Esta zona de Perú no puede tener un nombre más exclamativo y a la vez más apropiado: ¡Madre de Dios! Porque eso sientes al estar en la selva y ver su espectáculo.
El niño que fui y devoraba tomos del libro gordo de Petete con ansia, siempre quiso conocer el Amazonas. Se imaginaba poco menos que un lugar mágico donde la luz del sol no podía penetrar, aún había aves prehistóricas con garras en las alas, las nutrias eran tan grandes que los caimanes salían huyendo y los lugareños comían hormigas culonas viscosas pero sabrosas, al estilo del Rey León. En la realidad, la luz, aunque escasa, llega al suelo; no llegamos a comer las hormigas culonas, pero sí termitas más crujientes que sabrosas; el hoacín nos enseñó las alas, pero no pudimos distinguir las garras; eso sí, las nutrias son las señoras del lugar y da gusto verlas comer pescado con sus enormes colmillos. Aquel niño me habría mirado con auténtica devoción. Y joder, ¿no es ése (o debería ser) el propósito de la vida? Vamos a por los consejos para que impresiones aún más a tu renacuajo particular.
Esta región peruana toma el nombre del río (también conocido como Amaru) que pertenece a la cuenca del Amazonas como afluente del río Beni. Se encuentra al sureste de Perú, es enteramente selvático y su capital es Puerto Maldonado.
El otro departamento de Perú donde puedes acceder a la selva es Loreto, al noreste, mucho más extenso y cuya capital, Iquitos, es también puerta de entrada habitual al Amazonas.
Es posible llegar por carretera por la Ruta interoceánica Brasil – Perú y que pasa por ciudades de las que ya os hemos hablado como Arequipa y Cuzco hasta conectar con Brasil. Aunque la forma más rápida es usar el aeropuerto Padre Almiz en Puerto Maldonado al que sólo se puede llegar con vuelos internos de Perú (info de conexiones en el enlace).
De hecho, la facilidad para llegar en vuelo directo desde Cuzco, donde estábamos en la anterior etapa de nuestro itinerario, es lo que nos hizo decidirnos por Puerto Maldonado en lugar de Iquitos, que habría requerido hacer escala en Lima, tomándonos por tanto más tiempo para llegar a la selva, que era nuestro objetivo para el tramo final del viaje.
Hay muchas opciones para dormir cerca de Puerto Maldonado o incluso en la misma ciudad (y considerablemente más baratas), pero ya que vas a la selva, ¿no te gustaría estar en la selva de verdad? Por eso optamos por La Hacienda Concepción, de Inkaterra, un ecolodge situado en la zona de amortiguamiento de la Reserva Tambopata. ¿Qué significa esto? Que se ubica en las inmediaciones del área protegida y por su proximidad a ella requiere también de ciertas condiciones que garanticen la conservación ecológica.
Esto se traduce en que todos los suministros tienen que ser transportados desde fuera, que la electricidad está reducida a ciertas horas al día (aunque llegaba para tener wifi, cosa que en otros hoteles ni funcionaba), que solo puedes entrar y salir de allí en canoa por el río y, sobre todo, que estás rodeado de la fauna y flora de la selva. Porque, como muy bien nos explicaron, los animales no entienden de fronteras y de dónde empieza o termina una reserva, con lo que se desplazaban con total libertad por el hotel y era lo más normal del mundo ver en las inmediaciones monos aulladores, hoacines, monos nocturnos, etc.
El esquivo hoacín vivía en un estanque en las inmediaciones de la Hacienda Concepción donde nos alojábamos
Pero no pienses que esto significa que no vas a tener todas las comodidades del mundo: las habitaciones son amplias y bonitas, las zonas comunes son preciosas, todo son cabañas de madera y además el restaurante es uno de los mejores que probamos en el viaje (mención especialísima al paiche, pescado autóctono).
Además, no se trata solo del alojamiento, sino que contratas un paquete completo con excursiones guiadas, traslados en barco y varias salidas nocturnas, así que se trata más bien de vivir una experiencia completa de inserción en la selva. En conjunto, mantiene un equilibrio más que correcto entre naturaleza y comodidad, con lo que solo podemos recomendarlo.
