¡No sabes las ganas que le teníamos a la Isla Bonita! (en mi cabeza siempre suena la canción de Madonna al leer esto). Ya habíamos estado en Canarias en ocasiones anteriores, incluso tenemos algún artículo relatándolo, como en el caso de Lanzarote o Tenerife, pero La Palma y El Hierro nos atraían especialmente. De momento, hemos cumplido con la primera y esperamos que la segunda caiga pronto.
Parece mentira que una isla tan pequeña pueda albergar tantos lugares tan diferentes entre sí. Apenas 700 kilómetros cuadrados que dan para costas escarpadas, imponentes volcanes, bosques tan frondosos y húmedos como una selva, pueblos literalmente excavados en la roca, cielos estrellados únicos, fondos marinos bien conservados, extensos cultivos de vid y plátano y ciudades de bonita arquitectura colonial.
El tamaño de La Palma permite recorrerla cómodamente tomando como base un único punto para toda tu estancia, sin necesidad de alojarte en distintos lugares de su geografía. Para ello debes elegir la zona central de la isla (en torno a Santa Cruz o El Paso) y, fundamental, contar con transporte propio. Nosotros nos alojamos los 7 días en el apartahotel El Galeón, en Santa Cruz, y alquilamos coche a través de Rentalcars. Si volviésemos, cambiaríamos nuestra base a Los Llanos de Aridane: nos pareció una ciudad más animada (de hecho tiene más habitantes que la propia capital) y el clima es mejor, puesto que en las áreas norte y oriental suele llover más. Respecto al alquiler del coche, conviene que sea de tamaño pequeño o mediano, pues las carreteras son muchas veces estrechas, pero con potencia, por las numerosas pendientes. No te pierdas este post para conocer el detalle de nuestro itinerario de 7 días con todo lo que recorrimos y las paradas que hicimos.
Con esta variedad paisajística no es de extrañar que toda la isla sea Reserva de la Biosfera. También cuenta con uno de los 4 Parques Nacionales que ostentan las Islas Canarias, el de la Caldera de Taburiente, y con muchas otras figuras de protección natural de sus paisajes. Es además destino Starlight, por la calidad lumínica de sus cielos (igual que las Islas Cíes que también visitamos este año).
Como el resto de sus vecinas, La Palma es de origen volcánico, si bien es muy joven: “solo” han pasado 2 millones de años desde que la erupción de un cono submarino la crease dando lugar en primer lugar a la famosa Caldera de Taburiente. Y eso si hablamos de su mitad norte, porque la sur es incluso más reciente, con la cordillera volcánica de Cumbre Vieja dominando el terreno.
La geografía resultante es abrupta, con grandes desniveles en cortas distancias y elevados picos que llegan hasta los 2.400 metros en el Roque de los Muchachos, el punto más alto de la isla. Andando o conduciendo, las líneas rectas no existen: curvas, subidas y bajadas marcan el itinerario (¡paciencia al volante!).
Las 8 islas canarias forman parte de la Macaronesia, una región geográfica que comprende además los archipiélagos de Madeira, Azores, islas Salvajes (pertenecientes a Portugal) y Cabo Verde. Estos 5 se sitúan en el Atlántico y presentan características naturales similares: origen volcánico, gran diversidad paisajística y flora muy variada con muchos endemismos. La palabra Macaronesia proviene del griego y puede traducirse como “islas afortunadas”.
Estos grandes accidentes geográficos marcan también muy claramente la división de la isla en dos zonas. Si miras un mapa de La Palma desde arriba, con una perspectiva área, verás que la unión de la Caldera de Taburiente, que ocupa la mayor parte de la mitad norte, y la hilera de volcanes de Cumbre Vieja, que atraviesa la mitad sur, forman una especie de frontera imaginaria en forma de “bastón” (que coincide además con una de las dos grandes rutas que hay en la isla, la GR 131). Lo que queda a la derecha de ese línea, las áreas septentrional y oriental, son más humedas, más nubosas, con más precipitaciones y por eso allí prosperan los bosques de laurisilva. A la izquierda, es decir, el sur y el oeste, presentan un clima más soleado y seco, en cambio.
El tiempo primaveral caracteriza a esta tierra palmera, con temperaturas medias todo el año, sin que la afecten fenómenos meteorológicos extremos. Por ello, cualquier época del año es recomendable para viajar a ella. Eso sí, dentro de su propio territorio en el mismo día es común pasar del sol a la lluvia en pocos kilómetros. Incluso en invierno, en sus cumbres más altas puedes llegar a encontrar nieve. Así que tu maleta debe incluir tanto el bañador como el chubasquero y ropa de abrigo. Y sobre todo, unas botas de montaña.
