700 kilómetros cuadrados de isla y tanto y tan diverso que cabe en ese, aparentemente, pequeño espacio. Volcanes y cráteres, altas montañas, bosques de laurisilva, playas de arena negra, escarpados acantilados… Ya te contamos cuáles fueron nuestros imprescindibles en La Palma, pero en este post te detallamos nuestro recorrido completo con las paradas que hicimos diariamente.
Para seguir este itinerario es imprescindible contar con coche propio, algo que en cualquier viaje nos parece necesario pero, en el caso de esta isla, más aún. Como siempre, reservamos a través de Rentals.com. No obstante, conducir en La Palma no es tarea sencilla. Su geografía abrupta, con grandes desniveles en cortas distancias y elevados picos, propician carreteras estrechas y con curvas, subidas y bajadas constantes. Lo que sobre el papel parece una corta distancia tiende a convertirse en un lento camino que, para quienes no estamos acostumbrados a conducir en estas circustancias, deriva en mucho más tiempo del previsto al volante. Lo mejor es reservar un coche de tamaño pequeño o medio, pero con suficiente potencia como para afrontar puertos de montaña sin problemas. Si por el contrario prefieres ahorrártelo, puedes recurrir a taxis y a excursiones, en bus o para rutas específicas de senderismo, con una agencia local como Isla Bonita Tours.
En cuanto al alojamiento, tomamos como base Santa Cruz de La Palma para toda la estancia porque el tamaño de la isla y las distancias permiten quedarse en un solo sitio incluso si quieres conocer todo su territorio. Elegimos el apartahotel El Galeón: tener un apartamento amplio, con cocina completa, pero con las comodidades de un hotel (limpieza, desayuno incluido, etc) nos pareció una opción ideal. Y a la postre, nos lo sigue pareciendo. Sin embargo, si volviésemos, nos alojaríamos probablemente en Los Llanos de Aridane: nos resultó una ciudad más animada (de hecho tiene más habitantes que la propia capital) y el clima es mejor, puesto que en las áreas norte y oriental suele llover más.
Sin embargo, siendo sinceros, el motivo fundamental por el que nos quedamos los 7 días en un mismo sitio es que, cuando viajamos a La Palma, el Gobierno Canario obligaba a los establecimientos hoteleros a exigir a los viajeros un test de detección de coronavirus con resultado negativo realizado en un plazo máximo de 72 horas previas. Nosotros hicimos la prueba en Madrid, 48 horas antes del viaje, con lo que ésta nos cubría para el alojamiento nada más aterrizar. Pero si días después hubiésemos cambiado, habríamos necesitado una nueva prueba negativa para el siguiente alojamiento. Era factible hacerla allí mismo en La Palma, por supuesto, pero preferimos ahorrarnos ese coste y ese tiempo y quedarnos por tanto en el mismo hotel durante todo el viaje.
En tiempos de coronavirus viajar asegurado se ha vuelto imprescindible, incluso si vas a moverte solo por territorio nacional, precisamente por las necesidades que pueden surgir derivadas de las restricciones y exigencias por la COVID-19. Por ello, te recomendamos contratar tu viaje de seguros con Intermundial, con todas las condiciones y ventajas que aplican, y además te ofrecemos un descuento en tu compra a través de este enlace.
La isla verde es el paraíso del senderismo y hay muchísimas rutas posibles a recorrer. Nosotros hicimos varias cortas, desde una hora de duración hasta una jornada. Algunas fueron por libre, pero las dos más largas y complicadas, la Caldera de Taburiente y los Volcanes, las hicimos con Isla Bonita Tours. Fue un acierto, tanto por el hecho de que nos facilitaron la logística para estos trekkings como por todo lo que aprendimos con ellos y los estupendos compañeros que conocimos en el grupo con quienes los recorrimos.
Nuestro itinerario estuvo condicionado por tanto por la obligación de partir y regresar a Santa Cruz, con lo que intentamos cubrir zonas completas cada día para tratar de optimizar los desplazamientos, y también por las dos excursiones que hicimos con Isla Bonita Tours, que sí estaban sujetas a un programa concreto. Y quedó como sigue:
Aterrizamos en el aeropuerto de la capital palmera a eso de las 6 de la tarde, en vuelo directo desde Madrid con Iberia Express. Recogimos el coche de alquiler y nos dirigimos al hotel El Galeón a dejar el equipaje. Del tirón, dimos el primer paseo nocturno por el centro de Santa Cruz y cenamos en la Avenida Marítima bajo los famosos balcones canarios (no te pierdas nuestro post con toda la información sobre qué comer y donde en La Palma).
