Nuestro tiempo en Vietnam (apenas 10 días) hacía imposible recorrer el país entero, con lo que tuvimos que elegir muy bien y tras larga reflexión, cómo sería nuestro itinerario. La famosa bahía de Ha Long era irrenunciable para nosotros. Hanoi, al ser la puerta de entrada y salida del país con los vuelos que compramos, era parada obligada. Y la fama de Hoi An de “ciudad más bonita de Vietnam” también nos seducía.
Así pues decidimos centrarnos en las zonas vietnamitas de norte y centro para poder conocer bien este área. Con una (gran) excepción, Sapa: la época en que fuimos a Vietnam, noviembre, no era la mejor para conocerla en su esplendor.
Otro factor importante en nuestro viaje: debemos de ser los únicos que no recorrimos Vietnam en moto, el medio de transporte por excelencia en este país. Nunca hemos conducido una así que preferimos optar por excursiones con agencias locales de cara a acceder a ciertas áreas. Y, dada la limitación de tiempo, también optamos por un par de vuelos internos (muy baratos, por cierto).
A pesar de que Vietnam es un país muy tranquilo, como siempre que viajamos, lo hicimos con seguro. Ya te hemos hablado de las muchas razones para viajar asegurado, más todavía tras el 2020 y la pandemia, pero, por si el precio te hace dudar, terminamos de convencerte ofreciéndote un descuento con InterMundial si contratas el seguro a través de nuestro blog. Nunca hemos tenido que hacer uso del mismo y en Vietnam tampoco se dio el caso, afortunadamente. Como nunca sabes las visicitudes que pueden ocurrir mientras viajas, ¡hazlo siempre con seguro!
Así pues, el relato de lo que hicimos, vimos y recorrimos cada día del viaje fue el que sigue.
Llegamos a Hanoi de madrugada tras nuestra conexión en Pekín, recogimos las maletas y, sin ni siquiera salir del aeropuerto vietnamita, cogimos otro vuelo interno a Da Nang con la aerolínea local VietJet Air que habíamos adquirido en su web desde España (40 dólares por billete). El avión salió con retraso y aterrizamos en Danang sobre el mediodía.
Nos esperaba un coche en el propio aeropuerto para llevarnos directamente a Hoi An, un trayecto de apenas una hora (habíamos reservado el transfer con el hotel en el que nos alojaríamos allí, 15 euros). De este modo, empezamos el viaje por el punto más lejano al que llegamos en el viaje, Hoi An, y a partir de ahí fuimos acercándonos a Hanoi, desde donde saldríamos de vuelta.
Tras dejar las cosas en el que sería nuestro primer hotel en Vietnam y por dos noches, el Nu Ni Homestay, cien por cien recomendable (en esta guía de alojamientos de Vietnam te contamos más) salimos a explorar la ciudad. Era un domingo por la tarde y estaba llena de turistas. Aunque podíamos apreciar su belleza, nos agobiamos considerablemente y nos dio un poco de miedo lo que sería nuestra estancia allí… Afortunadamente a medida que anochecía, fue bajando la aglomeración humana y cuando toda la ciudad se iluminó con farolillos, Hoi An nos empezó a conquistar. Cenar los típicos bocadillos locales, banh mi, completó nuestra felicidad e iniciamos así nuestro idilio con la gastronomía vietnamita (que te desarrollamos en este post).
A las 6 de la mañana ya estábamos en el centro histórico de Hoi An, que a esas horas solo compartimos con 4 turistas más y los vietnamitas que empezaban su día. Fue una experiencia maravillosa caminar por las calles (casi) vacías y pasar por el mercado local en plena actividad de compras, ventas y movimiento. Lo que más nos gustó de nuestra estancia en Hoi An.
Visitamos varias casas tradicionales y Asambleas chinas (te contamos con más detalle qué ver en Hoi An en este post) y hacia mediodía decidimos explorar los alrededores. Noviembre suele ser mes de lluvias en esta zona, pero tuvimos una magnífica suerte y hacía tan buen tiempo que nos acercamos a la playa de An Bang. Lo habitual es alquilar una bicicleta o una moto para llegar allí (está a solo 3 kilómetros) pero nosotros fuimos en taxi (3 euros) y volvimos a pie, aunque no es un camino recomendable para hacerlo andando. Paseamos por la playa, remojamos los pies y nos tomamos un par de cervezas en las terrazas que hay a lo largo de la costa.
De vuelta en Hoi An, hicimos el tradicional paseo nocturno en barca por el río: cientos de embarcaciones iluminadas con faroles, que se suman a los de los edificios aledaños al río, ofrecen esta actividad (4 euros unos 20 minutos). Cenamos en The Morning Glory, muy recomendable, y dimos un último paseo por la ciudad.
Volvimos a madrugar para despedirnos de Hoi An como el día anterior, casi en soledad por sus calles antes de que llegasen el resto de turistas. Tras el desayuno, cogimos un mini bus turístico con destino Hue que realizaba varias paradas por el camino (12 euros por persona, unas 5 – 6 horas). La idea era conocer algunos lugares destacados durante el trayecto, además de trasladarnos hasta esta ciudad. Así nos detuvimos en las Montañas de Mármol de Da Nang (la visita que más nos gustó), el paso de montaña de Hai Van y la playa de Lang Co.
