Cuando cualquier viajero oye el destino Croacia, probablemente le vengan ipso facto a la mente dos lugares de este país: Dubrovnik y Plitvice. Este Parque Nacional no es el único croata, pero desde luego se lleva toda la fama. Antes de llegar habíamos leído y visto fotos del conjunto de lagos que lo forman: una maravilla multicolor de azules y verdes con cascadas y riachuelos allá donde mirases. Eso esperábamos encontrar y eso hallamos. Solo que multiplicado por cien tonalidades cambiantes, elevado a la potencia de la primavera floreciente y ligeramente restado por el agobio de las hordas turísticas.
Entrar en Plitvice es adentrarse en el reino del agua: lagos por aquí, cascadas por allá, ríos más acá, otras cascadas más… Agua por todas partes. De distintos tonos en función de la profundidad donde se estanca, la fuerza con la que cae, la altura desde la que se lanza… E incluso dependiendo de la hora o la inclinación del sol que la ilumina. Un espectáculo. ¡El paraíso de cualquier fotógrafo!
Y si visualmente es excepcional, no lo es menos acústicamente: el sonido constante del agua chapoteando, cayendo, salpicando pone la banda sonora a cualquier visita. Pero vayamos por partes. ¿Qué es exactamente Plitvice?
El parque de los lagos de Plitvice es un paraíso para los fotógrafos (sobre todo a primera hora sin turistas)
Si hablamos de títulos oficiales, es Parque Nacional desde los tiempos de la antigua Yugoslavia en 1949 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1979. Incluso en 2011 fue candidato a convertirse en una de las 7 maravillas naturales del mundo.
Atraviesas los lagos y bosques de Plitvice siguiendo las pasarelas de madera habilitadas por todo el parque
Si atendemos a su geografía es un conjunto natural de 30.000 hectáreas formado por 16 lagos de distintos tamaños, con multitud de arroyos y cascadas entre ellos y rodeados de un frondoso bosque formado en su mayor parte por hayas. Se sitúa en la región kárstica de Lika donde cuevas y grutas se han creado a lo largo de los siglos por la filtración del agua en las rocas porosas que la constituyen, fundamentalmente caliza (de nuevo, la caliza, esa hacedora de espectáculos naturales que hemos presenciado ya en otros lugares).
Las aguas, cargadas de minerales, van vertiendo de un lago a otro y la acumulación de las sales que transportan da lugar a una formación rocosa muy particular: el travertino. Los canales que comunican los lagos junto con este tipo de roca conforman la bellísima red de saltos de agua y cascadas que dan valor al Parque.
El travertino es responsable de gran parte de las cascadas y canales de agua en Plitvice: es un tipo de roca formado por la acumulación de las sales que arrastra el agua tras filtrarse por la roca caliza presente en la zona
Si nos fijamos por tanto en su valor turístico, es una de las principales atracciones de Croacia y conviene organizar bien tu visita para poder recorrer Plitvice a gusto.
Aunque se puede ir al Parque en cualquier momento del año, las mejores épocas son la primavera, cuando el agua corre con más fuerza y la vegetación está en su máximo esplendor, y el otoño, por las tonalidades rojizas propias de esta estación que tiñen las hojas (conociendo otros hayedos, ver Plitvice con estos colores debe de ser alucinante).
En invierno la nieve puede impedir el paso a algunos sectores y en verano la afluencia de turistas es tan masiva que debe de resultar imposible recorrerlo tranquilo. Nosotros estuvimos a principios de junio y ya nos encontramos con muchísimos visitantes…
Si quieres evitarlo, tendrás que madrugar: el parque abre a las 7 de la mañana y siendo de los primeros en entrar, tendrás Plitvice prácticamente para ti solo. Por ello muchos decidimos alojarnos en las inmediaciones la noche anterior: nosotros nos quedamos en Guest House Rustico a unos 13 kilómetros, como te explicamos en la guía de viaje de Croacia. Si te mueves en coche es la mejor opción.
Si no es el caso, circulan autobuses desde las principales ciudades cercanas: Sibenik, Zagreb, Zadar, incluso Split y Trogir. Aunque así será difícil no coincidir con grandes grupos de visitantes… Desde Dubrovnik es prácticamente imposible hacerlo en una salida de un día: hay 400 kilómetros de distancia entre la ciudad y el Parque.
Los precios varían en función de la época del año en que vayas. Lo más caro, del 1 de julio al 31 de agosto: 180 kunas, 24 euros. En primavera (de abril a junio) y en otoño (septiembre y octubre), algo más barato: 110 kunas, casi 15 euros. Si vas en invierno te saldrá por la mitad: 55 kunas, 7 euros y medio. Son precios por la entrada para adultos, consulta todas las tarifas en su web. Y yendo con coche propio tendrás que sumar el coste del aparcamiento: 7 kunas, 1 euro, por hora.
