¡10 años llevábamos sin pisar Valencia! Un pecado dado que está apenas a hora y media de Madrid, AVE mediante. Más si tenemos en cuenta que nuestra última vez allí no pudimos dedicarle todo el tiempo planeado y apenas vimos nada más allá de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Por eso nuestro objetivo en esta segunda escapada era conocer otras zonas de la capital valenciana.

Nos alojamos en el Hotel Malcom and Barret en el barrio de Quatre Carreres, a 15 minutos a pie de las Ciudad de las Artes y las Ciencias, a 30 minutos del centro histórico y a dos pasos del barrio valenciano de moda, Ruzafa. Es un hotel moderno, con habitaciones de tamaño justo, funcionales y elegantes, y sitio para aparcar en los alrededores. Apenas paramos en él porque pasamos el día recorriendo la ciudad, así que cumplió de sobra con nuestras necesidades.

Y empezamos por lo obvio: ¿por qué visitar Valencia? Porque puedes encontrar maravillas arquitectónicas de hace siglos, en un centro histórico que aún muestra señas de su pasado medieval, pero también de la mayor actualidad, como los edificios futuristas de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Porque es una ciudad moderna, la tercera en población de España, pero con amplios espacios naturales ¡y con playas! Por su gastronomía, tradicional y marinera: ¿alguien ha dicho paella? Y por sus barrios alternativos, como Rufaza o el Cabañal (si The Guardian lo dice, nosotros no diremos lo contrario).

Tanto que ver y hacer que en un fin de semana no podrás abarcarlo todo, esto es así. Te contamos lo que recorrimos pero también lo que nos faltó.

Centro histórico de Valencia

Lo conocimos de la mano de este estupendo tour guiado de Civitatis que incluye además las entradas a los monumentos visitados. Nos gustó muchísimo; la guía controlaba tanto de historia y arte que aprendimos conceptos e ideas generales, más allá de lo que vimos en Valencia. Cien por cien recomendable.

Torres de Serranos y Torres de Quart

Son los restos más emblemáticos de la antigua muralla medieval que circundaba el núcleo histórico valenciano. Ésta se derribó en el siglo XIX por la expansión urbana de la ciudad. Puedes subir a ambas para recorrerlas por su interior y disfrutar de las vistas. Si solo puedes elegir unas, nos quedamos con las de Serranos. En éstas además es curioso ver el contraste entre su cara exterior (eminentemente militar y defensiva) y la interior (en la foto), mucho más elegante y pensada para celebraciones y homenajes.

Torres de Serrano, restos de la antigua muralla de Valencia
Torres de Serrano, restos de la antigua muralla de Valencia

Palacio de los Borja

O Palacio de Benicarló. Es la actual sede de las Cortes valencianas. Se trata de un palacio gótico que perteneció a varias familias a lo largo de su historia, siendo los Borja (o Borgia) sus propietarios más famosos. Una casa noble realmente influyente en el Renacimiento que cuenta en su haber con dos Papas, Calixto III y Alejandro VI, y un Santo, San Francisco de Borja (que tiene incluso su propia capilla dentro de la Catedral valenciana). 

Plaza de la Virgen de Valencia

La Fuente del Turia preside este espacio rodeado de los imponentes edificios de la Catedral, la Basílica de la Virgen de los Desamparados y el Palacio de la Generalitat. A la Basílica puedes entrar gratis para admirar los frescos de Antonio Palomino y la imagen de la Virgen de los Desamparados, llamada “Geperudeta” (literalmente, “chepudita”) por estar llamativamente inclinada hacia delante.

Plaza de la Virgen de Valencia
Plaza de la Virgen de Valencia

En esta plaza, concretamente frente a la Puerta de los Apóstoles de la Catedral, se reúne todos los jueves a las 12 de la mañana el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia. Se trata de una tradición con siglos de antigúedad (ya en época musulmana se celebraba y Jaime I la respetó tras la conquista cristiana) y nombrada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Ocho representantes de las ocho acequias madre que riegan las huertas de la Vega se reúnen para dirimir las disputas y denuncias e impartir justicia.

Catedral de Valencia

Tras la toma de la ciudad por parte de Jaime I, la hasta entonces Mezquita Mayor fue la base sobre la que se construyó la Catedral, dedicada a la Virgen. Las obras de edificación comenzaron en el siglo XII pero se prolongaron mucho, con lo que el resultado actual mezcla los sucesivos estilos arquitectónicos románico, gótico, renacentista y barroco.