Nuestros primeros días en La Palma estuvieron marcados por la lluvia. La logramos esquivar con mayor o menor suerte pero siempre hizo acto de presencia en algún momento. Curiosamente, las zonas oeste y sur, generalmente más secas y calurosas, presentaban más precipitaciones (según nos dijeron, hacía años que no llovía tanto) así que inicialmente nos fuimos en dirección contraria, al área más húmeda de la isla, en busca de laurisilva. Nuestra primera parada fue para realizar la que fue también nuestra primera ruta de senderismo en La Palma: la del Cubo de la Galga.
Es un sendero circular muy bien señalizado y sencillo, de unos 9 kilómetros (3 horas) que parte de un Centro de Visitantes junto a la carretera, donde puedes aparcar el coche. Siguiendo los carteles e indicaciones, no tiene pérdida. Permite adentrarse en un excelente exponente de bosque de laurisilva: verde, frondoso, con helechos enormes y hojas cubriéndolo todo. Incluye también la subida al mirador de Somada Alta con buenas vistas a la costa oriental. No te pierdas nuestro post sobre la ruta del Cubo de la Galga para más información (y fotos).
Condujimos hasta el cercano pueblo de San Andrés y Sauces: pequeño pero muy bonito, con alegres casas de colores. Desde allí dimos un corto pero precioso paseo por la costa hasta el Charco Azul. Éste es uno de los sitios más conocidos a nivel turístico del litoral palmero: una gran piscina natural, protegida del oleaje, y con todo tipo de servicios. Desgraciadamente estaba cerrada cuando fuimos (aún desconocemos por qué). En cualquier caso, el camino entre este charco y San Andrés merece la pena por sí mismo.
Más al norte, en Barlovento, se encuentran otras 3 pozas naturales marinas, menos conocidas que el Charco Azul pero igualmente apetecibles: La Fajana. Tampoco pudimos entrar porque en temporada baja (de octubre a mayo) solo abren fines de semana y festivos. Y para cerrar el día, nos acercamos a ver atardecer a la playa de Nogales, próxima al punto de inicio de la ruta con la que arrancamos el día. El acceso no es el más fácil del mundo, así que llegamos ya con los rayos de sol contados: primero una carretera de descenso llena de curvas y con fuerte pendiente (pronto aprendimos que en La Palma este tipo de vías son muy comunes) seguida por unos 15 minutos de caminata por un acantilado impresionante. La playa está protegida por una alta pared de roca, es frecuentada por surfistas y nos pareció una belleza.
Este día nos mojamos de lo lindo. Y eso que empezamos con el cielo bastante despejado. En primer lugar nos dirigimos a la Caldera de Taburiente (en este post te contamos en detalle sobre este Parque Nacional): fue nuestra primera pero volveríamos más veces. Se trata de una de las mayores depresiones de origen erosivo del planeta con 8 kilómetros de diámetro, hasta 2.000 metros de desnivel y cubierto por pinos canarios.
Habíamos reservado plaza de aparcamiento en el mirador de La Cumbrecita (imprescindible para acceder) durante 2 horas, tiempo suficiente para hacer una pequeña y sencilla ruta circular que pasa por otros dos miradores de la Caldera: el de los Roques y el de Lomo de las Chozas. Nuevamente, es un sendero perfectamente marcado (algo habitual en todos los de La Palma, por otra parte) que transcurre entre altísimos pinos canarios y permite divisar las paredes de la Caldera desde distintos puntos. Nos gustó mucho y lo recomendamos, sobre todo si no se está en la forma física necesaria para acometer otros itinerarios posibles en Taburiente.
Ya en la parte final de nuestro paso por La Cumbrecita comenzó a diluviar. De vuelta en el coche, decidimos parar para descansar y entrar un poco en calor en la ciudad más cercana, en El Paso. Dimos un breve paseo por aquí y nos dirigimos hacia la segunda caminata del día: la parte final de la ruta de los Volcanes.
Le hemos dedicado un post completo al que es uno de los senderos más míticos de La Palma: 22 kilómetros que atraviesan la cordillera volcánica de Cumbre Vieja, la “espina dorsal” de la mitad sur de la isla, dominada por volcanes, muchos de ellos aún activos. Como hacerla al completo del tirón resultaba demasiado para nosotros, la dividimos en dos. Y empezamos por el final: por los últimos 5 kilómetros que unen el municio de Los Canarios con el Faro de Fuencaliente, el punto más meridional de La Palma, subiendo a la cima del Teneguía, el último volcán en erupcionar en 1.971. Lamentablemente la lluvia decidió venirse con nosotros y literalmente pasamos 2 horas mojándonos sin opción a resguardarnos. Incluso tuvimos que abortar nuestra subida al Teneguía.
