Intentar describir La Habana es como pretender meter todo el agua del mar en un cubo: cuando más te empeñas en la labor, más consciente eres de que es misión imposible. Es tan extensa geográficamente como lo es en historias, emociones, recuerdos y experiencias. Estuvimos en total 5 noches y 3 días y medio allí: probablemente una vida se nos quedaría corta.
Aunque demos algunas indicaciones básicas sobre qué visitar, como ya avanzamos en nuestro repaso a lo mejor de Cuba, lo más recomendable es perderse caminando por La Habana. Pasamos horas deambulando por sus calles sin dirección, sin siquiera hablar entre nosotros, observando, escuchando y fotografiando lo que nos encontrábamos. Pasear por La Habana no es comparable a nada.
Para ubicarnos, y entender mejor lo que iremos describiendo, consideraremos 4 grandes zonas (ojo que solo hablamos del área más turística; la ciudad es muchísimo más grande y tiene más barrios que no conocimos):
Vivir en La Habana Vieja y Centro Habana no nos pareció sencillo: la mayoría de los edificios están en muy mal estado, sobre ocupados, con apaños y parches para convertir las viviendas en habitables por más vecinos de lo que parece posible al sentido común. La Oficina del Historiador lleva varias décadas trabajando en su rehabilitación: la tarea es titánica, tantas aún pendientes. Las que han sido recuperadas lucen esplendorosas: ¡qué bella y señorial tuvo que ser La Habana cuando todas estas casas estaban recién construidas!
Tampoco es fácil ser turista por libre en estos dos barrios: te asaltan continuamente con ofertas, peticiones, preguntas, propuestas… ¿Timos? Sí, muchos, todos los que permitas. De hecho, algunos hasta los consientes por el arte con que lo hacen, como un grupo de músicos en el Malecón que nos dieron un mini concierto improvisado (y no solicitado). ¿Ganas de conversación simplemente? Menos; en el Vedado tuvimos muchas mejores experiencias en este sentido y sí que pudimos relajarnos y hablar con muchos cubanos por el puro placer de charlar. En general, ante las montones de solicitudes que recibirás, hay que responder amable pero con firmeza e intentar que no te cambien tu idea de lo que quieres hacer o hacia donde quieres ir.
Y pese a todo lo anterior, repetimos: pasear por La Habana es una experiencia única. Sus calles están llenas de color y de vida. De música. De alegría. Y ver atardecer en el Malecón es el mejor plan posible para culminar cualquier paseo.
Volviendo a las indicaciones prácticas, si bien recorrerla por tu cuenta es factible y nosotros lo hicimos así (con un par de días como mínimo si se quiere visitar bien), también se pueden contratar guías o tours como éste de 5 horas que repasa los principales puntos de interés habaneros.
A parte de lo ya indicado de andar, existen 3 líneas de autobús turístico panorámico que pueden ahorrarte caminatas o taxis: comprando el ticket de un día está permitido subir y bajar tantas veces como quieras. Puedes consultar aquí toda la información sobre sus recorridos y paradas. Especialmente interesante es la línea 3 (5 CUC cuando estuvimos) que cruza los túneles de la bahía para llegar al Castillo de los Tres Reyes del Morro.
Otra alternativa es coger taxis: los hay a expuertas y están continuamente buscando clientes, pero tendrás que negociar el precio siempre y el primero que te oferten generalmente será demasiado alto. No vimos ninguno con taxímetro, pero la reglamentación oficial en el momento de nuestra visita decía que las tarifas eran 0,65 CUC/km de día, 0,80 CUC/km por la noche. Haz tus cálculos según el trayecto. Respecto al aeropuerto, hasta los 30 km, había un precio fijo de 24 CUC. Hay que tener cuidado con taxis que no lo son (coches privados que se ofrecen a llevarte por un precio similar) y, en nuestra experiencia, los taxis tipo Lada solían ser más proclives a admitir regateos a la baja.
Por último, están los autobuses municipales. Hay que pagar en pesos cubanos (1 peso por trayecto, es decir, baratísimo en comparación con las otras opciones) y suelen ir abarrotados. Los hay modernos y bien equipados (¡incluso hay alguno eléctrico!) y los hay desvencijados y viejísimos. Somos incapaces de explicar las líneas y recorridos que existen (te dejamos este enlace por si te interesa indagar) pero nosotros cogimos uno junto al Edificio Bacardi para cruzar los túneles de la bahía y llegar al Castillo de los Tres Reyes del Morro.
Hay muchísimo que visitar en La Habana, este post sería eterno si indicásemos todos y cada uno de los puntos de interés. Volviendo a las 4 zonas ya mencionadas, vamos a listar en cada una los que serían “imprescindibles” para nosotros:
Al otro lado de la bahía de La Habana, en la orilla contraria al Malecón, se alzan dos fortalezas militares bien visibles y a las que es aconsejable ir, precisamente por la perspectiva desde las mismas sobre la capital cubana. Lo mejor es ir por la tarde para ver primero atardecer desde el Castillo de los Tres Reyes del Morro: concretamente desde su base, donde se encuentra el restaurante Los Doce Apóstoles, cuyas vistas son fantásticas.
Y después, en un corto paseo, llegar a la Fortaleza de San Carlos y, por 8 CUC, recorrerla de noche y presenciar la ceremonia del cañonazo de las 9 de la noche. Ésta recrea el aviso por el que, desde el siglo XVII y para protegerse de los asedios de piratas, se avisaba del cierre de las murallas de la ciudad durante la noche.
La Habana no es una ciudad barata para el turista: comer bien en el centro por menos de 10 CUC por persona nos resultó imposible. Estos fueron los restaurantes que probamos:
El precio standard por un cóctel a base de ron cubano en La Habana (mojito, daikiri, cubata, cuba libre, etc) es de 2 – 3 CUC. Pero en los bares más famosos el precio se duplica: 5 CUC el mojito en La Bodeguita del Medio y 6 CUC el daikiri en el Floridita. ¿Merece la pena? Por el cóctel en sí, no; por la experiencia, la fama del sitio, el ambiente que hay con música en directo… sí. Al menos probarlo una vez.
Cuidado a la hora de pedir: cubata y cuba libre no son sinónimos, como en España. En Cuba son dos cócteles distintos. El primero se prepara con ron oscuro y el segundo, con ron blanco. Es decir, la bebida que un español esperará recibir es la que responde al nombre de cubata.
Como ya te advertimos en nuestro post sobre consejos para viajar por Cuba, nunca compres nada por la calle (y créenos que las ofertas te lloverán en La Habana). Si quieres adquirir ron, la marca más fácil de encontrar es La Havana Club y puedes encontrarlo en cualquier tienda turística. El precio dependerá del tipo de ron (el blanco es más barato que el oscuro), de su categoría y del tamaño de la botella. Una normal de La Havana Club 7 años nos costó 17 CUC por ejemplo.
Para comprar café cubano, el Café O’Reilly, en la calle del mismo nombre, es estupendo, pero nada barato: 250 gramos es lo mínimo a comprar, por 3.5 CUC. Y si buscas productos de artesanía, ropa o decoración, nos recomendaron el Mercado de los Antiguos Almacenes de Depósito San José, en el puerto de La Habana (solo pasamos por allí, no compramos nada)
Por último, te dejamos el podcast de “Viajar del cuento” en que hablamos de muchos más planes e ideas para hacer en Cuba:
Muy buen post. La Habana es una ciudad con mucho encanto que merece la pena visitar al menos 1 vez en la vida!