Porque es isla pequeña pero matona. No te dejes engañar por su no tan extensa superficie porque hay mucho que ver y hacer en La Palma. Y, sobre todo, ¡hay mucho que andar! El paraíso del senderismo con infinitas rutas posibles: de montaña, de costa, por bosques, por pueblos… ¡1.000 kilómetros en total! La web Senderos de la Palma es la mejor referencia para informarte y elegir. Si eres un caminante medio que quiere combinar los trekkings con otras actividades y visitas (como es nuestro caso), lo mejor es seleccionar rutas de entre medio día y una jornada.
Algunas de estas rutas requieren no obstante de cierta logística: dejar el coche al inicio o al final del recorrido y contar con un segundo automóvil para recuperarlo, alquilar un taxi 4×4 para salvar una parte especialmente delicada del camino, etc. Por ello “pedimos ayuda” a Isla Bonita Tours con este tipo de actividades que precisan un poco más de organización. Por esto y porque siempre es genial que alguien que conoce el terreno y ama tanto a su isla como ellos te guíe y te explique lo que estás viendo y pisando. Y si no conduces o simplemente no quieres hacerlo, pero tampoco quieres renunciar a conocer lo más destacado de La Palma, su programa de actividades te permitirá hacerlo con toda comodidad.
En este post escrito prácticamente nada más aterrizar de vuelta (y aún alucinados) de La Palma, enumeramos las que para nosotros han sido las mejores experiencias que consideramos imperdibles:
Hace 2 millones de años la actividad volcánica submarina propició el nacimiento de La Palma. Esto, junto con la erosión del agua y el paso del tiempo (mucho tiempo), dieron lugar a la Caldera de Taburiente, una enorme depresión de 8 kilómetros de diámetro, 28 kilómetros de circunferencia y hasta 2.000 metros de desnivel. Es también un Parque Nacional y lógicamente visitarlo es obligatorio si vas a La Palma, pero ¿cómo hacerlo? En este post específico sobre la Caldera de Taburiente te lo explicamos con lujo de detalles, pero sirva un avance por aquí.
El sendero de 16 kilómetros que empieza en el mirador de los Brecitos y atraviesa el Barranco de las Angustias nos parece la mejor opción. Una ruta lineal fascinante que sí da una idea bastante aproximada de las dimensiones de la Caldera, sobre todo cuando llegas al fondo del barranco y te ves completamente rodeado por sus paredes. Si estás en una forma física media y dispones de un día para dedicárselo, no lo dudes.
También puedes acercarte hasta el mirador de la Cumbrecita, previa reserva de una plaza en su aparcamiento, y disfrutar de sus estupendas vistas además de emprender alguna ruta más corta de entre las que hay disponibles (hicimos la que va hasta otros 2 miradores cercanos, muy aconsejable). O divisarla más a lo lejos desde la Ermita de la Virgen del Pino. O bordearla desde su parte superior, en torno al Roque de los Muchachos (lo que nos lleva a la siguiente recomendación).
Aunque está situado en la Caldera, lo mencionamos a parte de ésta porque en realidad es una visita distinta. El inmenso agujero volcánico de Taburiente está rodeado por picos de entre 1.700 y 2.400 metros de altitud, siendo el más alto, no solo de éste sino de toda La Palma, con sus 2.426 metros, el Roque de los Muchachos (del que te hablamos en este post con mucho más detalle).
Su posición tan elevada deja por debajo un mar de nubes brindando una panorámica de quitar el hipo. Por supuesto aquí hay una serie de miradores conectados entre sí por caminos donde dejar pasar las horas disfrutando de su grandiosa vista. Casi siempre es un punto despejado, precisamente por quedar por encima de las nubes, pero “casi siempre” es un matiz importante. En nuestro primer intento, por ejemplo, la niebla no nos permitía ver ni a dos palmos. Así que consulta antes el estado meteorológico del Roque para no ir en balde, sobre todo porque la carretera de acceso no es precisamente fácil: esta página y ésta con webcams en vivo te serán útiles.
En el Roque también se encuentra un importante Observatorio Astrofísico con numerosos telescopios que se puede visitar (no cuando fuimos nosotros, a consecuencia del coronavirus).
Como decíamos, la mitad sur de La Palma es tierra de volcanes, algunos de ellos aún en activo, como el Teneguía, el último en erupcionar en 1971. Hoyo Negro, Martín, Duraznero… son los curiosos nombres de los dueños y señores de estos lares. La mejor forma de conocer este terreno, negro y rojo es, literalmente, pisándolo y caminándolo. La mítica ruta de Los Volcanes (pincha aquí para más información) atraviesa estos paisajes espectaculares desde el Refugio del Pilar hasta el extremo meridional en Fuencaliente.