La lluvia que nos chafó la ruta, sin embargo, nos regaló un atardecer increíble en las Salinas y el Faro de Fuencaliente, por el juego de la luz y las nubes (incluso apareció brevemente el arco iris). Las pozas de sal en el extremo sur de la isla son de por sí muy fotogénicas: puedes recorrerlas a tu aire, llevarte sal de recuerdo y tomar algo tranquilamente en su restaurante con vistas, el Jardín de la Sal.
Aquí vino el madrugón máximo del viaje porque se nos ocurrió la feliz idea de ver amanecer en el (mítico) mirador Roque de los Muchachos (le hemos dedicado todo un post, para más información). La inmensa Caldera de Taburiente está rodeada por picos de los que el más elevado es precisamente éste de Roque de los Muchachos, con 2.426 metros. Esta altura le posiciona por encima del mar de nubes que suele formarse, brindando una panorámica de quitar el hipo. Precisamente por quedar sobre las nubes, el mirador en sí suele estar despejado, pero no fue así en nuestra temprana visita: a las 8 de la mañana la niebla no nos permitía ver ni a un palmo de distancia. Así que consulta antes el estado meteorológico para que no te ocurra como a nosotros, sobre todo porque la carretera de acceso se las trae y hacerla sin luz no ayuda: esta página y ésta con webcams en vivo te serán útiles.
En vista del fracaso, continuamos la carretera de montaña que atraviesa Taburiente para llegar al otro lado, a la zona noroccidental de la isla. Nos detuvimos en el mirador El Serradero, más conocido como el mirador del Puerto de Garafía, en la costa, en el término municipal de Santo Domingo de Garafía. Destacan las vistas del barranco de la Luz y de 3 llamativos roques volcánicos en el mar. Lo aislado de esta zona hizo que en sus acantilados se aprovechasen los puertos naturales para el transporte por mar de mercancías y personas. Aquí se conserva uno de ellos bajo el nombre de “Proís”o “Porís” de Santo Domingo. Un «porís» o «proís» es el raque donde se amarran las embarcaciones y en La Palma también se emplea como nombre de estos pequeños puertos. En un corto pero empinado camino puedes bajar del mirador al proís, disfrutando de las vistas del mar y los roques.
Seguimos con el repaso al diccionario… ¿Sabes qué es un drago? Según la leyenda, es el depositario del alma de un dragón muerto. Según la botánica, es el árbol más típico de Canarias, de lento crecimiento y aspecto muy atípico: el tronco no tiene anillos, con lo que debe deducirse su edad a partir del número de hileras de ramas. Y en Garafía, concretamente en Las Tricias, se encuentra la mayor concentración de dragos de todo el archipiélago canario. Hay un sendero desde el propio pueblo de Las Tricias pero nosotros lo acortamos tomándolo desde el Museo del Gofio: en este post te contamos esta ruta entre dragos, con más detalle.
Y como las ansias nos pueden, decidimos terminar el día donde lo comenzamos: en el Roque de los Muchachos. Esta vez sí hubo suerte y pudimos disfrutar de las increíbles vistas desde la red de miradores que hay aquí y comprobar de primera mano cómo es la estupenda panorámica del mar de nubes (y lo rápido que se mueven entre los picos y la Caldera).
¡Día de ruta grande! 16 kilómetros que recorren parte de la Caldera de Taburiente, concretamente desde el mirador de los Brecitos y a través del Barranco de las Angustias. Un sendero fascinante que permite hacerse una idea bastante aproximada de las dimensiones de la Caldera, sobre todo cuando llegas al fondo del barranco y te ves completamente rodeado por sus paredes. La primera parte del camino es de bajada bastante empinada entre pinos, por una de las paredes de la Caldera, a la vera del roque Idafe. Luego en el fondo del barranco el sendero continúa entre arroyos, ríos y enormes cantos de piedra de origen volcánico, ya con mucho menos desnivel.
Como ves, es un trayecto lineal. Lo habitual es que dejes el coche en el aparcamiento del Barranco de las Angustias (la meta final) y cojas otra medio de transporte (un taxi) hasta Los Brecitos, donde empiezas a andar. Así que sí o sí necesitas cierto “apoyo” logístico: nosotros recurrimos a Isla Bonita Tours para hacer la ruta guiada con ellos y pasamos un día maravilloso.
Empezamos el día de nuevo con la Caldera de Taburiente, vista desde otra perspectiva, desde la Ermita de la Virgen del Pino. Y de un mirador a otro: al de El Time, probablemente el más famoso de La Palma, que permite contemplar el Valle de Aridane, cubierto por plantaciones de plátanos y atravesado por el Barranco de las Angustias hasta desembocar en el Puerto de Tazacorte.