Cuenta con tres puertas, totalmente diferentes entre sí. La Puerta de la Almoina es románica y destaca sobre ella una cristalera con las caras de los 7 matrimonios que acompañaron a Jaime I en su conquista. La Puerta de los Apósteles es gótica y da a la Plaza de la Virgen. La más moderna, de estilo barroco, es la Puerta de los Hierros en la Plaza de la Reina, por la que se accede. En el exterior destaca también la torre campanario, gótica, de forma octogonal y con la misma medida de perímetro que de altura: 51 metros. Popularmente se la conoce como “Miguelete” porque la campana más grande de las 12 que hay se llama precisamente Miguel. Es posible llegar hasta lo alto de la torre, previo pago y tras subir 207 escalones, y disfrutar de las vistas del centro de Valencia.

Puerta de los Hierros de la Catedral de Valencia
Puerta de los Hierros de la Catedral de Valencia

Para ver la Catedral por dentro debes pagar 8 euros (esta entrada no incluye la subida al Miguelete). Alberga una de las más importantes obras pictóricas del primer Renacimiento español: los frescos del Altar Mayor, redescubiertos hace apenas una década, y que fueron encargados por el cardenal Rodrigo de Borja, el que sería después el Papa Alejandro VI. Otros elementos de interés en su interior son la Virgen de la Cadira, a la que van a ver las embarazadas tras dar 9 vueltas a la Catedral con la promesa de un parto bueno y rápido, la Capilla de los Borja, con dos lienzos de Goya, y la del Santo Grial.

Pensábamos que ya habíamos visto el icónico Caliz de Cristo en la Basílica de San Isidoro en Léon… ¡Pero he aquí que nos encontramos con otro en Valencia! Y cuántos más habrá por el mundo… Es cierto y probado que en la Catedral valenciana, en su propia capilla, se expone una copa datada del siglo I (una pieza ya de por sí con valor arqueológico). Si es realmente la que Jesús sostuvo no está cien por cien probado, pero es cierto que hay bastantes pruebas que inclinan a la Iglesia a creerlo así. De ahí que los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI emplearan esta reliquia cuando dieron misa en sus visitas a Valencia. Incluso hay tours guiados en torno a este Santo Grial.

Puerta de la Almoina y torre Miguelete de la Catedral de Valencia
Puerta de la Almoina y torre Miguelete, al fondo, de la Catedral de Valencia

Centro Arqueológico de La Almoina

Está situado en pleno centro histórico, en la plaza del mismo nombre, a la que da una de las puertas de la Catedral. En este punto exacto se sitúa la fundación romana de la ciudad de Valencia. Es un gran espacio subterráneo con restos arqueológicos de su pasado romano, visigodo y árabe. De hecho, en la misma plaza, a través de una fuente con suelo acristalado, es posible ver algunas de estas estructuras. La entrada es gratuita.

Centro Arqueológico La Almoina en Valencia
Centro Arqueológico La Almoina

Iglesia de San Nicolás: la Capilla Sixtina Valenciana

Fue una de las primeras doce parroquias cristianas que se crearon en Valencia tras la reconquista de Jaime I en el siglo XII. Su exterior contrasta radicalmente con su interior. Fue reformada primero en estilo gótico en el siglo XV y después en barroco en el XVII, momento en que se añaden las famosas pinturas que le han valido el sobrenombre de Capilla Sixtina Valenciana.

Antonio Palomino hizo el programa decorativo aunque la ejecución en sí corrió a cargo de un discípulo suyo. Las pinturas las hicieron sobre el techo gótico ya construido, con sus crucerias, arcos y relieves: de ahí la gran dificultad y el admirable resultado. Recrean escenas de la vida de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, los dos Santos a los que está dedicada la Iglesia. El apodo de Capilla Sixtina Valenciana no es azaroso: la directora de la restauración de esta parroquia es amiga del restaurador de la Capilla Sixtina del Vaticano y fue él mismo quien la denominó así a la vista de la calidad y extensión de las pinturas. Merece los 7 euros que hay que pagar por la entrada.

