Ver animales en libertad o en documentales. Son las dos únicas maneras que practicamos. Sea en safaris en parques y reservas, sea en actividades específicas para intentar localizarlos en su entorno natural, como hemos hecho con el lince, las ballenas o (sin éxito) el lobo. Porque como están en libertad y tienen libre albedrío, puede que los veas o puede que no. Pero incluso si los ves… ¿lograrás hacerles una foto decente?
Sirva este post para volcar mis desvelos y, de paso, intentar ayudar al próximo que, como yo, se mortifique en el mar de dudas de cómo lograr la mejor fotografía posible en esos encuentros en que el sujeto se niega a cooperar (y bien que hace el bendito animal). Allá vamos.
“Fotos no”: no cooperan y bien que hacen.
Cámara. Hace poco tiempo hice un cambio sustancial en el equipo fotográfico y pasé a un nuevo formato: mi amada Pentax K7 II dio paso a Sony Alpha 7 II, es decir, de APS-C a full frame. Quien haya vivido esto sabe bien que es una especie de ruptura (no me extenderé mucho porque da para otro artículo). A grandes rasgos, he ganado mucho, sí, pero no nos engañemos, también he perdido, y justo en este tipo de viaje que vamos a hacer tal vez tenga más sentido una APS-C o micro 4:3 y aprovechar para bien su factor de recorte. Por si acaso, y ante las duda, me llevaré las dos.
Elección de Objetivos. Retomando algunos conceptos que ya expliqué en la guía para elegir objetivos para tus viajes, estos son los que me llevaré a Namibia y Botswana:
Para captar el Cóndor planeando (despacio) necesité una velocidad de obturación de 1/800.
Nuestros amigos salvajes han aprendido, a las malas, que más les vale salir de nuestro camino. Aunque muchos humanos estemos de su lado, no insistas: ellos no van a querer oír hablar de ello, te dejarán con la palabra en la boca y se largarán con todo el viento fresco que les dé tiempo a poner entre tú y ellos. Así que aquí van mis pequeños trucos para disparar y encuadrar en tiempo récord.
Preconfigurar a ritmo celestial. Parafraseando al gran Terry Prattchet “la pluma es más poderosa que la espada, sobre todo si la espada está envainada y la pluma muy afilada”. La cámara no hace nada cómodamente tumbada en su bolsa protectora: si vas a un safari fotográfico toca currar, despiértala. Una vez te montes en el coche, ponte a configurarla. Coge cualquier cosa a una distancia no muy grande (bonus si conoces el punto hiperfocal de tu lente) y configura los parámetros. Te da igual la foto, solo quieres ajustarla según la luz que haya. A lo largo del día, a medida que vayan cambiando las condiciones lumínicas (nubes, sol en alto, sol en el horizonte) modifícalo. Cuando se te presente la oportunidad lo último que vas a querer es tener que hacerlo de cero. Lo perfecto puede ser enemigo de lo bueno: cuanto menos tengas que estar variando los ajustes, mayor tu ventana de tiempo para encuadrar. Para hacerlo tengo en cuenta estos criterios:
Regla inversa de longitud focal. Esta regla dice que si vas a disparar, por ejemplo, un 300 mm. la velocidad debe ser de 1 / 300 segundos. Dependiendo del animal elegido y su actividad esto incluso se puede quedar corto (sobre todo con aves), así que tómalo como punto de partida en la longitud focal más extrema que vayas a disparar. Una buena idea es poner el modo en prioridad velocidad obturación y colocar al menos 1/250 (1/300 si vas con 300 mm como en mi caso).
Modo disparo en ráfaga firme y continuo (Doctrina Stallone). La elegancia de un francotirador, un tiro, un fotón, es maravillosa, pero no está al alcance de todos. Ponte en su piel: ¿qué haría Stallone? Exacto: ráfagas. Y tú también: más disparos, más opciones de tener el momento justo que estás buscando. Eso sí: no muevas muy rápido la cámara controla el movimiento.
El Ojo nunca miente: No olvides que esa pantalla tan mona que te enseña la foto es una diplomática mentirosa, todo está mucho más definido en una pantalla tan pequeña. Un fotón de un animal exige, casi siempre y con honrosas excepciones, que el ojo del sujeto esté enfocado, así que no dudes en enfocar en esa zona. El enfoque no lo podrás controlar siempre, así que elegir modo AF y el área de enfoque dinámico es una buena opción.
El grano es bello. Vale, no siempre lo es. O no lo es, pero es algo que tienes que asumir: especialmente si no vas con un equipo profesional. Si sumas además que el amanecer y el atardecer son los momentos de más actividad de los animales y, por tanto, cuando más fotos dispararás, hay que elegir. Y por mi experiencia, dame grano a trepidación (siempre que no sea excesivo y en el revelado puedas lidiar con él).
Conoce tus lentes, se tus lentes. Esos queridos vidrios hechos con médula espinal de unicornio son los mejores amigos de los fotógrafos y los peores enemigos de sus cuentas corrientes, así que al menos hay que conocerlos. Cada uno tiene su punto dulce, que se encuentra en la zona media de sus distancias focales (si es zoom) y, respecto a su luminosidad, entre uno y dos pasos por encima de la abertura mínima (f ) que ofrece.
Pondremos un ejemplo, para calcular el punto dulce de mi teleobjetivo Sony FE 70-300 mm, f 4.5 – 5,6. Primero hallamos la distancia focal más favorable (su mitad): aproximadamente 185 mm. Respecto a la apertura mínima, cambia, pues en 70 mm estaría entre f 5,6 – f 8 y en 300 mm sería f 8 – f 11. En objetivos de más calidad queda una luminosidad fija en toda la distancia focal pero no da el presupuesto para todo… Me quedaría preferentemente con los valores de f para 300 mm, buscando su punto dulce y un ángulo de enfoque menor. Por tanto su punto dulce, más o menos y sin hacer pruebas de campo, sería disparar en 185 mm, f 11 aproximadamente.
Llega al fondo en tu encuadre. Los fondos son los que te llevarán al siguiente nivel. No siempre podrás elegirlos, pero siempre que puedas, tenlos en cuenta. Un fondo homogéneo es un buen fondo; un fondo con nubes es un fondo perfecto; con un poco de movimiento conseguirás en muchas circunstancias alinear el fondo y eso te dará mucha mayor calidad.
Encuadra hasta el fondo, ten en cuenta la posición de las nubes por ejemplo.
Vístete para la ocasión. No se va a ver a la Madre Naturaleza de cualquier manera: evita colores llamativos y olores fuertes (ni colonia, ni lociones), botas (mejor) o zapatillas, pero siempre calcetines altos. Ah y por supuesto te vendrá bien algo con visera, las gafas de sol mejor para salir en la foto que para hacerlas.
Que no se te olvide disfrutar de la experiencia. Y esto me lo debo aplicar con más frecuencia: amo la fotografía y muchas veces me absorbe, pierdo la foto y me pica. Pero siempre, siempre ,ten en cuenta que lo primero es disfrutar del momento: llevarte buenas fotos es un bonus, no lo principal.
Y antes de ir…. inspírate. Como no todo es el equipo, y esto no deja de ser un hobbie, un último consejo que me atrevo a darte es que te sumerjas en influencias nutritivas. Así que aquí te dejo unos cuantos artistazos para soñar con tu próximo safari fotográfico:
Tiene que ser increíble!!!! Con muchas ganas de realizar un safari en África 😍😍
Lo es! Toda una experiencia! Y cuidado que engancha: luego querréis repetir… (así estamos nosotros ahora jajaja).