“El abuelo que llora”. Ese es el significado literal de “Tatio” en la lengua del pueblo indígena que habitaba Atacama, el famoso desierto en el norte de Chile, donde se encuentra el campo de géiseres más extenso del hemisferio Sur, el tercero más grande del mundo.
80 géiseres activos, nada menos, alimentados por 100 manantiales, sobre una superficie total de 10 kilómetros cuadrados, componen el Tatio, parada imprescindible en cualquier viaje a Atacama. Para verlos necesitarás darte un buen madrugón, ponerte toda la ropa de abrigo encima posible para soportar las bajas temperaturas y sobrellevar lo mejor posible los 4.200 metros de altitud a que se encuentra y que lo posicionan como el campo geotérmico más alto del planeta. ¿Suena a demasiado esfuerzo? Créenos: merece la pena.
¿Por qué es necesario madrugar? El agua emerge en estos géiseres a 86 grados centígrados de temperatura. Y el amanecer es justo el momento más frío del día (nosotros llegamos a estar a unos -5 grados y era otoño). Por tanto, las fumarolas son más impresionantes justo en este momento, por el mayor contraste de temperatura.
Salvo que cuentes con medio de transporte propio, para llegar al Tatio debes contratar la actividad con alguna de las muchas agencias de viajes que la ofertan en San Pedro de Atacama. Dado lo ajustado de tiempo con que hicimos nuestro viaje, organizamos todos los tours, incluido éste, con la misma empresa y previamente a nuestra visita, vía contacto online. Lo hicimos con Shijusa Travel, que es partner de Sol Andino, y el servicio y la atención fueron de lo más correctos. El precio de la excursión al Tatio fue de 25.000 pesos chilenos por persona en 2016. No obstante, como te contamos en nuestra guía sobre el viaje a Atacama y Uyuni, nuestra sensación es que contratando directamente en San Pedro puedes lograr mejor precio.
En nuestro caso, salimos de San Pedro en un mini bus junto al resto de turistas a las 4.30 de la mañana y llegamos al Tatio aproximadamente a las 6, tras recorrer los 90 kilómetros que los separan. Para combatir el frío y paliar el madrugón, nos sirvieron un café caliente y algo de desayuno. Ya la visión del campo de géiseres al llegar impresiona, pero a medida que va bajando la temperatura, subiendo la luz y creciendo las emisiones de vapor, la vista se vuelve espectacular.
El agua de los géiseres proviene de depósitos entre rocas volcánicas y es conducida al exterior por una serie de fallas geológicas distribuidas por el campo geotermal. Esto hace que su expulsión sea bastante controlada, con lo que los géiseres no presentan chorros demasiado altos (nunca más de 20 metros). El espectáculo en el Tatio no viene por tanto de la intensidad y altura de los géiseres, sino por la acumulación de muchísimo vapor de agua a lo largo de su enorme superficie, dando al paisaje un efecto misterioso inigualable.
También llaman la atención las curiosas formaciones que se pueden ver, compuestas por los sedimentos que los géiseres van arrastrando y acumulando a lo largo del tiempo.
Dada su gran extensión, el Tatio se subdivide en 3 zonas. La llamada Terraza Principal es a la que llegas en primer lugar, donde se encuentran la mayoría de géiseres y donde ves amanecer. Puedes recorrer este área a tu antojo, siempre dentro de los caminos marcados. Hay que ser cuidadoso porque con el vapor de las fumarolas puede haber momentos en que apenas veas muy bien donde pisas: camina siempre con mucha precaución.
Cuando ya ha amanecido completamente y el sol empieza a calentar, puedes bañarte en unas pozas de agua termal situadas en la Terraza Media (la segunda zona del Tatio, anexa a la Principal). Por último está la Terraza Inferior, casi a orillas del río Salado.
En el regreso a San Pedro, como parte también de la excursión del Tatio, se atraviesa el altiplano admirando sus paisajes y la fauna local (llamas, vicuñas, viscachas…) y se realizan varias paradas incluyendo algún pueblo típico como Machuca, donde poder descansar y comer algo.
El viaje y recorrido es impresionante, pero hay que resaltar que el lugar se encuentra a 4200 metros sobre el nivel del mar. el aire escasea y más de alguno puede afectarle a la “puna” el mal de altura.
Para los fumadores, irónicamente, no les afecta ya que están acostumbrado a vivir con menos oxígeno. Para otros, como yo, puede afectarles, especialmente si han vivido toda su vida a nivel del mar.
Hay que tomar algunas precauciones. saludos.
Sí, lo comentamos en el post, que está a gran altura. A nosotros afortunadamente tampoco nos afecto la altitud. Gracias por tu comentario!
Maravilloso!