Capilla Sixtina Valenciana, en la Iglesia de San Nicolas de Bari y San Pedro Mártir
Capilla Sixtina Valenciana, en la Iglesia de San Nicolas de Bari y San Pedro Mártir

Lonja de Valencia

Fue construida en el siglo XV por el arquitecto local Pere Comte, cuando la ciudad vivió su particular Siglo de Oro y precisaba de un espacio donde llevar a cabo los acuerdos comerciales y que fuese imponente para impresionar a los visitantes. Objetivo que sigue cumpliendo a día de hoy, con sus casi 2.000 metros cuadrados. Es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y una de las principales construcciones del gótico civil que existen en Europa. Justo cuando la visitamos la entrada era gratuita, pero solía ser de pago (2 euros).

Se compone en realidad de cuatro áreas: el Patio de los Naranjos, un bonito jardín interior con una fuente central y varios bancos; el Salón Columnario o Sala de Contratación, donde se realizaban las transacciones comerciales; la Torre, con una capilla y una pequeña prision; y el Consulado del Mar, dedicado a los asuntos del comercio marítimo. La imagen más tipica que habrás visto se corresponde con la Sala de Contratación: un impresionante espacio rectangular de casi 18 metros de alturas con 8 bellísimas columnas helicoidales que soportan unas bóvedas de crucería.

Sala de columnas de la Lonja de la Seda, Valencia
Sala de columnas de la Lonja de la Seda

¿Sabías que Valencia forma parte de la mítica Ruta de la Seda? La red comercial que surgió en el siglo II A.C. en torno a la comercialización de la seda llegó hasta las ciudades del Mediterráneo Occidental. La producción de la seda empezó en Valencia gracias a los musulmanes pero alcanzó su cénit entre los siglos XV y XIX, cuando era la industria más importante de la ciudad. De hecho, la Lonja de Valencia también se denomina Lonja de la Seda.

El Consulado del mar es de estilo renacentista; se construye tras la muerte de Pere Comte y más avanzado el siglo XVI. Consta de dos plantas. En la planta baja llaman la atención su techo y puertas de madera. Al piso superior, llamado Cámara Dorada, se accede por una escalera desde el Patio de Naranjos. Lo más llamativo de esta sala es su techo, en madera y dorado, que fue trasladado aquí a principios del siglo XX procedente de la antigua Casa de la Ciudad.

Consulado del Mar, en la Lonja de la Seda, Valencia
Consulado del Mar, en la Lonja de Valencia

Plaza Redonda

Construida a mediados del siglo XVIII, esta curiosa plaza, perfectamente redonda, alberga numerosos comercios (más y menos tradicionales), bares y terrazas. Está presidida por una fuente que en su día fue la segunda en servir agua potable en Valencia.

Plaza Redonda de Valencia
Plaza Redonda de Valencia

Mercado Central

A pocos metros de la Lonja se encuentra este precioso (y enorme) edificio de estilo modernista, rodeado además de terrazas donde comer o tomar algo. Es el mayor mercado de productos frescos de Europa; no en vano ocupa 8.000 metros cuadrados nada menos. Su estructura a base de columnas de hierro recuerdan a la Torre Eiffel de París, complementadas con azulejos y vidrieras, diseñado siempre para recibir luz natural en el interior: características que lo hacen merecedor de una visita solo por admirar esta arquitectura.

Aunque si lo tuyo es la gastronomía, tampoco tienes excusa: un laberinto de 300 puestos de todo tipo de productos alimenticios. Vigila su horario: de lunes a sábado, de 7:30 a 15:00 horas. Mención especial para el Central Bar by Ricard Camarena: este chef valenciano cuenta con dos Estrellas Michelín y numerosos locales por toda la ciudad y éste en el centro del Mercado es una aproximación informal (y económica) a su cocina (no admite reservas).

Barrio del Carmen

Lo visitamos por nuestra cuenta, fuera ya del tour. Se caracteriza por sus laberínticas calles, herencia del urbanismo islámico. Comenzó a despuntar a la vez que toda la ciudad de Valencia, en el siglo XII, y ha conservado su esencia histórica, si bien también es el lugar donde pasear en busca del más moderno street art. Así, encuentras bellísimos murales combinados con pinturas de denuncia en la plaza del Carmen y en muchas vías, pero sobre todo en la famosa calle de los Colores (indicada con ese nombre en Google Maps).