Aunque hay tours guiadas, Plitvice puede recorrerse perfectamente por libre. Solo necesitas elegir uno de los 8 itinerarios previstos y que pueden consultarse en señales a la entrada del parque o en su web: una vez decidida tu ruta, fácilmente sigues las indicaciones que vas encontrando por el camino.
Plano de la ruta C, de 4-6 horas de duración. Es uno de los 8 recorridos posibles dentro del Parque Nacional Plitvice
Existen 2 entradas posibles y los recorridos combinan tramos a pie, sobre pasarelas de madera entre los lagos y por el bosque, con la posibilidad de coger un barco eléctrico y un pequeño tren para ganar tiempo en ciertos desplazamientos (todo incluido en el precio de la entrada). Es un parque de gran extensión con lo que verlo te llevará seguramente una jornada completa. Caminarás más o menos en función de la ruta elegida: las hay desde 2-4 horas hasta las más completas de 8. Después de analizarlas todas y de consultar varios blogs (como el de Viajes y Fotografía) elegimos la C y creemos que fue todo un acierto.
Accedimos por la entrada 1, pese a ser la más alejada respecto a nuestro alojamiento, a las 7.15 de la mañana (¡super madrugón!) para empezar por los Lagos inferiores, que recorrimos a pie, prácticamente en soledad, siguiendo las pasarelas de madera. Ya de primeras nos encontramos con esta increíble visión en la que se aprecia perfectamente la comunicación entre lagos y cascadas a distintas alturas y cómo el agua va cayendo de unos a otros.
Si accedes a Plitvice por la entrada 1 te encontrarás directamente con esta vista de la gran cascada Veliki junto con otras cascadas y lagos a distintas alturas
La cascada situada en la parte superior de la foto es Veliki, la de mayor altura de todo Plitvice y te puedes acercar hasta su base. En realidad durante toda la ruta ves los lagos y demás atractivos acuáticos desde muy muy cerca. En un par de horas, con paradas para hacer fotos y disfrutar del paisaje con calma, llegamos al siguiente hito de la ruta: coger el barco para atravesar el lago Kozjak, el más grande y profundo del parque. En el pequeño puerto (el punto marcado como P3 en el mapa de arriba) hay además un área recreativa con mesas de merendero, bares y aseos.
Después de recorrer los lagos inferiores de Plitvice, desde la entrada 1, tomas un bote para cruzar el lago Kozjak hasta la entrada 2
Bote mediante, nos plantamos en los Lagos superiores, concretamente en el punto P2 en el mapa (y aquí ya empezamos a encontrarnos con más visitantes). Esta zona es la que dicen es más espectacular de todo el recinto y la verdad es que hace honor a ello con la sucesión de cascadas de distintas alturas, el montón de lagunas que ves, los cambios de color del agua que se pueden apreciar… ¡Una belleza! También es la parte en que más variantes de posibles rutas hay y te vas cruzando con mucha gente en distintos sentidos: mientras sigas los carteles con tu letra no hay problema.
Desde la entrada 2 se accede a los lagos superiores de Plitvice y hay distintos recorridos posibles para verlos
Y así, con mil fotos hechas, llegamos al que creíamos que iba a ser el final de nuestro trekking (St3 en el mapa: también con zona recreativa, bares y baños). El plan era coger ahí un tren hasta casi el inicio de nuestro itinerario, hasta el punto St1, y desde éste caminar hacia la entrada 1 y recoger nuestro coche aparcado allí. Lo habitual para cualquiera que haga la ruta C…
Solo que el 4 de junio, día que visitamos Plitvice, tenía lugar una maratón que atravesaba el Parque e impedía que los trenecillos circulasen. Así que tuvimos que caminar de nuevo hasta el puerto P2, ahí coger el barco eléctrico hasta el P3 y volver por la misma ruta que hicimos a primera hora, en sentido inverso, hacía la entrada primera. Varias consecuencias de esto. Uno, caminamos muchísimo más y terminamos bastante más cansados de lo previsto. Dos, pudimos volver a ver todos los lagos y cascadas, permitiendo llevarnos aún más detalles en el recuerdo. Y tercero, pillamos la hora punta de los grupos turísticos y comprobamos lo horrible que es visitar Plitvice así: en fila india, con montones de cabezas, brazos y cámaras impidiéndote ver y haciendo malabares para sacar una foto. Conclusión: madruga sí o sí. Y revisa el calendario de maratones locales 😉
Sin palabras ante la belleza de Lagos Plitvice @Visit_Plitvice #Croacia Q hable el vídeo! #siempreconectados @myfitravel #wifiportatil pic.twitter.com/ztSSJYTh0S
— Vagamundos Viajeros (@VagamundosViaje) June 4, 2017
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