Son 17 kilómetros, en su versión “corta” llegando solo hasta el pueblo de Los Canarios o 22 kilómetros, al completo, hasta la meta final del Faro de Fuencaliente. Entendemos la exigencia de un trekking tan largo, quizá no apto para todos, pero si estás acostumbrado a salir de ruta de vez en cuando, podrás con ella y la recompensa es alta. Puedes dividirlo en 2 jornadas (una para los 17 kilómetros iniciales, otra para los restantes) o, si no te ves con fuerzas, hacer únicamente el tramo desde Los Canarios hasta Fuencaliente (5 kilómetros, 3 horas) pasando por el Teneguía. O bien simplemente ir al Centro de Visitantes en Fuencaliente y desde él acceder al volcán de San Antonio en un cómodo paseo.
La Palma recibe el sobrenombre de Isla Verde por la extensa superficie boscosa que tiene, tanto de pinos como de laurisilva. Ésta última se concentra fundamentalmente en el área noreste, la que tiene también mayor humedad. Allí está precisamente el bosque de laurisilva Los Tilos, que recibió el título de Reserva de la Biosfera inicialmente, nombramiento que después en 2002 se amplió a toda la isla.
La ruta de Marcos y Cordero recorre el corazón de este área: es uno de los senderos más icónicos de La Palma, pero también de los más exigentes, con un desnivel de 1000 metros de bajada durante 8 kilómetros y atravesando 13 túneles que no siempre permiten pasar cómodamente (una auténtica ruta rompepiernas). Personalmente nos pareció demasiado sumar este trekking a los dos anteriores de la Caldera de Taburiente y los Volcanes en solo una semana, así que la descartamos. Espinita clavada…
En su lugar, hicimos la ruta del Cubo de la Galga, una caminata mucho más sencilla que la anterior, circular, de 11 kilómetros, por terreno más uniforme. Sigues disfrutando de la belleza de la laurisilva pero no requiere de tanta resistencia física. Una opción con una estupenda relación de esfuerzo versus resultado.
La laurisilva es un tipo de bosque nuboso, propio de lugares húmedos, cálidos y sin grandes variaciones estacionales, formado por altos árboles perennes cuyas hojas se parecen a las del laurel (su nombre viene de esto precisamente). Se trata de un ecosistema exuberante, frondoso, con gran diversidad de especies, pero también frágil frente a las agresiones externas. De ahí la importancia y lo llamativo de la laurisilva bien conservada, como ésta de La Palma o la que ya conocimos en el Parque Nacional de Garajonay en La Gomera.
Debes visitar la meta de la ruta de los Volcanes incluso si no recorres este sendero. La punta más al sur de La Palma presenta un paisaje muy peculiar: la tierra oscura procedente de la actividad volcánica en contraste con el azul del mar, el perfil de los cráteres y volcanes de fondo, las playas de arena negra, las fincas de plataneras, los cultivos de vid… Y, de remate, un faro y unas fotogénicas salinas. ¿Quién da más?
En realidad hay dos faros: uno de principios del siglo XX que se vio afectado por la erupción del volcán Teneguía en 1971, lo que hizo necesaria la construcción del segundo faro más moderno, justo al lado. Si puedes, mejor visita Fuencaliente al atardecer. Y no olvides llevarte “Sal de Teneguía”, la marca con que comercializan la de estas salinas.
¡Agárrate que vienen curvas! Primero, con la empinadísima carretera de acceso (cuidado conduciendo aquí) y, segundo, con este original enclave, de los más sorprendentes que hemos visto nunca. “Porís” o “proís” es el término con el que se conoce al raque donde se amarran las barcas; en La Palma también sirve para denominar a un puerto natural.
Así que Porís o Proís de Candelaria era inicialmente eso: una enorme cueva en el alto acantilado de la costa occidental palmera, a 4 kilómetros de Tijarafe, que servía de puerto para mercancías y población. Con el tiempo, su uso como puerto ha decaído y se ha reconvertido en un pequeño y original retiro vacacional: los locales han construido pequeñas casas, literalmente encajadas en la roca, que emplean como segundas residencias de fines de semana y veraneo. El resultado es tan impactante como fotogénico. Y si no nos crees, echa un vistazo a nuestro post dedicado a Porís de Candelaria.
