Alhambra no se le escapó a los Reyes Católicos ni a sus sucesores, de modo que ocuparon y adaptaron varias estancias para su uso. Carlos V llegó incluso a construir un Palacio, semi integrado en la Alcazaba, que también puede visitarse como parte de la Alhambra. De estilo renacentista, destaca su gran patio circular y alberga el Museo de la Alhambra.
Debes adquirir con tiempo tus entradas para la Alhambra, especialmente si planeas visitarla en fin de semana o fechas festivas especiales (nosotros fuimos el 30 de diciembre y Granada estaba a reventar de gente que había ido a pasar la Nochevieja). Tu primera opción debería ser comprar el ticket de acceso normal que puedes encontrar en la web oficial de la Alhambra por tan solo 14 euros.
Si no quedan entradas para tu fecha deseada, la segunda alternativa es la Granada Card. Este bono turístico de 48 horas tiene un precio de 37 euros en su modalidad básica e incluye también la entrada a otros monumentos granaínos (la Catedral, la Capilla Real, la Casa de Zafra, etc) y transporte en autobús municipal. En el proceso de compra podrás seleccionar la fecha y hora de tu visita a la Alhambra. La Granada Card cuenta con entradas propias reservadas, con lo que aunque se hayan terminado los tickets de la propia Alhambra, puede haber aún disponibles para los compradores de este bono (fue nuestro caso).
Por último, si ninguna de las anteriores aplica ya, siempre puedes contratar un tour guiado que incluye el acceso a la Alhambra: el precio es ligeramente más alto, irás en grupo y con un guía explicándote el conjunto monumental.
Otras cuestiones importantes a tener en cuenta, a modo resumen, son:
Si quieres ampliar la información, en esta web está todo muy bien explicado.
Y si, por lo que sea, te quedas sin entradas, siempre podrás disfrutar de la vista (gratuita) de la Alhambra desde los miradores en el barrio del Albayzín. Ver atardecer desde el de San Nicolás es un clásico imperecedero (aunque deberás luchar con muchos otros turistas por un lugar privilegiado). Y en este último viaje hemos descubierto el de la Placeta Carvajales: menos concurrido y con unas vistas que también merecen la pena.
La Alhambra es pura magia!
Es tan espectacular que la visitas por segunda o tercera vez y te impresiona cada vez más…
Me encantó La Alhambra, eso sí! Aconsejo ir con guia para que os podais enterar de absolutamente toda su historia, despues de investigar mucho, encontré una web para reservar tour guiados, es la que tiene la mayor disponibilidad sin duda.
http://www.alhambraygeneralife.org