El desierto de Atacama en Chile es el más árido del mundo. ¿Alguna vez te has parado a pensar por qué? Por su situación geográfica. Al norte linda con el Altiplano, que detiene las precipitaciones procedentes de la selva del Amazonas. Al este se encuentra la costa del Pacífico, con anticiclones permanentes. Y en su lado oeste la enorme cordillera de los Andes concentra las nubes y las lluvias, impidiendo que lleguen hasta el desierto chileno. Si a todo esto le sumamos su altitud, llegando hasta los 5.000 metros, y la ausencia de contaminación lumínica y de interferencias de radio el resultado es también el mejor lugar para mirar al cielo y leer sus estrellas y galaxias

Atacama alberga sin duda maravillosos paisajes: desde géiseres hasta lagunas pasando por valles lunares. Pero además es la sede del mayor proyecto de observación astronómica en el planeta: Atacama Large Millimeter / Submillimeter Array (ALMA). Por desgracia, esto es mucho menos conocido que esos parajes naturales y, sin embargo, también se puede visitar ¡y gratis! Antes de contarte cómo, vamos a convencerte de por qué debes hacerlo.

ALMA es fruto de la cooperación internacional de las instituciones astronómicas y científicas de un elevado número de países (EEUU, Europa, Japón, el propio Chile…). Su labor se centra en el estudio de las ondas submilimétricas de la luz, no perceptibles al ojo humano ni captadas por los telescopios ópticos convencionales. El vapor de agua existente en la atmósfera absorbe estas ondas: por eso “el desierto más seco del mundo” es justo lo que necesita este proyecto para funcionar.

Centro de Operaciones de ALMA en el desierto de Atacama
Centro de Apoyo a las Operaciones (OSF) de ALMA

¿Y cómo captan estas ondas? A través de 66 antenas enormes que funcionan coordinadamente como un único telescopio y que están operativas las 24 horas del día (recuerda: son ondas submilimétricas, están ahí tanto con sol como sin él). Todo esto porque el objetivo de ALMA es descubrir cuestiones super complejas e incomprensibles para la mayoría que, en última instancia, se resumen en averiguar cómo se forman las estrellas y galaxias (casi nada).

Las instalaciones se dividen en 2 áreas separadas geográficamente. El Centro de Apoyo a las Operaciones (OSF, por sus siglas en inglés), a unos 30 kilómetros de San Pedro de Atacama y a unos “cómodos” 3.000 metros de altura: donde están las oficinas, los laboratorios, las salas centrales de control, las antenas en reparación… y donde viven los trabajadores. Y a 28 kilómetros está el llano de Chajnantor, donde se sitúan las antenas, a 5.000 metros de altitud (los operarios que desempeñan su labor en esta zona deben llevar suplemento de oxígeno).

Una de las salas de monitorización de las antenas del proyecto ALMA
Una de las salas de monitorización de las antenas del proyecto ALMA

Los promotores del proyecto ALMA no fueron los primeros en darse cuenta de las condiciones especiales de observación astronómica que reúne Atacama. De hecho, el nombre del punto exacto donde se sitúan las antenas, Chajnantor, significa “lugar de despegue” en la lengua del pueblo nativo de esta zona. La astronomía occidental ha estudiado tradicionalmente los objetos brillantes y visibles del cielo. La astronomía andina, en cambio, ha observado también los sectores oscuros, lo mismo que hace en realidad ALMA.

Cada antena pesa más de 100 toneladas y requiere energía constante: para “cargarlas”, hay que trasladarlas desde el llano de Chajnantor hasta el Centro de Operaciones. Esta labor la realizan dos camiones gigantes, Otto y Lore. Cada uno tiene 20 metros de largo, 6 metros de alto y 130 toneladas de peso. ¡Casi nada! Y pese a estas dimensiones de gigante, son capaces de posicionar las antenas con una precisión milimétrica. Uno de los alicientes de la visita a ALMA es que podrás ver precisamente uno de estos camiones así cómo alguna antena en reparación.

Transportadores usados para mover las antenas de ALMA en el desierto de Atacama
Otto y Lore: los camiones que transportan las antenas de ALMA

Y así llegamos a la pregunta: ¿puedo entrar en las instalaciones de ALMA? Sí. Realizan visitas guiadas gratuitas de unas 4 horas de duración, los sábados y domingos a las 9 de mañana. Solo se puede acceder al Centro de Apoyo (OSF), no al llano donde se ubican las antenas. Pero podrás ver las salas de control, las oficinas, alguna antena de repuesto… Y sobre todo aprenderás mucho sobre astronomía y sobre qué es ALMA, cómo se creó y cómo desarrolla su actividad.

Puedes consultar el calendario y solicitar entrada a través de su web. Las inscripciones para visitas son individuales, incluso para menores de edad, que tienen que ser mayores de 4 años. Si no quedan plazas libres para el día que deseas ir, puedes intentar acudir al punto de partida del autobús de ALMA a las 8:45: calle Tumisa casi esquina con avenida Pedro de Valdivia, prácticamente frente al “Pueblo de los Artesanos” y cerca de la estación de buses de San Pedro de Atacama. Es frecuente que personas que reservaron a través de la web no se presenten y por tanto puedas optar a su plaza presencialmente. El bus regresa tras la visita sobre las 13h al mismo punto. No se puede visitar ALMA en transporte propio en ningún caso.

Personalmente el tour nos encantó (si bien es cierto que somos aficionados a este tipo de actividades científicas, como cuando fuimos al CERN en Ginebra). Si eres de los nuestros pero ahora mismo Atacama te pilla muy lejos, siempre puedes disfrutar de la visita virtual que ofrece ALMA en su web.

Que Atacama sea el desierto más seco del mundo no solo ha sido beneficioso para el estudio astronómico: también la NASA se ha servido de él para sus pruebas espaciales. Y es que los suelos áridos chilenos son comparados con los de Marte, circunstancia propicia para que la NASA testase aquí sus robots antes de enviarlos al planeta rojo.

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

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