Aunque la naturaleza y los encantadores pueblos de La Palma se llevan todo el protagonismo, merece la pena también dedicar al menos una mañana o una tarde a su capital. Santa Cruz de La Palma es Bien de Interés Cultural por su rico patrimonio artístico en arquitectura renacentista, barroca y neoclásica. La plaza de España, con la iglesia de El Salvador y el Ayuntamiento. Los balcones típicos de la arquitectura canaria, llenos de flores, en la Avenida Marítima. La céntrica calle O’Daly, con casas tradicionales reconvertidas en comercios y bares. O el castillo de Santa Catalina, único remanente del sistema defensivo militar de la ciudad. Si prefieres recorrer Santa Cruz con guía y explicaciones, apúntate a este tour
El nombre de la principal calle comercial de Santa Cruz viene del irlandés Dionisio O’Daly, un comerciante que, junto a otros burgueses de la capital, propició la caída del gobierno local de los regidores perpetuos en 1.773. Esto dio paso a un proceso de sufragio bienal para elegir a estos cargos, el primero del Estado español.
La gastronomía palmera saca partido, de una forma sencilla, de los principales productos de que dispone la isla: verduras, almendras, quesos de cabra, pescados, plátanos, mangos, aguacate, miel, vinos… Un viaje a La Palma no está completo sin probar sus principales platos, así que toma nota:
Y si quieres saber más sobre estos deliciosos platos y, sobre todo, los mejores restaurantes para probarlos, no te pierdas nuestro post sobre la gastronomía en La Palma.
La Palma no conoce el turismo de masas. Existen pocos hoteles grandes y la mayoría de alojamientos son casas o apartamentos de alquiler. Los alemanes suponen el grueso de sus visitantes (algunos incluso ya residen allí). A pesar de que la visitamos en un momento en que los viajes son limitados en general, por el coronavirus, nuestra sensación fue que en época “normal” tampoco debe de recibir tantos turistas como otras islas canarias. El hecho de que toda la isla sea Reserva de la Biosfera y una amplia parte de ella, Parque Nacional, también es garantía, esperamos, de que se siga manteniendo como un destino sostenible.
Aunque exprimimos al máximo nuestra semana en La Palma, por cuestiones de agenda o por cuestiones meteorológicas, hubo varias experiencias que no pudimos vivir pero que formarían parte también de esas cien por cien recomendables.
La Palma fue la primera reserva Starlight del mundo debido a su escasa contaminación lumínica. Por ello es un destino ideal para ver estrellas, planetas, galaxias, nebulosas… Por esto el Observatorio de Roque de Los Muchachos es uno de los mejores lugares del mundo para el estudio del cielo y generalmente admiten visitas (estaban suspendidas por COVID cuando fuimos). Pero hay más miradores astronómicos repartidos por toda la isla a los que puedes acceder libremente y también varias empresas acreditadas realizan actividades guiadas de observación de estrellas, como Isla Bonita Tours. Lástima que el mal tiempo no nos permitió disfrutar de los cielos de La Palma…
Si bien La Palma no es un destino playero, es una isla al fin y al cabo, con lo que su costa no puede ser ignorada. Las piscinas naturales que forma el mar en varios puntos de la misma nos parecieron una belleza. El Charco Azul, al noreste, La Fajana, al norte o Echentive en Fuencaliente, al sur, son las más bonitas. Las playas de Nogales o El Remo también nos parecieron una maravilla. Sin embargo, no pudimos bañarnos en ninguno de estos puntos de la costa ni disfrutarlos debidamente. Bien porque la lluvia hizo acto de presencia, bien porque quedaban pocos minutos de sol cuando llegamos, bien porque el horario de acceso está limitado fuera del verano y fuimos sin saberlo.
Las erupciones volcánicas no solo han marcado el paisaje “visible” de La Palma, sino también el “invisible” bajo el mar. Una parte de la isla es incluso Reserva Marina. Formaciones de lava, cuevas, arcos y grietas componen unos de los mejores fondos marinos del mundo. Además la temperatura siempre cálida del agua así como una alta visibilidad de hasta 50 metros permiten disfrutar de las inmersiones submarinas todo el año. De momento solo hemos practicado snorkel en otros destinos, nos habría encantado estrenarnos con el buceo en La Palma, pero tendremos que dejarlo para una próxima vez (porque sabemos que la habrá).
Me maravilla ésta isla y todas las islas canarias.
Yo recomiendo ver este sitio https://viajaracanarias.es explica muchas cosas, sitios y actividades que ver y realizar en todas las islas canarias.
Un saludo a todos y Feliz Navidad.
Muchas gracias por la apor, Yolanda!
Hermoso lugar, yo tengo un grupo de fotografía donde hacemos viajes fotográficos organizados y hemos visitados muchos lugares hermosos, nuestro próximo viaje será para las islas canarias y espero obtener espectaculares fotos.
Hola Kate. Gracias por leernos y por tu comentario. Esperamos que ese próximo viaje vaya fenomenal 😉