Llegamos a Hue a primera hora de la tarde, dejamos las mochilas en nuestro hotel de esa noche, el Nice Hue Hotel, y del tirón nos fuimos en taxi (13 euros) hasta un parque acuático abandonado a las afueras de la ciudad, que Instagram ha hecho famoso y es realmente curioso de ver (en este post sobre Hue te contamos en qué consiste). Por la noche disfrutamos de la mejor cena del viaje en el restaurante Hahn: ¡obligatorio probar su menú degustación si pasas por la ciudad!
A las 4 de la tarde cogimos un vuelo de Hue a Hanoi, que nuevamente compramos online antes del viaje con la aerolínea Viet Jet Air por 30 euros cada uno. Nuestro plan previo era, madrugón mediante, aprovechar hasta esa hora para conocer las principales atracciones de la que fuera la capital de Vietnam durante 3 siglos: la ciudad imperial de Hue, las tumbas reales y la pagoda de Thien Mu.
Para desplazarnos, dado que todos estos puntos turísticos están alejados entre sí por bastantes kilómetros, contratamos los traslados en moto con un guía local. ¡Y al menos así probamos en parte lo que supone conducir sobre dos ruedas en Vietnam! Fue una paliza de día porque tanto la ciudad imperial como las tumbas son extensas y debes caminar mucho para recorrerlas.
El vuelo a Hanoi tuvo algo de retraso, llegamos a la capital vietnamita en noche cerrada y tan solo nos quedó tiempo para cenar y para dormir en Elpis Grand Hotel.
Dedicamos la jornada completa a descubrir Hanoi por nuestra cuenta. Empezamos en el lago Hoan Kiem, probamos el café de huevo en The Note Coffee y nos perdimos callejeando por el Old Quartet y sus cientos de tiendas y locales. Llegamos a la famosa “Train Street”: una estrecha calle atravesada por vías de ferrocarril por la que circula el tren varias veces al día.
Cruzamos el recinto donde se ubica el Mausoleo de Ho Chin Minh, visitamos el Templo de la Literatura, comimos en un estupendo vegetariano y paseamos (mucho) por Hanoi para terminar en el punto de inicio: uno de los muchos bares en azoteas que rodean al lago Hoan Kiem.
Llegamos a uno de los momentos estrella para nosotros del viaje por Vietnam: el crucero por la archiconocida bahía de Ha Long, que contratamos con la agencia local Vega Travel. Este primer día nos desplazamos de Hanoi a Ha Long, donde embarcamos y empezamos nuestro recorrido por la bahía y del que te contamos mucho más en este post.
Conocimos a nuestros estupendos compañeros de crucero, alucinamos con la visión de Ha Long, hicimos kayak, visitamos una cueva y pasamos nuestra primera noche en el barco.
Ver amanecer en la bahía desde el barco fue inolvidable. Así empezamos nuestro segundo día de crucero y tras coger fuerzas en el desayuno, iniciamos nuestra intensa actividad: descubrimos impresionantes cuevas, subimos hasta un mirador con unas vistas fantásticas, practicamos de nuevo kayak e hicimos un recorrido en bici por la isla de Cat Ba. Precisamente aquí pasamos la noche, concretamente en el hotel Hung Long.
De vuelta al barco deshicimos el camino que habíamos recorrido los dos días anteriores, con lo que pasamos todo el tiempo en el barco descansando y admirando el maravilloso paisaje. Desembarcamos en el muelle de Ha Long y un coche de Vega Travel nos recogió y nos llevó hasta Ninh Binh. Ya solo con ver los paisajes desde la carretera entendimos el por qué del sobrenombre de “la Ha Long terrestre” para esta zona.
Llegamos a tiempo para visitar la pagoda Bich Dong, dar un paseo por el pueblo de Tam Coc y disfrutar de una estupenda cena local en el mismo sitio donde dormimos, el Ann Tham Hotel View.
Aprovechando la cercanía de nuestro hotel a Bich Dong, volvimos a la pagoda para ver amanecer, completamente solos. Hicimos el famoso paseo en barca por Tam Coc (muy a la altura de su fama), subimos los 500 escalones de Mua Cave hasta su mirador con fantásticas vistas (mereció la pena el esfuerzo) y visitamos la ciudad de Hoa Lu, antigua capital vietnamita. Entre medias, nos desplazamos en bici disfrutando de los paisajazos de la zona.
Tras comprobar que la provincia de Ninh Binh no tiene nada que envidiar en cuanto a belleza a Ha Long, regresamos a Hanoi, de nuevo en el coche que puso a nuestra disposición Vega Travel. Apenas nos quedó tiempo para un rápido paseo nocturno por la ciudad, en la que fue nuestra última noche en Vietnam (de nuevo dormimos en Elpis Grand Hotel). Temprano al día siguiente nos esperaba el vuelo de regreso a España.
Y así fue el día a día de nuestro viaje por Vietnam, con todo lo que vimos y recorrimos en cada etapa. ¡Volveremos a este país que nos encantó para descubrir el resto de maravillosos sitios que no pudimos conocer!