Ir a Madre de Dios es sumergirte en un documental de la naturaleza. Hay varios parques naturales y reservas donde puedes observar la fauna y flora autóctonas. El de Manu es uno de los famosos, pero a nosotros nos pillaba un poco lejos. Como te hemos explicado, eligiendo la Hacienda Concepción, lo que conocimos mejor es la reserva nacional de Tambopata. Dentro de este inabarcable parque, debes elegir qué visitar, a no ser que seas un afortunado viajero con tiempo de sobra. Nosotros estuvimos 3 días y esto es lo que vimos:
Paredes de colpa: En las orillas del río, son las paredes arcillosas que se convierten en zonas de avistamientento de animales (principalmente aves). A primera hora del día se juntan en estos lugares para comer la arcilla de la colpa, en la época en la que los frutos no están aún maduros para así contrarrestar su toxicidad por alimentarse de ellos. Muy recomendable el madrugón por el impresionante amanecer que ves de camino en barco y por la sensación de haberte colado en un documental de la BBC.
Paseo entre las copas de los árboles (Canopy Walkway): Es un sistema de puentes colgantes a 30 metros de altura y pequeños miradores que originalmente se construyó para el estudio de la fauna. Puedes ver o no animales (nosotros vimos los omnipresentes monos aulladores y dos tipos de aves), pero la experiencia de caminar a 30 metros de altura en la selva y verte totalmente rodeado de copas de árboles tapando el cielo te da una perspectiva de la vegetación apabullante que te rodea.
Lago Sandoval: Un imprescindible, un paseo en canoa que se te hará corto, a la vista del espectáculo: puedes ver nutrias gigantes, caimanes, guacamayos, tortugas… infinidad de animales y aún más de aves. Nos quedaron ganas de repetir.
Recorrido nocturno por el río: En un principio fuimos con reticencias, total, no creíamos que se fuera a ver demasiado. Error: un paseo muy divertido del que nos llevamos una fotaza de un caimán blanco (por cierto: para tener en cuenta algunos consejos cuando vayas a fotografiar animales en libertad como aquí, te recomendamos echar un ojo a este post).
Paseos por los alrededores del hotel: Alojarse en la zona de amortiguamiento de una reserva tiene sus ventajas… Frente a la habitación teníamos un estanque donde vivía el hoacín, una peculiarísima ave con garras en las alas y una reconocible cresta en la cabeza que hace que se le compare a los dinosaurios (así que mi niño interior disfrutó de lo lindo viéndolo). Los monos aulladores campaban a sus anchas por los árboles de alrededor: sus gritos nocturnos resultaban tan inquietantes como exóticos. Además los guías naturales de la Hacienda organizaban paseos nocturnos por el área, donde vimos otras especies de monos, insectos y árboles gigantes.
Nosotros nos quedamos con ganas de pasar más tiempo allí, la diversidad es tan grande que cada día descubrías algo nuevo. Si vas seguramente tu experiencia sea diferente, ¿nos la cuentas?
Muy interesante!!! Estamos planeando un viaje a Perú y esta parte de Puerto Maldonado la tenemos un poco en duda. desde Cuzco es fácil llegar? y luego de puerto Maldonado a Lima?
GRacias
Desde Cuzco hay vuelo directo a Puerto Maldonado, por eso fuimos allí en lugar de a Iquitos, que es el otro aeropuerto para ir a zona de selva (más al norte). Y luego a Lima también tienes vuelo directo desde Puerto Maldonado. Así que en ese sentido, súper sencillo. A nosotros nos encantó ir, fue de las mejores cosas del viaje
Magnífico lugar ! Encantador … llevo de vegetación y una energía maravillosa .. los animales en su habitad natural y todo muy bien conservado … las excursiones a este lugar son muy lindas pues haces una caminata por la selva primero .. luego vas en un bote remando y llegas finalmente al lago … es simplemente espectacular !!