Se acerca San Valentín y puede que no seas de celebrarlo (o puede que sí) pero creemos que cualquier excusa es buena para un viaje, así que he aquí nuestra propuesta, basada en la experiencia propia: Verona.

También puedes ir en cualquier otro momento del año, porque esta ciudad italiana del Véneto bien merece una visita (y dos) pero en San Valentín es cuando viste sus mejores galas, adornando con luces, decoración, conciertos y puestos artesanales sus calles y volviendo a ser la ciudad de los enamorados que Shakespeare convirtió en escenario de la historia romántica por excelencia, Romeo y Julieta.

“No existe un mundo fuera de las murallas de Verona;
Pero fuera del purgatorio, el infierno tortura.
Quién está prohibido aquí, es desterrado del mundo,
y el exilio del mundo es la muerte.”

William Shakespeare (Romeo y Julieta)

Si ya te contamos qué ver y hacer durante una escapada a la bella Verona, ahora te proponemos una visita un poco más especial, centrándonos en su parte más romántica. 

¿Qué tal conocer algunos de los lugares en los que se desarrolló la historia de los enamorados de Shakespeare? El más célebre de todos es la casa de Julieta, con el famoso balcón donde Romeo le declaró su amor y, bajo éste, una estatua en bronce de la propia Julieta. Verás que la gente hace cola para sacarse una foto con ella ¡mientras le toca un pecho! La tradición dice que así encontrarás el verdadero amor. 

Estatua de bronce de Julieta en el patio de la Casa de Julieta, Verona

¿Existió de verdad Julieta? ¿Es realmente la residencia de los “Capuleto“? El único dato cierto es que este palacio perteneció a una familia veronesa apellidada “Dal Capello” y la similitud con el apellido “Capuleto” hizo el resto. Probablemente lo más llamativo, no obstante, es el muro del arco de acceso al palacio que está totalmente cubierto por mensajes de amor de los visitantes. Cada año sustituyen los paneles que recubren las paredes para dejar nuevos espacios en los que los turistas puedan dejar sus amorosos textos.

También existe una casa de Romeo, a pocas calles de distancia, pero de propiedad privada y que por tanto solo puede verse desde fuera. El edificio perteneció a una familia llamada Montecchi de ahí la relación con el Romeo “Montesco”de la obra.

Si quieres ver el lugar donde Shakespeare sitúa la boda de los dos enamorados debes ir a la cripta de la Basílica de San Zenón: una imponente iglesia que merece la pena visitar, con o sin excusa literaria, como parte de la ruta por las principales iglesias de Verona que te proponíamos en nuestro post.

Y como punto final del itinerario shakespiriano, la tumba de Julieta: un sarcófago de marmol rojo en el Monasterio de San Francisco in Corso. Éste era el único que en la época histórica en que transcurre Romeo y Julieta estaba fuera de las murallas, coincidiendo por tanto con la descripción del libro.

Pero dejando de lado esta historia, Verona está llena de rincones románticos y de opciones de planes para enamorados. Recorriendo la Vía Mazzini, la principal calle del centro, encontrarás múltiples comercios, restaurantes y heladerías, donde poder darte un capricho. No saldrá barato: tiendas de grandes firmas y primeras marcas se sitúan aquí. Si el presupuesto no alcanza, al menos se puede mirar los escaparates y admirar los edificios históricos donde se sitúan los locales. Sí, aquí puedes encontrar tiendas con sus propios frescos en la fachada o con ruinas arqueológicas romanas en la planta inferior.

¿Y hay momento más romántico que el del atardecer? Si hay un lugar en Verona desde el que disfrutarlo es el castillo de San Pedro. Cruzando el puente de piedra, el más antiguo sobre el río Adigio, puedes acceder a pie o en teleférico a la colina donde se ubica éste y maravillarte con la vista sobre la ciudad envuelta por las últimas luces del día. 

Atardecer sobre Verona desde el mirador del Castelo de San Pietro

Con el recuerdo en la retina, dirígete hacia la piazza delle Erbe, la más bella en nuestra opinión: rodeada de palacios, torres y edificios con coloridos frescos, presidida por una bellísima fuente romana y siempre animada con sus bares y restaurantes, sobre todo ¡a la hora del aperitivo! Todo un ritual en Verona. A partir de las 5 de la tarde aproximadamente las barras se llenas de snacks, tartaletas y otros platos ligeros para que los clientes podamos servirnos libremente junto con nuestra bebida (algo similar al tapeo español). ¿Y qué beber? Un spritz: una especie de cóctel suave que mezcla vino blanco, soda y aperol. 

El spritz es la bebida oficial del aperitivo en Verona

Hora del aperitivo a parte, no obstante, lo que más encontrarás son enotecas. El Veneto es la tercera región productora de vino en Italia y se nota al caminar por Verona. ¿Qué mejor forma de celebrar San Valentín que con una una buena copa de Prosecco o Valpolicella?

Cata de vinos Valpolicella en Cotte San Mattia, en Verona

Y si ya te quieres dar un auténtico lujazo, visita una bodega sin salir de la ciudad y realiza una cata guiada. Así pudimos hacer en Corte San Mattia, una finca ecológica ubicada en una colina a escasos kilómetros del centro histórico de Verona donde producen aceite, miel y vino de la denominación de origen Valpolicella. Recorrimos los viñedos, nos explicaron el proceso de elaboración de los caldos y las diferentes variantes que producen y pudimos probarlas junto con quesos y embutidos típicos también de la zona. ¡Un gustazo!

Cata de vinos, quesos y embutidos italianos en Cotte San Mattia, Verona

Por último, si no te faltan tiempo ni ganas para más planes románticos, te proponemos una escapada un poco más lejos: el lago de Garda. El más grande de Italia, rodeado de bellísimos pueblos e incluso con balnearios de aguas termales. ¡La dolce vita! Puedes llegar desde Verona en tan solo media hora de coche o en transporte público (todos los detalles, en nuestro post sobre cómo visitar el lago de Garda).

Desde luego un San Valentín así en Verona será cien por cien inolvidable, ¿no crees?

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

6 Comment on “San Valentín en Verona

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