Pero la visita estrella del día fue a Porís de Candelaria, uno de esos enclaves del que ves imágenes en Internet y dudas de si será real… Como os contábamos antes, un porís o proís es un puerto natural que en La Palma se aprovechó para el transporte por mar de los pueblos costeros. Éste de Candelaria está a 4 kilómetros de Tijarafe en una cavidad natural enorme, enclavada en unos altos acantilados ya de por sí llamativos. Con el tiempo, los vecinos han construido pequeñas casas en la roca que usan como segundas residencias vacacionales, dando forma a una imagen única: el mar, la cueva, las cabañas, unas pozas, unos cuantos gatos, vecinos haciendo su vida y turistas haciendo fotos. El acceso, no obstante, no es sencillo…. Te contamos mejor en este otro post todo lo relativo a Porís de Candelaria.
El Remo es un pequeñísimo pueblo al suroeste de La Palma protegido por altos acantilados donde las plataneras comparten espacio con los kioscos donde comer buen pescado mirando al mar. También hay bonitas playas, como la de Charco Verde, entre El Remo y Puerto Naos, de arena negra, con todos los servicios y la única donde al menos pudimos remojar los pies en el océano. La última parada del día fue precisamente en Puerto Naos, donde disfrutamos de un atardecer como pocos, cuando el cielo se tiñó completamente de tonos rojizos y naranjas. El broche final perfecto.
Otra jornada que dedicamos enteramente a caminar, pero la ocasión lo merecía: 17 kilómetros, la primera parte de la mítica ruta de los Volcanes, ruta con la que ya tuvimos un primer contacto días atrás recorriendo sus últimos 5 kilómetros. Desde el Refugio del Pilar hasta el pueblo de Los Canarios, de nuevo de la mano de Isla Bonita Tours, y esta vez ¡sin lluvia! Es un trekking largo y exige un nivel físico medio. Primero asciende 500 metros hasta la cota más alta del recorrido en Las Deseadas, a 2.000 metros. Y después baja progresiva pero constantemente un desnivel total de 1.500 metros (así que ayúdate con palos y vigila las rodillas).
A cambio, te acompañan en tu caminata las vistas, tanto de la vertiente oriental como la occidental, de La Palma e incluso, si el día está muy despejado, la panorámica de las islas cercanas (en nuestro caso solo el elevado pico del Teide era observable). También pisas literalmente varios volcanes: Hoyo Negro, Durazntero y Martín. Y, lo que es más sorprendente, compruebas cómo una tierra volcánica, negra y roja, donde podrías pensar que no crece nada, acoge altos y fuertes pinos canarios.
Nuestro último día en la isla era en realidad apenas medio día, pues a las 4 de la tarde debíamos estar en el aeropuerto. Decidimos tomárnoslo con calma y dedicarle por fin unas horas seguidas a Santa Cruz: muchas noches habíamos pasado ya en ella, pero nunca en horario diurno.
Cualquier paseo por la capital palmera discurre por la céntrica y comercial Calle O’Daly que te lleva, entre comercios y casas tradicionales y paralela a la línea de costa, desde el puerto hasta la Plaza de España. Ésta está considerada como el mejor conjunto de arquitectura renacentista de Canarias, con interesantes edificios entre los que destaca la Iglesia de El Salvador con su llamativa torre y las Casas Consistoriales, todo ello del siglo XVI. Unos metros más adelante, una institución en la isla: el Café Don Manuel. Ubicado en una antigua y perfectamente restaurada casa, esta empresa local tuesta en La Palma café traído de Colombia y cuenta ya con 4 locales en la isla.
Puedes y debes seguir callejeando por las calles aledañas: la plaza de Santo Domingo, la plaza de la Alameda, el Museo Naval ubicado dentro del Barco de la Virgen, una reconstrucción de una carabela del siglo XV, el Mercado municipal… Las otras dos visitas imprescindibles son el Castillo de Santa Catalina, de entrada gratuita y último bastión que queda del sistema defensivo militar de Santa Cruz, y los típicos balcones canarios llenos de flores en la Avenida Marítima, donde también hay muchos restaurantes.
Si prefieres recorrer Santa Cruz con guía y explicaciones, apúntate a este tour.
¡Y esto fue todo durante nuestra semana en La Palma! Como siempre, nos dejamos sitios y experiencias pendientes: la observación de estrellas, el buceo, disfrutar más de las playas y pozas… Te dejamos un mapa con las ubicaciones de todas las paradas que mencionamos en este itinerario para que te hagas una idea mejor de las distancias y recorridos.
Preciosa descripción de la isla a la cual viajaré el mes próximo. Gracias y enhorabuena.
Gracias a ti por leernos y por tu comentario 😉
Muchísimas gracias por tan interesante información.
Gracias a ti por leernos y por tu comentario