Plaza del Ayuntamiento

Sorprenden sus dimensiones: los característicos puestos de flores parecen diminutos a un primer vistazo. Incluso la fuente central y los grandes y bellos edificios que la rodean quedan empequeñecidos. En este sentido, destacan el propio Ayuntamiento y el Palacio de Comunicaciones o edificio de Correos. Aquí se celebra cada año la mascletá durante las popularísimas fiestas de Fallas.

Jardines del Turia

Desde el barrio histórico, concretamente desde las Torres de Serrano, accedimos a los Jardines del Turia y comenzamos así un bonito paseo. Bonito y largo, pues forman uno de los parques urbanos más extensos de España. Ocupan el antiguo cauce del río del mismo nombre, que fue desviado tras la catastrófica inundación de 1957. Los 9 kilómetros que ocupaba el Turia a su paso por la ciudad quedaron así disponibles para cubrir con jardines, canchas deportivas, fuentes, zonas de juegos… Todo ello bajo los 18 puentes de distintos estilos y épocas que se conservan.

Ciudad de las Artes y las Ciencias

Y recorriendo los Jardines del Turia llegamos a este fantástico espacio con el que conectan: un complejo de ocio orientado al mundo de las artes y las ciencias que ocupa nada menos que 2 kilómetros del antiguo cauce del río. Obra del polémico arquitecto Santiago Calatrava, es indudablemente un sitio impresionante y fotogénico. Se compone de distintos espacios: a algunos de ellos solo puedes acceder comprando tu entrada (hay ofertas si quieres entrar a todos ellos para pagar menos que comprando los tickets individuales), pero pasear por allí y ver otros sí que es gratuito.

  • Oceanogràfic. Plantea un recorrido de lo más completo por todos los espacios marinos del mundo. Y es que es el mayor acuario de Europa, con 45.000 seres vivos de 500 distintas especies. Se compone de varios edificios, cada uno recreando uno de los ecosistemas marinos existentes en el planeta: Mediterráneo, Humedales, Ártico, Islas… En su día nos impresionó muchísimo visitarlo (31,3 euros la entrada) y da para dedicarle una mañana o tarde completa.
  • Hemisfèric. ¿Nos vamos al cine? Pero no un cine cualquiera, claro. Un cine digital 3D, el más grande de España, con una enorme pantalla cóncava de 900 metros que envuelve por completo a los espectadores en sus butacas. Desde fuera la construcción recuerda a un gran ojo. Suelen proyectar películas documentales de unos 45 minutos de duración, desde 4,70 euros la entrada. Personalmente aún no hemos tenido ocasión de ver ninguna.
  • Museo de las Ciencias. Un espectacular edificio de rodeado de 13.500 metros cuadrados de láminas de agua que alberga exposiciones interactivas sobre ciencia y tecnología. Es posible acceder gratis a la planta baja, donde suele haber una exposición temporal y puestos interactivos muy entretenidos. Para el resto de instalaciones, debes adquirir la entrada individual de 8 euros o bien algún pack conjunto de tickets con otros espacios de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
  • Palau de les Arts Reina Sofía. Óperas, conciertos, ballet… Cualquier gran espectáculo acoge esta llamativa construcción en forma de pluma, gracias a sus 4 escenarios y a sus modernísimas instalaciones como plataformas móviles o pantallas en las propias butacas para seguir las traducciones simultáneas. Si te quedas sin entradas para uno de sus espectáculos, siempre puedes recorrer su interior con alguna de las visitas guiadas reservables en su web (lamentablemente no estaban disponibles durante nuestra estancia en Valencia).
Ciudad de las Artes y las Ciencias, Valencia
Palau de les Arts Reina Sofía, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias
  • Umbracle. ¿Qué tal un paseo por un enorme jardín de 17.000 metros cuadrados formado por plantas mediterráneas y adornado con esculturas? ¡Y gratis! Las noches de verano puedes finalizar tu paseo tomando algo en la terraza Mya, ubicada en el mismo Umbracle (reservando previamente).
  • Ágora. Es la construcción más reciente, generalmente cerrada al público pues se usa para eventos, está al otro lado del río Turia y el puente Assut de l’Or lo conecta con el Museo de las Ciencias.

Barrio de Ruzafa

Es la zona de moderneo, el llamado “Soho valenciano” o lo que sería Chueca en Madrid. Lo lógico es empezar por el mercado de Ruzafa, con un exterior multicolor y un interior menos turístico que el Mercado Central pero también con propuestas gastronómicas muy interesantes. Hay que ver el Parc Central de Valencia que, aunque no terminado aún pues falta soterrar las vías de tren, es ya un jardín de 11 hectáreas con varios espacios culturales como las naves del Espai Ribes.

De paso, próxima a la puerta de acceso a este parque, no te pierdas la modernista Estación del Nord. Y siguiendo con el modernismo, pero aún más extravagante, la Casa Judía: su fachada muestra una cuanto menos curiosa mezcla de elementos orientales, árabes, egipcios, hindúes, hebreos… Pero si algo abunda en Ruzafa son los comercios y locales de restauración modernos y originales: desde galerías de arte hasta tiendas de moda y decoración o curiosos restaurantes.

Hablando de restaurantes, muy cerca de Ruzafa, nos dimos un pequeño homenaje en el Restaurante Riff, galardonado con una Estrella Michelín. Probamos el “Menú Lonja” (5 platos, 65 euros), compuesto por pescados y mariscos. Lo regenta un chef alemán enamorado de la cocina mediterránea que además de cocinar, se ocupa del hilo musical.

Mercado de Ruzafa, Valencia
Mercado de Ruzafa

Parque Natural de la Albufera

Dejamos para el final el lugar de Valencia que probablemente más ganas teníamos de conocer: de hecho le hemos dedicado un post completo a la Albufera que puedes leer aquí. Esta joya natural está tan solo 10 kilómetros al sur de la ciudad: puedes llegar fácilmente en coche, en autobús público (líneas 24 y 25) o con el bus turístico que incluye también paseo en barca. Y estando tan cerca del núcleo urbano, sin embargo, se trata de uno de los humedales más importantes de la costa mediterránea.

En sus 21.000 hectáreas, de las que 3.000 corresponden a un lago, es posible observar una gran variedad de hábitats naturales (dunas, malladas, pinares), así como numerosas especies de aves acuáticas, siendo por esto zona de protección para las mismas (ZEPA). Sin olvidarnos de los extensísimos arrozales que han contribuido a la configuración actual de la Albufera, reduciendo la extensión inicial del lago, depurando su agua y proporcionando refugio y comida a las aves del parque natural. Imprescindible visitarlo al atardecer y comer una paella allí.

Atardecer en la Albufera desde el embarcadero de la Gola del Pujol
Atardecer en la Albufera desde el embarcadero de la Gola del Pujol

Extra: nuestros pendientes

Barrio del Cabañal

Este antiguo barrio marinero conformado por barracas de pescadores se reconvirtió en el siglo XIX en una de las zonas con más encanto de la ciudad de Valencia gracias a la influencia del Modernismo. También sirvió de inspiración a Joaquín Sorolla, que pintó una serie de escenas sobre la playa de El Cabañal durante los veranos que pasó allí. Las paradas que teníamos anotadas como imprescindibles son la Lonja de Pescado, la Fábrica del Hielo, que acoge hoy un importante centro cultural, y Las Arenas, un balneario de lujo frente a la playa.

Y como en todo barrio de moda que se precie, han proliferado los bares y restaurantes nuevos, como Mercabanyal, un espacio gastronómico al aire libre, a la vez que se han revalorizado los clásicos de siempre: Casa Montaña (fundado en 1836), el Horno de San Vicente, La Pascuala (sus bocadillos extra grandes son una celebridad) o Anyora (una antigua bodega remodernizada). Si quieres información de primera mano, te recomendamos este post de Vero4Travel sobre su visita al Cabañal.

Playas

Valencia cuenta con una extensión total de 20 kilómetros de playas, distribuidas entre las que están propiamente en la ciudad, como la antes mencionada del Cabañal o la Malvarosa, a las que puedes llegar cómodamente en pie o en transporte público, y las que se encuentras en los alrededores, como la de El Saler o la Devesa. Y junto a las playas urbanas, el Paseo Marítímo y el antiguo puerto que ha sido reconvertido en un espacio cultural y de ocio, la Marina. ¡Definitivamente tendremos que volver a conocer como es debido el litoral valenciano!

Viajera, internetera, cinéfila, inquieta, 2.0

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: